Estimados alumnos. Las clases se reanudan en el horario habitual, lunes 3º, sala 414, Facultad de Ciencias.
La profesora
miércoles, 31 de octubre de 2012
viernes, 26 de octubre de 2012
CALENDARIZACIÓN TÉRMINO DE CURSO Y MATERIA PRUEBA TERCERA UNIDAD
Miércoles 7 de noviembre, a las 14.30 hrs, en el Auditorio de la Facultad de Ciencias Naturales, Taller Prevención Abuso sexual infantil: La mirada del cine.
Por error, invité al curso para este miércoles 31 de octubre. Es el 7 de noviembre.
favor, avisar al curso que asistió a clases hoy lunes 20 de octubre.
Muchas gracias
Estimados alumnos, volvemos a nuestro horario habitual: lunes 3º, sala 414, 4º piso, Facultad de Ciencias.
Por error, invité al curso para este miércoles 31 de octubre. Es el 7 de noviembre.
favor, avisar al curso que asistió a clases hoy lunes 20 de octubre.
Muchas gracias
Estimados alumnos, volvemos a nuestro horario habitual: lunes 3º, sala 414, 4º piso, Facultad de Ciencias.
Ante recientes consultas, las "Instrucciones para el trabajo en terreno" se encuentran publicadas en este mismo blog (Entradas Antiguas), desde el 17 de agosto de 2012. Encontrarás el formato de presentación para cada tarea que has debido hacer.
Calendarización:
12 y 13 de Noviembre:
- Presentación de los proyectos en terreno, por equipos, en sala de clases. Se confirma la Evaluación de la Unidad II del curso.. Previamente el alumno ha cumplido con las exigencias de esta actividad y ha sido evaluado por la profesora Srta. Rosa Gómez
- Rinden prueba los alumnos que no la hicieron (Unidad I)
- Entregan de Trabajo, alumnos en situación especial (Los que no hicieron el trabajo en terreno, autorizados por las profesoras)
26 y 27 noviembre:
Prueba. Evaluación Unidad III. El alumno debe presentarse en el período que le corresponde, según sección.
Lunes 3º, sala 414, 11.10 hrs, Facultad Ciencias, Sección 02
Lunes 5º, 14.20 hrs, Facultad Ciencias, Sección 03
Martes 2º, 09.35 hrs., Casa central, Sección 01
Lunes 3º, sala 414, 11.10 hrs, Facultad Ciencias, Sección 02
Lunes 5º, 14.20 hrs, Facultad Ciencias, Sección 03
Martes 2º, 09.35 hrs., Casa central, Sección 01
3 y 4 de diciembre: Resultado de evaluaciones del curso.
10 y 11 de diciembre: Prueba Especial (Alumnos con nota 3.5 a 3.9, de término de curso)
Contenidos relevantes a ser evaluados en la Prueba:
1. Perspectiva Epistemológica de la Educación.
1.1 ¿Formar para la sociedad del conocimiento o formar para la sociedad del saber?
1.2 Tres actitudes ante la realidad: Filosófica, Ideológica, Doctrinaria.
1.3 Dimensiones del Saber: saber discernir - saber definir - saber entender
1.4 Confusiones que desorientan la vida intelectual: Positivismo, Historicismo, Pragmatismo.
1.5 Formas de Saber: saber actuar, saber hacer algo, saber descubrir
1.6 El saber pedagógico: Perspectiva Ontológica; Antropológica; Ética.
2. Perspectiva
Antropológica de la
Educación.
2.1 El ser humano,
una realidad unipluridimensional: Educación de la corporalidad; de la afectividad; de la moralidad;de la sociabilidad;de la intelectualidad; de la esteticidad;de la transtemporalidad; de la transespacialidad;de la religiosidad
2.2 Diversas
concepciones sobre la realidad humana:El hombre, realidad trascendente;El hombre como criatura absolutamente natural;El hombre
estudiado desde sí mismo;El hombre en el mundo.
2.3 Las Fases del Proceso educativo.
3.- Perspectiva Axiológica De La Educación
3.1 Dimensión Moral
Principios de la Educación Moral
Principios de Ética General
3.2. Dimensión Estética o Pedagogía de la Admiración y Belleza
=============La profesora
viernes, 19 de octubre de 2012
MATERIA PRUEBA UNIDAD III
Estimados alumnos. la materia para la Prueba Unidad III, se encuentra en este blog, ir atrás por ENTRADAS ANTIGUAS. Ttambién se encuentra un ejemplar para ser fotocopiado, en la fotocopiadora frente a la Casa Central (lado del "Roma")
Las profesoras
MATERIA PARA LA PRUEBA UNIDAD III
Contenidos relevantes a ser evaluados en la Prueba Unidad III:
1. Perspectiva
Epistemológica de la
Educación.
1.1 ¿Formar para la sociedad del conocimiento o
formar para la sociedad del saber?
1.2 Tres actitudes ante la realidad: Filosófica,
Ideológica, Doctrinaria.
1.3 Dimensiones del Saber: saber discernir - saber definir - saber
entender
1.4 Confusiones que desorientan la vida
intelectual: Positivismo, Historicismo, Pragmatismo.
1.5 Formas de Saber: saber actuar, saber hacer
algo, saber descubrir
1.6 El saber pedagógico: Perspectiva Ontológica;
Antropológica; Ética.
2. Perspectiva Antropológica de la Educación.
2.1 El ser humano, una realidad
unipluridimensional: Educación de la corporalidad; de la afectividad; de la
moralidad; de la sociabilidad; de la intelectualidad; de la esteticidad; de la
transtemporalidad; de la transespacialidad; de la religiosidad
2.2 Diversas concepciones sobre la realidad
humana: El hombre, realidad trascendente; El hombre como criatura absolutamente
natural; El hombre estudiado desde sí mismo; El hombre en el mundo.
2.3 Las Fases del Proceso educativo.
3.- Perspectiva
Axiológica De La Educación
3.1 Dimensión Moral
Principios de la Educación Moral
Principios de Ética
General
3.2. Dimensión
Estética o Pedagogía de la
Admiración y Belleza
Del blog: educadesdelaciencia.blogspot.com
Profesora Lilian Arellano Rodríguez
UNIDAD II: Perspectiva epistemológica, antropológica y
axiológica de la educación.
1. PERSPECTIVA EPISTEMOLÓGICA DE LA EDUCACIÓN
1.1 ¿FORMAR PARA LA SOCIEDAD DEL
CONOCIMIENTO O DEL SABER?
A diferencia de
otras realidades, aprehendemos la realidad como tal, tomamos conciencia de la
realidad-Universo, de su acontecer y de nuestro acontecer en él. El Universo, y nosotros en él, nos aparecen
complejos: plenos en misterios, interrogantes y posibilidades. Nuestra
existencia nos exige tomar decisiones y para ello valorar… ¿Qué puedo hacer;
qué debo hacer; cómo y para qué; cuáles serán las consecuencias; qué es lo
mejor o me guío por las conveniencias, mis gustos; poder y deber
coinciden? Ante todas estas
interrogantes, tenemos dos alternativas: Valoro de cara a la realidad o doy la
espalda a ella: esta decisión, que puede ser realizada en forma más o menos
consciente, decidirá en gran parte nuestros estilos de existencia: ascenderemos
o nos degradaremos. Éxtasis o vértigo, diría Alfonso López Quintás. (Ver texto
en Página Principal) Aciertos, errores, apariencias, mentiras, ocultamiento,
ignorancias, misterios, debilidad, dolor, placer, fortaleza, orden, caos,
transparencia, corrupción, enseñanza, manipulación, fe, desesperación,
esperanza, amor… nos ofrecerán sus potencialidades, sus límites y alcances, que
irán esculpiendo una figura personal más o menos educada.
Dentro de ese juego de
decisiones, aparece una profesión educativa: ser profesor. Profesor,
profesional, derivan del verbo profesar que significa confesar, hacer público.
Profesional es la forma que elegimos, de acuerdo con nuestra vocación de
servicio, de hacernos presente ante los demás.
Así, profesor es el profesional
de profesionales, quien se profesa enseñando a profesarse; para ello debe poner
sus talentos (potencialidades) y saber al servicio de la educación del ser
humano, esto es, debe constituirse en creador de situaciones que ayuden al
autodescubrimiento y realización –recordemos que la educación es autoeducación-
como personas (personeidades), personas únicas (personalidades) y
profesionales. Nuestra misión, entonces,
se dirigirá a personas únicas que, a su vez, elegirán sus propias vías
(saberes) para servir a los demás: artistas, artesanos, técnicos, ingenieros,
científicos, religiosos, militares, empresarios, políticos, economistas,
comunicadores, presentarán sus más propias y preciadas potencialidades; las que
deben aprender a potenciar y realizar, en orden a los valores trascendentes
bien, verdad y belleza… Ninguna vía es mala ni innecesaria; todas ellas potencializan
al ser humano; pero educado es quien pone el poder al servicio del deber. Nuestro reto educativo, por lo tanto, será
descubrir la forma de co-crear situaciones que enseñen a descubrir y cultivar
la creación y a sí mismo, con infinito respeto y equidad.
En el marco de los slogan,
desde hace unos cinco años, en las aulas universitarias y en algunos discursos
y páginas web, resalta una frase: “Debemos formar la sociedad del conocimiento” Mi pregunta es ¿un hombre con muchos
conocimientos es un hombre educado; esto es, a más conocimientos, mejor
educación? Sólo deseo recordarles que un
experto en química fue el creador de la bomba atómica, un hombre con estudios
en Francia y en la entonces Unión Soviética, ordenó la matanza de Tiananmen,
expertos en medicina son empresarios y directores de clínicas de abortos,
expertos en teología abusan de niños y expertos en pedagogía manipulan a
jóvenes… No se trata de que el
conocimiento sea malo; pero sólo son un medio y los medios son neutros; pues es
quien los usa quien decide el destino que les dará. De ahí la importancia de educar y no sólo
informar o instruir. Así, es claro que
no es la sociedad del conocimiento sin más, la que conforma un ideal educativo:
esa sería sólo una sociedad de la información.
La sociedad educativa es formativa; está conformada por quienes conviven
en respeto, colaboración, equidad; esto es, una sociedad de personas que, por
sobre toda erudición, estrategia o habilidad, poseen sabiduría.
Sabio, entonces, no es quien todo
lo conoce sino quien, tal como Sócrates decía, sabe qué no sabe. Sabio es quien ama la verdad, el bien y la
belleza aunque no los posea; pero sabe que existen y respeta y admira todo
aquello que escapa al poder de su razón y capacidades pero que intuye a través
del amor… El sabio es humilde y
agradecido porque vislumbra la grandeza del Universo y sus misterios y porque
agradece su propia creación en ese Universo: Somos y el hecho de ser ya es un
misterio y grandeza que debemos agradecer y cultivar… Es tan poco lo que conocemos… No sé componer
una melodía, no tengo una bella voz, no podré jamás ascender una montaña o
salvar la vida de un enfermo; no cultivaré campos ni cuidaré bosques; tampoco
descubriré un sistemas extrasolares o miraré el fondo marino; no pintaré una
acuarela ni acariciaré a tantos millones de niños que necesitan consuelo pero
que no están a nuestro alcance… Pero, estimados alumnos, seremos educadores y
deberemos entregar nuestros mínimos talentos, conocimientos y habilidades o
competencias, a quienes serán nuestros alumnos para que ellos vayan conformando
un alma sabia, esto es, humilde y noble.
Nuestro ideal es la formación del ser humano y la conformación de una
sociedad del saber; una sociedad donde los hombres convivan en paz, justicia,
colaboración, misericordia y caridad.
En todo caso, la
respuesta la tiene cada uno de ustedes
en su conciencia, como ideal:
¿Una sociedad del conocimiento o una sociedad del saber?¿Vivir
por un ideal o sobrevivir?
¿Mirar la pared o ir
al encuentro de la realidad para descubrir su real belleza, verdad y bien?
En el film Matrix, pueden encontrar la caverna
actual...
(Ver analogía Platón
y Matrix en http://www.youtube.com/watch?v=CqY3XYaR27U)
1.2 TRES ACTITUDES
DEL HOMBRE ANTE LA REALIDAD:
FILOSÓFICA –
IDEOLÓGICA – DOCTRINARIA
La actitud filosófica
La Filosofía no es un
conocimiento hecho; sino un hacer, un constante filosofar. Enseñar filosofía es
enseñar a filosofar, a reflexionar con la mirada puesta en la verdad real; sin
otro compromiso que con la verdadera realidad. Descubrir la realidad de cara a
ella, en el encuentro con ella… ¿Por qué es tan difícil hacer que el niño
descubra la mariposa en la mariposa y luego dialogue con quienes también la han
admirado; antes de hacerlo memorizar páginas de un libro que repite
incansablemente las características de un insecto, más bien dicho, de un
concepto que no es real sino un “ente lógico”, sin movimiento, sin colores, sin
vida ni muerte? Pensar la realidad, amar la realidad, descubrir la realidad,
cultivar la realidad… ¿Si descubriéramos al hombre real, ustedes creen que
sería tan fácil lastimarlo, abandonarlo, humillarlo, asesinarlo? Por ello deduzco que la violencia actual, la
indiferencia de otros, la demagogia o charlatanería pura, sin verdadero
compromiso, surgen con tanta facilidad
de un hombre que nunca se ha encontrado
con nada ni con nadie, ni siquiera
consigo mismo.
Instalados en la realidad, amándola,
intentemos su descubrimiento, intentemos entenderla y enseñarla que enseñar es
tan sólo eso: señalizar hacia ella y enseñar a mirar y admirar. Luego, podremos entrar en diálogo con los
otros caminantes quienes, desde su perspectiva, desde su historia de vida,
también buscan - con la misma honradez intelectual y moral- esa misma verdad
real. Entonces, sellado ese compromiso
de búsqueda, indagación o investigación, los dialogantes podrán entramar sus
ideas, discutirlas, fortalecerlas, rectificarlas y, siempre, enriquecerse en el
encuentro con un tú; pues, aunque diversos, el horizonte real será el mismo.
Por ello, en el filosofar, no
hay enemigos ni cómplices; no hay intento de posesión o de poder sobre el otro;
sino sólo maestros y discípulos; adversarios siempre dialogantes…ni perdedores,
ni ganadores. Sócrates, Platón,
Aristóteles, Tomás de Aquino, Descartes, Heidegger, Ortega y Gasset, Zubiri y
tantos más, nos presentan una diversidad de perspectivas que emergen de
tiempos, historias y mundos distintos
pero todos unidos por una misma vocación, misión e ideal: la búsqueda fervorosa
de la verdad y su enaltecedora enseñanza. Por ello, entre los adversarios hay
respeto y gratitud: hay una mística de la enseñanza y aprendizaje que vinculan
al ser humano con los trascendentes
valores de la belleza, bien y verdad reales.
Por ello, el saber develado también instaura el templo; quien así lo
entienda, respetará por sobre todo su profesión de educador y hará escuela o
universidad.
(Develar: quitar los
velos para descubrir la verdadera realidad, oculta tras las apariencias. Saber
develado es aquel que procura el hombre por sí mismo, haciendo uso de su
entendimiento e instrumentos indagativos.)
La filosofía es un
filosofar: Siendo estudiante de
Filosofía, tuve la oportunidad de tener que estudiar algunos textos de Xavier
Zubiri…Lo interesante, es que después de reflexionar sobre la forma como Zubiri
planteaba, en sus “Lecciones de Filosofía”, el pensamiento de Aristóteles,
Kant, Comte, Bergson, Dilthey, Husserl y Heidegger, dejando claras las
diferencias entre uno y otro con respecto a la visión que cada uno tenía de la
filosofía, concluí que, por sobre toda diferencia, primaba algo mucho más
primordial y común a todo auténtico filósofo: No se trataba de que estos
filósofos discreparan en todo o sostuvieran planteamientos subjetivos o
superficiales sobre su propio quehacer; por el contrario, lo que entonces pude
entender, y hoy reafirmo, es que la filosofía más que un contenido o
conocimiento estático, hecho o cerrado, el cual hubiera que entender y
memorizar para luego repetir y, a lo más, preguntarse si estás o no de acuerdo
con él, es, por sobre todo, un filosofar. Un filosofar, esto es, un quehacer
que emana de una actitud de búsqueda, de descubrimiento; una actitud
intelectual de honesta búsqueda de la verdad por amor a ella; un saber al
estilo socrático: una dedicación, un compromiso, una vocación, un amor. Un
saber humilde que indaga con respeto; que sólo puede asegurar qué es lo que no
sabe y, simultáneamente, una actitud educativa porque insta a un constante afán
de superación, de interrogantes y de diálogo. Sí, pienso que es en este sentido
en el que están de acuerdo todos los filósofos y educadores; aunque luego
difieran en el contenido o camino que realicen para filosofar o educar: Sea el
ser, la vida, los hechos, la realidad, el contenido de la conciencia o la
intuición aquello que motiva al filósofo a pensar, lo que importa, es que la
filosofía es filosofar y el reto es hacerlo y hacerlo bien; saber filosofar…
Desde "El Mundo
de Sofía" y "Sócrates" de Rosellini
Saber pensar... esa el la clave de la
educación; la base de las ciencias, técnicas, artes, justicia.
Saber amar... El verdadero amor es sabio;
pues no puede ser indiferente al amado-a; por el contrario, sólo anhela su
bien. Todos los problemas ecológicos y
sociales; sólo expresan la falta de amor por la vida. Enseñar a amar y a pensar son los grandes
vacíos de la educación. ¿Se puede ser universitario, sin amar el universo? ¿Se
puede ser educador sin amar al ser humano? ¿Se puede ser biólogo sin amar la
vida; físico sin amar el movimientos, las fuerzas y la constante búsqueda del
equilibrio; químico, sin amar las formas, estructuras, cambios de la materia;
matemático, sin amar la proporción, la disciplina, el orden, la música...?
Así, el método filosófico es el camino
que realiza cada cual para encontrarse con la verdad; esto es, con la realidad
que "verdadea" o verdad real. En este sentido, cada camino es único,
porque cada uno debe no sólo recorrerlo sino construir, dirigiendo y haciendo
uso de las herramientas y estrategias necesarias para ello; lo que no es lo
mismo que decir que cada cual tiene su verdad; pues la verdad no depende del
camino ni de quien la indaga; sino que pertenece a la realidad indagada o
cuestionada por el investigador o filósofo. Insistamos una vez más: la verdad
no depende de lo que creamos, pensemos o deseemos; por el contrario; nosotros
debemos buscar la forma adecuada de acceder a la realidad verdadera, haciendo
uso o forjando los caminos y herramientas, instrumentos o estrategias
(técnicas) que respetan la naturaleza de ésta de tal modo descubrirla sin
adulterarla. En la actitud filosófica,
el indagador encuentra su fuerza en la realidad o verdad real: en ella está su
fundamento; pues verdad es lo que la realidad realmente es.
Ahora bien, el objeto de
indagación será siempre “el Universo”
sólo que, por límites humanos, mirado desde una perspectiva. Así, el Universo en cuanto viviente, dará
lugar a la biología; en cuanto compuesto material, a la química; en cuanto
movimiento de la materia, a la física; en cuanto acontecimiento de lo humano, a
la historia; en cuanto realidad a la
filosofía…. Estas perspectivas en la
realidad conforman una unidad real. Por ejemplo, la realidad es realidad de un
ser viviente que, si es de índole personal, trasciende lo material y que, a
pesar de ser afectado –aquí y ahora- por la gravedad, la vida y la muerte,
tiene un origen, misterio y forma de existencia que trascienden estas
perspectivas. Por lo mismo, en cuanto la
filosofía trata de la realidad en cuanto tal, todo científico tiene una filosofía
y, en cuanto todo filosofar implica una actitud ante la realidad, es algo que
acontece en el ser humano, no en la superficie del tener (tener conocimientos)
sino en lo más íntimo de su ser, dando lugar a una actitud desde la que se
vive, una visión y forma de existir, de vivir. En este último sentido, toda
persona tiene una filosofía de vida; sólo que algunas más o menos
fundamentadas, vividas. No puedo dejar de transcribirles unas palabras de
Eugenio D’ Ors:
“La solución correcta de la
tensión filosofía-vida no consiste en rebajar el filosofar al nivel del vivir, sino en elevar la vida a la
filosofía, inscribir ésta en aquella. Si
la meditación filosófica sorda al vivir debe llamarse un desvarío, la hora de
vivir ciega a la filosofía, una vileza.” (Cit. Por H. Zomosa en “Realidad
metaobjetiva y método configurativo de Eugenio D’Ors”, Rev Cruz del Sur, Nº 2
Ed. Univ. Católica de Valpso, 1976. Pág. 131).
También lo decía Bernardo Palissy, en palabras muy queridas y repetidas
por D’Ors: “Y si la agricultura es conducida sin filosofía, ello equivale a
cotidianamente violar la tierra con todas las sustancias que contiene” (Cit.
D’Ors http://revistakatharsis.org/aprendizaje.pdf, pág. 18)
La actitud doctrinaria
Ver Pintura "La Crucifixión" de
Dalí"
Más allá, en el origen y destino de
nuestras existencias y mundos, encontramos, ya no la ignorancia de los límites
del conocimiento develado, investigado, demostrado; sino el misterio que
sobrepasa la razón y busca una respuesta
en la verdad revelada. La verdad
revelada es aquella que se ofrece a quien tiene fe, escucha y asume como verdad
lo que le dice aquella Realidad de Realidades, Creador no creado, sabio y
amante perfecto, creador del universo.
La fe tiene que ver con los misterios, con aquella dimensión del
Universo que nos sobrepasa: ¿Por qué vinimos a la existencia; por qué de esta
forma, en un aquí y ahora precisos? ¿Antes de la vida y después de la muerte,
qué y para qué? La verdad revelada no es
una verdad a la que se tenga acceso desde la razón y desde el laboratorio, pues
las realidades a las que alude son superiores a las que se pueden apreciar en
un tubo de ensayo, captar un microscopio o un telescopio.
Todo ser humano es creyente;
pues creen tanto los que aceptan como los que rechazan la existencia de un Ser
Superior; ya que estos últimos tampoco pueden demostrar su no existencia. El camino de la fe no es un camino contrario
al de la razón, sino distinto; pues ambos –si son honestos- buscan la verdad real. Así,
son muchas las ideas (producto del razonar y la investigación) y las
creencias (producto de la fe) que coinciden… Es más, el hombre de ciencia, si
es honesto, sabe que su filosofía o ciencia tiene límites y que la realidad es
más compleja de lo que puede hoy captar su razón. Tanto quien se inicia en la existencia y el
saber, como quien ya ha recorrido gran parte del camino, se da cuenta que las
preguntas que nos hacemos sobre nuestra esencia, origen y destino o sobre el
sentido último del Universo y de la educación, nos llevan más allá de los
límites de la filosofía y de la ciencia; pues no todo puede ser observado ni
razonado…
Para muchos, la respuesta está
en un Ser Creador, Omnipotente, Amor Supremo, Padre, Salvador… Tal vez le llame
Alá, Buda o, simplemente, “algo superior” o energía espiritual…. ¿Qué importa más: el nombre o la
realidad? En ese Ser, más allá de cómo
lo ideemos, enfrentemos o expresemos,
aparece la Verdad Simple
y Absoluta para quien, desde el misterio de la fe, cree en esa verdad
revelada. Otros, creerán que el Ser
Superior es el azar y la energía. Por
supuesto, estas creencias marcarán nuestra vida; pues somos realidades
re-ligadas (de ahí la palabra re-ligión), es decir, doblemente ligadas a algo
que trasciende la vida, por cuanto el origen de ésta no está en nosotros
mismos, como tampoco nuestra vida termina en ella… La fe, entonces, tiene que
ver con las interrogantes del antes y después de la vida; sus respuestas serán
las que den lugar a los diversos credos o religiones y al sentido mismo de esta
vida que variará según la pensemos como una línea que va del útero al sepulcro
o desde y hacia lo sobrenatural.
Nadie escapa de la fe… ¿Cuál es
nuestro origen? ¿Cuál es nuestro destino? ¿Por qué me fue dado el don de ser
creado? ¿Azar o sentido? ¿Del sepulcro a la tumba o desde Dios a Dios?
¿Determinados por la naturaleza, somos parte de una cadena evolutiva que en
algún momento nos superará o somos un ser que trasciende la naturaleza,
habiendo sido creados a imagen y semejanza del Creador de existencias; tanto en
acto como en potencia?
Fe y razón. Verdad revelada;
verdad develada: Dos caminos para acceder a la verdad real. Creencias e ideas;
confesión y demostración. La fuerza de
la fe está en el acto de creer, lo contrario a ella será la duda que emana de
la razón o de los sentidos, debilitando la creencia. Esto no implica que no se pueda pensar lo
creído; pues esa es precisamente la misión de disciplinas filosóficas como la
teología o estudio sobre Dios; pero en este caso, no se trata de credos ni de
fe, sino de ideas y razones.
Ciencia, arte y fe se cruzan en los
caminos de búsqueda.
"Contacto", una muy
excelente película de ciencia ficción (no de fantasía) que expresa las ideas
que el licenciado en arte, astrónomo y doctor en astrofísica Carl Sagan se
hiciera del universo y expusiera en forma novelada. Junto al director cinematográfico Robert
Zemeckis, Carl Sagan supervisó la correcta exposición de su pensamiento.
Ante la diversidad de credos,
el respeto es la actitud propia del educador. Respeto y tolerancia se ponen a
prueba ante quienes tienen un credo distinto, con un solo límite: Es respetable
toda idea y credo que no atenta contra la dignidad de ser. Por mi parte, tengo
un pensamiento que siempre lo transmito: Toda fe que saca a luz lo mejor de ti,
es válida.
Credo, ideario e ideología se
presentarán como alternativas, en un juego que variará según el sentido que
demos a nuestra existencia y, en ella, a nuestra profesión. ¿Cuál es la actitud
correcta que debe conservar quien se dice educador de niños, adolescentes,
jóvenes o adultos; teniendo presente que el profesor, como todo ser humano,
tendrá sus propias creencias, tal vez simpatías o militancias ideológicas e
idearios? Lo importante es tener clara
la diferencia entre una y otra actitud, sus alcances y límites y nuestro deber
educativo ante ellas.
La actitud ideológica
Mientras la doctrina es una
cuestión de fe que, por lo mismo, trata de los misterios de la vida que por su
sobrenaturaleza escapan a la aprehensión científica; la ideología trata de
ignorancias superables, con el avance de la ciencia y de la tecnología o con la
indagación propia y adecuada. Sin embargo, atendiendo a nuestros límites, no
podemos tener una actitud científico-filosófica ante todo; de ahí que nos
hacemos cargo y encargamos profesionalmente de una dimensión de la realidad,
dejando el resto a cargo de otros profesionales o expertos. Así, vamos al
médico para que nos diga qué nos pasa y luego, confiando en él, aceptar sus
recomendaciones como verdaderas y/o convenientes. Lo mismo, cuando recurrimos al electricista
para que nos diga cómo hacer o arreglar aquel artefacto, al constructor civil
para que nos informe sobre la calidad de tal suelo, al economista para que nos
diga cómo se superará la pobreza, al juez para que nos diga cuál es el justo
veredicto respecto tal o cual caso o al
político para que nos anuncie cuál será la mejor forma de gobernar un país,...
etc. En todos estos casos, no estamos indagando la verdad a partir de un
estudio directo de ella, ni tampoco pronunciándonos sobre misterios
sobrenaturales; sino que interrogamos a otros sobre cuáles son sus formas de
interpretar o entender la realidad.
Estamos moviéndonos en un ámbito ideológico, dependiendo de la
honestidad del ideólogo, donde el riesgo del engaño es claro: dependemos de la
moral, conocimientos y actitudes de otros... que podrían sólo intentar
convencernos y hacer aparecer como verosímil algo que no es verdad pero que al
ideólogo le conviene que “creamos”: El médico podría operarnos sin ser
necesario, el electricista podría decirnos que el computador tiene la tarjeta
madre dañada, el político ser sólo un simpático demagogo…
"Gracias por
fumar": El ideólogo en acción
La fuerza de una
ideología está no en la verdad real sino en la idea propagada, en la fuerza de
la mayoría que la milite: Que hoy alguien proponga que la tierra es el centro
del sistema solar, no tendría ninguna fuerza…
Por lo mismo, en el ámbito ideológico, hay seguidores y opositores,
conveniencias e inconveniencias, propaganda y anti propaganda, estrategias de
manipulación para lograr adherentes y derrotar al “enemigo” que es visto como obstáculo
opositor: están los “nosotros” y “los otros”.
No es suficiente la exposición de la verdad, sino el ser convincente,
creíble. Al ideólogo le interesa la
popularidad, pues sin ella no tiene el apoyo de la masa para obtener poder; por
lo cual la idea es simplificada y entregada de forma intencionada al propósito
ideológico.
Mientras en la
actitud científico-filosófica vamos directamente a la realidad para desde ella
hacernos una idea sobre la misma, en la actitud ideológica no indagamos sobre
la realidad sino que preguntamos a otro qué piensa sobre ella: hay un
desarraigo de la realidad. Insisto en
que no podemos ser indagadores de todo; pero es importante saber cuándo estamos
moviéndonos de una u otra forma, para prevenir el error, el engaño. Educativamente, es importante tener presente:
1º La ideología puede
ser objeto de estudio o puede ser objeto de militancia: Ahora bien, las
ideologías respecto ciertas área de la existencia pueden ser filosófica,
histórica o científicamente estudiadas y enseñadas; algo muy distinto es que la
forma de estudiarlas y enseñarlas sea ideológica. En este último caso, nos
encontraríamos en una actitud militante que, como tal, pretendería hacer del
educando un adherente ideológico; lo que es contrario a la educación cuyo
carácter formativo requiere de un educando interrogante, crítico, cuestionador
e indagador y de un educador que crea
las condiciones propicias para ello.
Situación contraria al ideólogo que parte con ideas preconcebidas, con
la finalidad de propagarlas y no ser cuestionado. Demás está decir que para que se dé un
debate de ideologías, que también puede ser interesante educativamente, éste se
debe dar ante un público idóneo que posea autonomía cognoscitiva y moral sobre
el tema a discutir, de tal modo pueda superar las propias simpatías o
conveniencias personales.
2º La manipulación
del hombre a través de medios psicológicos y del lenguaje es el instrumento del
manipulador quien conoce las técnicas y
estrategias de la oratoria y convencimiento.
Lo propio de tales técnicas es su carácter subrepticio (sub-reptar),
esto es, oculto, “bajo cuerda”, de tal modo el manipulado no se da cuenta de
ello. Se trata de hacer creer a la
persona que piensa y toma decisiones con fundamento, cuando en verdad, ha sido
objeto de las diversas estrategias manipuladoras. Sobre este tema, véase el Aula Socrática II:
EDUCACIÓN Y MANIPULACIÓN (Ver artículos en Página Principal)
3º Desafortunadamente, ámbitos que debieran ser eminentemente
filosóficos, creativos, son ideologizantes en la misma medida que se desvincula
al alumno de la realidad a estudiar (que debiera ser sinónimo de indagar). A ello nos referíamos en líneas anteriores, cuando decíamos que al alumno se
le pide que memorice relieves, fórmulas, datos –esto es ideas preconcebidas-
sin haber ido al encuentro de la realidad, situación o problemática real desde
la cual surgieron. Insectarios
(cadáveres) son recolectados y se supone que es para estudiar formas de vida;
páginas llenas de datos deben ser memorizadas sin mayor sentido que la
imposición de un programa y la obtención de una nota; sin embargo, el
científico que llegó al descubrimiento de esas mismas ideas dio su vida entera
a ello. Así, el alumno debe aprender a
desarrollar binomios o trinomios sin saber cuál es su sentido.
Leer y reflexionar “Sobre el estudiar y el
estudiante” de José Ortega y Gasset
http://www.seminariodefilosofiadelderecho.com/Biblioteca/O/estudiar.pdf
Reflexionar sobre la
trayectoria antropológica del hombre actual
http://www.youtube.com/watch?v=rmOV5yIujng
1.3 DIMENSIONES DEL
SABER
Aprehender la realidad, es
propio del ser humano: Nosotros, no sólo nos hallamos entre cosas o usamos de
ellas, sino que las aprehendemos como realidades a contemplar, descubrir o
indagar, cultivar, transformar, imaginar, atesorar y habitar. Es más, y ya lo
dijimos, también ideamos realidades que no son tales sino conceptos que nos
sirven para representarlas o hablar sobre ellas e, incluso, inventamos seres
fantásticos no reales. El animal, a
diferencia nuestra, se halla y vive entre cosas que usa, reconoce y siente, en
la misma medida que le suscitan como meros estímulos y no como realidades que
estimulan. Por lo mismo, el animal
tampoco elabora conceptos, proyectos, ni fantasías; sólo “siente” y reacciona a
esa parte de su hábitat que le llega a modo de impresión-estímulo. Por ello, el
conocimiento que tiene el animal de la realidad es experiencial – sensorial -
estimúlico; lo que le impide el acceso a mundos sólo humanos como lo son: el
mundo moral, artístico, religioso, científico, filosófico y del humor. ¿Cómo
entender nuestros mundos; qué diferencia a uno del otro? Aquí,
sólo haremos un bosquejo de ellos; pues su tratamiento da lugar a una
extensa y compleja disciplina filosófica en la cual, de hecho, estamos ya
instalados desde el inicio de esta UNIDAD II. A esta disciplina, algunos le
llaman filosofía de la ciencia,
epistemología o filosofía del saber.
Saber es saber definir, saber discernir, saber
entender:
La Gran Pregunta
- Stephen Hawking - Parte 1 de 3
http://www.youtube.com/watch?v=XWCYxzMBiAw&feature=related
El ser humano no sólo
vive sino que quiere entender la vida,
el Universo y el origen y destino de ambos
Saber discernir es saber distinguir
entre lo que una realidad “verdaderamente es” y lo que “puede parecernos que
es” (parecernos oro) o “puede aparentar
ser” (el ser humano puede aparentar sentimientos, actitudes, esto es,
intencionalmente engañarnos y aparentar, por ejemplo, ser nuestro amigo). Discernir, sin otro calificativo, es
distinguir entre lo que algo es y lo que parece ser: Así, el amigo dice al otro
“Te engañaron; tu anillo no es de oro porque se puso negro y el oro no se pone
negro; lo sé porque le pasó lo mismo a tal o cual”. Pues bien, aunque su afirmación esta vez sea
cierta, no es un saber discernir; por lo mismo, es muy incierta; sólo alude a
un conocimiento experiencial sin mayor fundamentación científica; del cual
tampoco podrá dar mayor explicación. Saber discernir, en cambio, exige saber
fundamentar la distinción que hemos realizado entre lo que puede parecernos oro
pero realmente no lo es, entre la
persona que aparenta amistad y el verdadero amigo. Así, saber
discernir, en el caso de nuestros ejemplos, requerirá que definamos qué es oro y qué es amistad, de tal modo dar
razones del por qué no debemos confundir apariencia de oro con presencia de
oro; apariencia de amistad con amigo presente. En otras palabras, el saber
discernir nos exigirá saber definir; pues sólo así, podremos demostrar y
explicar la diferencia entre la realidad
verdadera y la aparente verdad, esto es, la falsedad.
"Primavera, verano, otoño, invierno...y
otra vez primavera"
http://www.youtube.com/watch?v=VF0gvkogaR8
Saber definir: Cuando somos capaces
de definir no sólo discernimos una cosa de su apariencia, lo que es de lo que
no es, sino que, además, circunscribimos con precisión el perfil de esa
realidad, su esencia o los atributos que la identifican como tal; pues definir
implica explicitar o explicar los atributos propios de una realidad; su
contenido y estructura fundamental.
Entonces, si tenemos la definición de oro y de amistad, podremos afirmar
que la realidad que nos parecía oro, no lo es porque no posee los atributos del
oro y la que aparentaba amistad tampoco posee los atributos de la amistad. Peo
el saber discernir nos exige aún más; pues hasta aquí sólo estaríamos en
condiciones de afirmar qué es lo que esas realidades que aparentan ser oro o
amistad no son: Podemos afirmar no es oro, no es amistad ¿pero, entonces, qué
son?. Tomemos el caso del oro: si esa
realidad, que nos parecía oro por su
aspecto, no lo es ¿cuáles son, entonces, sus verdaderos atributos; qué realmente
es? Análogamente, en el caso del falso y aparente amigo, ¿qué atributos existen
en él que no son los propios de un amigo y, por lo mismo, qué es? En el caso
del oro, podríamos decir que lo que esa realidad sí posee y la define son los
atributos del aluminio puro el cual hoy se trabaja con rayo laser, otorgándole
una apariencia de oro. Sin embargo,
quien sabe discernir y sabe definir no los confundirá y sabrá discernir entre
oro y aluminio puro trabajado con laser.
Análogamente, en el caso de quien aparenta amistad y ya sabemos que no
es tal, pues no posee los atributos de la amistad (el amor generoso y
desinteresado), indagaremos qué es y descubriremos que se trata no de un amigo
sino de un adulador que se define por su egoísmo y uso de la persona que adula;
pues sólo la alaba para obtener su confianza y, consecuentemente, los beneficios
que sí le interesan: ascenso social, económico, placer sexual, fama, etc.
Podemos entonces
concluir que saber discernir implica saber definir.
Saber entender: Pero saber implica
más que discernir y definir. Saber es poder razón del “por qué” y del “para
qué” de tal o cual realidad y su situación real. El saber entender es el saber
de las causas y principios del ser de una realidad; en respecto consigo, con su
origen y con las otras realidades. En este nivel de saber, nuestro
entendimiento inquiere por las raíces y sentido de la realidad y de su
actuar. Estamos en un nivel de
profundidad que nos lleva a indagar los fundamentos del ser real: su esencia y
existencia. Quien se mueve en este nivel
de saber, puede explicitar la necesidad (causas determinantes) y condicionantes
(influencias) que explican por qué las realidades son o actúan como son y, por
tanto, del por qué no son de otro modo.
Entender, por ejemplo, por qué existe la amistad, cuál es el sentido de
ella en la vida del hombre, por qué tal persona es un gran amigo o sólo simula
serlo; cuál es la actitud, actos y obras que ejerce y cómo incide en sí mismo y
en otras realidades con las cuales crea ámbitos. En fin,
en este nivel de saber como entendimiento, el ser humano busca las
razones primeras y últimas de todo, del Universo y de su propia existencia en
él. No olvidemos que el Universo es el constructo de realidades; por lo cual,
no es posible entender una realidad aislándola del todo: El saber es
sistemático. Saber algo es saberlo sistemáticamente, en su comunidad con todo y
con el todo.
Ahora bien, si el saber, a nivel de
entendimiento es sistemático, el pensamiento debe ir más allá de silogismos o
pensamientos deductivos que se caracterizan por ser lineales, es decir,
estudian las partes o la realidad como si existieran separadas del todo y
yuxtapuestas (una al lado de la otra): El aparato locomotor, el aparato
circulatorio, el aparato digestivo, la afectividad… etc., olvidándose que ellos
no son entes aislados ni abstractos, sino que conforman un todo que es lo único
real. Es lo que tratan de expresar los médicos cuando dicen: “No existe la
enfermedad sino el enfermo” y explican que un enfermo puede tener mayor daño
orgánico que otro pero, dependiendo del sentido que tenga en su vida esa
enfermedad, puede sentirse más o menos enfermo, superar o no la enfermedad.
Así, mientras el conocimiento o instrucción es lineal y deductiva, el saber es
analéctico (no lineal, es decir, no parcelado) sino integral y transobjetivo
(Ver Aula Socrática: “Hacia un estilo integral de pensar”).
Saber entender nos lleva al
reto educativo de enseñar a educir o discernir comprensivamente,
jerárquicamente; pues que la realidad sea íntegra no significa que la vista,
por ejemplo, tenga la misma importancia que las manos o el oído; es más, la
importancia de cada uno de estos dependerá de si hablamos de un pianista, de un
pintor, una modista o de un asesino. Saber entender, es saber explicitar el
sentido de cada realidad situada y esencialmente, en su mundo y en el Universo,
su por qué, cómo y para qué, su ser integral y su valor en el todo. Saber entender implica saber definir,
discernir, valorar, comprender.
Primavera, verano,
otoño... (Otra lección de vida)
http://www.youtube.com/watch?v=VELLO6PeSE0&feature=related
Observación: Ahora bien, no toda realidad es accesible
del mismo modo. Para entender el ser y comportamiento del hidrógeno requiero
acceder a él de distinta forma que para entender el ser y comportamiento de
aquel niño. A la forma de acceso a las realidades hasta llegar a su
entendimiento, llamamos método. En este sentido, debemos tener presente que
saber es atenerse modestamente a la realidad y que el método es riguroso sólo
si es el adecuado para llevarnos al encuentro y descubrimiento de la realidad.
Las realidades personales, requieren de un distinto método que las realidades
materiales, si queremos entenderlas como tales. Por ello, considerando la
complejidad de la realidad, al menos para nuestro entendimiento, la sabiduría
no es simplemente un modo lógico de conocimiento, sino una
"disposición", “vocación”, “actitud” y “dedicación” de respetuoso
encuentro con la infinita realidad.
1.4 CONFUSIONES QUE DESORIENTAN LA VIDA INTELECTUAL
El hombre actual corre entre las cosas;
sin tener tiempo para detenerse ante ellas ni ante nadie; tampoco ante sí
mismo. Ad-mirar la perfección de un ser, requiere de un espíritu en paz, capaz
de amar, esto es, capaz de ir al encuentro de una realidad y acogerla sin otro
propósito que gozar de su presencia, del despliegue de su ser. Amar, entender, requieren de un ser capaz de
dar de sí mismo, dedicarse a… y no ser un mero y compulsivo usuario de
realidades que, sólo desea dominarlas, para sacar provecho, poder. Se supone que quienes se al saber, en
cualquiera de sus formas, son personas amantes del universo que, por ese mismo
amor, desean descubrirlo para cooperar con su cultivo. Pero, desgraciadamente, no es así. El hombre hace proyectos y ellos son
reducidos a intereses utilitarios: dinero, poder social, político, económico,
sexual...; en fin, poder. El afán de
poder es simbolizado con el signo dinero: Se apoyan sólo las investigaciones
por las que entran divisas; se valoran las profesionales por el estatus
económico social al que dan acceso; los artistas popularizan el arte para
hacerlo vendible, los medios de comunicación vulgarizan el lenguaje, los
programas académicos exigen bibliografía sólo de los últimos años y no para
estar actualizados respecto de los avances sino porque se rebajan sus
contenidos a generalidades o datos del momento; por lo tanto, rápidamente
cambiables; lo esencial y fundamental es dejado de lado, por lo cual ya no
interesa el saber de los principios; las relaciones afectivas se saben
superficiales e inseguras, por lo que se evitan los compromisos y los “para
siempre”, se cambian por los “hasta que dure”…
Toda esta situación, surge de tres desviaciones que corroen la vida del
intelectual: positivismo, historicismo y pragmatismo.
Positivismo o materialismo metodológico:
La búsqueda de la verdad exige saber acercarse a la realidad interrogada. Si el método o técnicas elegidos para este
acercamiento, no son adecuados a la naturaleza de esa realidad, la verdad real
quedará oculta al entendimiento. A veces,
obsesionado el científico por la perfección del método en sí mismo, hará uso de
él, aunque ello signifique que desfigurará la realidad... No es la realidad la
que debe adaptarse al método de indagación sobre ella, sino el método debe ser
el adecuado a ella. El mejor de los
microscopios no te sirve para descubrir el temor de alguien, como tampoco te
sirve medir la magnitud del llanto para saber de su pena.
Precisamente, una de las confusiones más
comunes es creer el saber científico se define por el método que utiliza y no
por la perspectiva desde a cual investiga el universo y por la profundidad de
su conocimiento. El positivismo o
materialismo metodológico es ejemplo de esta confusión: Reduce la realidad y la
ciencia sólo al estudio de lo “observable, cuantificable, experimentable”,
porque es lo único que con ese método puede “capturar” o “dominar” y ello es lo material. (También es llamado
positivismo, pues “possitum”, en latín, significa: hecho o dato observable).
Historicismo o relativismo: El
científico confunde la realidad –por lo tanto, la verdad real- con el
conocimiento que él tiene de ella o con la perspectiva desde la cual la mira.
Cuando el paciente va al oftalmólogo y el médico examina sus ojos, si se trata
de un buen profesional, estará consciente de que su mirada estará captando tan
sólo un aspecto orgánico y que su indicación “Usted quedará ciego”, tendrá
distinto alcance para esa persona; dependiendo de su historia personal y
familiar, profesional y laboral, edad y estado integral de salud, situación
económica, reciedumbre moral y religiosa…
Saber que estamos observando un aspecto de la realidad; ya que cada
realidad es un todo; evitará que caigamos en la confusión propia del
relativismo que afirma “la verdad depende de cada cual” o “todo depende del
cristal con que se mire”. La verdad real
no depende de cada cual, pertenece a la realidad; distinto es decir que sólo
conocemos un aspecto de ella o que “creíamos” que algo era verdad pero, precisamente
la realidad, se encargó de demostrarnos la “falsedad de nuestro
pensamiento”. A esta confusión se le
llama historicismo porque el científico confunde la realidad verdadera con la
historia de sus aciertos y errores que son “relativos” a sus propios límites.
Pragmatismo o utilitarismo: Prágmata
significa “cosa, útil”; el pragmatista confunde valor con utilidad; pues para
él sólo es valioso lo que le sirve para algo.
Tengamos presente que valor es la real perfección de ser de algo y que
nosotros podemos, además, elevar al rango de valioso ciertas realidades que
personalizamos. Así, por ejemplo, el
escritorio en que escribía sus poemas Gabriela Mistral o una blusa que fuera de
ella, hoy son “piezas de un museo nacional.
Como tales, no pueden ser usadas sino sólo contempladas. En cuanto las personas son tales, no pueden
ser consideradas cosas, esto es, medios que son para obtener algo que es
superior al medio. Un lapicero es un
medio que sirve para escribir; lo importante es
la finalidad del medio: escribir.
Si el lápiz no escribe, lo desechamos o vemos que otra utilidad podemos
darle pues, por sí mismo, no lo consideramos.
Una persona puede prestar muchos servicios a una comunidad; sufre una
enfermedad que le impide seguir colaborando; por el contrario, debe ser ella
ahora atendida. Con la persona, no
podemos tener la misma mirada que con el lápiz: si no es útil, se la bota. El utilitarista, sin embargo, sólo da valor a lo útil; por ello, no
considera la búsqueda del saber por sí mismo, sino sólo en cuanto reporta
beneficios también útiles.
1.5 FORMAS DE SABER
De acuerdo con el descubrimiento
y/o realización de los valores -bien moral, belleza, verdad - y la búsqueda o
cultivo, en orden a una mayor utilidad o provecho de la naturaleza, el saber
puede ser: saber actuar, saber obrar o
hacer algo y saber descubrir.
Saber actuar dice relación
directa con nuestro ser en cuanto orienta nuestras decisiones de vida. A
diferencia de nuestra esencia, nuestra existencia no está hecha; debemos
decidir en cada segundo el cómo existirla, realizarla. Tomar una decisión correcta no es fácil; pues
podría ser una elección conveniente pero injusta, correcta pero no prudente,
correcta pero que atenta contra un bien mayor, un bien común o un Bien
Final… El saber actuar dice relación
directa con el saber moral, dando lugar a una disciplina filosófica que
llamamos ética. Sólo el ser humano es un
ser moral que, por lo mismo, puede actuar contrariamente a la moral, esto es,
inmoralmente. El animal no es moral ni inmoral sino amoral; el hecho de no ser
consciente de sus actos, de no tener otras opciones que las que determina su
naturaleza y hábitat, le exime de hacerse responsable de sus actos.
El saber ético o saber de la moral,
tiene que ver con el saber discernir entre el verdadero bien y el aparente bien
o mal, el saber de las virtudes, principios generales que rigen los actos,
calificándolos de buenos, menos malo, más malo o perversos, la casuística que
estudia los atenuantes y agravantes, el mérito o inocencia, la deontología o
ética profesional que estudia los deberes propios de cada profesional.
Saber hacer algo es el saber del
tecnólogo que nos dice cuáles son los principios que explican el cómo funcionan
las realidades, de tal modo poder perfeccionarlas, transformarlas, inventar
instrumentales u otras realidades que, en forma natural, no se habrían dado de
la misma forma.
No es lo mismo saber hacer algo que
“hacer algo”. El obrero u operario “hace algo”, por ejemplo, arma un auto, de
acuerdo con las indicaciones que se le entrega, pero no sabe los principios de su quehacer: el
qué, para qué, cómo y por qué de cada pieza y sus funciones. Quien sabe hacer algo es el técnico. Ahora bien, en este saber interesa no sólo el
saber hacer sino la obra producida o creada: la perfección del saber y la
perfección de la obra. Si la finalidad de la obra es ser útil, hablamos de
saber técnico y a la obra damos el nombre de producto, medio, instrumento. Si
el ingenio de quien tiene el saber hacer técnico es tal, que no sólo entiende
los principios de su quehacer sino que es capaz de inventar o crear un producto
o mejorar otro, hablamos de ingeniero. Si la obra es fabricada en serie,
hablamos de producción industrial y, si se elabora un objeto que sea útil y, al
mismo tiempo, guste, se emplea el término “bonito-a”: un vestido bonito, un
vaso bonito, un ornamental bonito, una artesanía. Si el saber hacer tiene como finalidad la
creación de una obra única, que exprese belleza y no utilidad y que, además,
exprese el estilo, ideas, sentimientos de un momento también único en la
biografía del artista, estamos ante la llamada obra de arte y a ese saber le
llamamos “saber artístico.
Saber descubrir es el saber del
filósofo - científico; implica un saber indagar, esto es un saber descubrir que
permita discernir, definir y entender la verdad real o situación real que se
indaga. Dado que la verdad es real,
pertenece a la realidad, la verdad no se inventa: se descubre y luego,
demuestra. Demostrar la verdad es dar
razones, fundamentos, del por qué necesariamente algo es tal como es.
Complementar con el
artículo “¿Qué es investigar?” de Xavier Zubiri
(Cf.
http://www.zubiri.org/general/xzreview/2005/pdf/zubiri_2005.pdf )
1.6 EL SABER PEDAGÓGICO
Perspectiva
pedagógica: En cuanto la educación implica la realización de procesos,
acciones, organización, formalización y legalización de los mismos a niveles no
sólo personales o interpersonales, sino de grandes comunidades (país, ciudad,
relaciones internacionales, etc.) surge el profesional de la educación que
acredita un saber educativo y pedagógico, esto es, un saber investigar, crear,
organizar, enseñar y evaluar situaciones, acciones, procesos, recursos, obras y
políticas educativas de diverso alcance o impacto y de diversa índole o especialización
(Pedagogía en Educación Parvularia o Pedagogía en diversas artes, ciencias o
tecnología, Educación diferencial, Educación Básica, Educación Adultos, etc.)
El saber pedagógico
se sustenta en el saber de la educación: La educación es una dimensión real
(perfeccionamiento voluntario) que caracteriza la existencia humana; el saber
de la educación es el saber descubrir la educación, con el propósito de
entenderla como acción, proceso, cualidad. La relación, por lo tanto, que
existe entre saber de la educación y educación, es análoga a la que hay entre
biología y vida, historia y acontecimiento, física y movimiento, química y
materia. Por lo tanto, la educación es
un momento real que caracteriza realmente a una persona X y el saber de la educación es entendimiento
que tenemos de ella. El saber
pedagógico, en cambio, pertenece al saber hacer algo; en este caso: educar.
Ahora bien, dado que la educación es autoeducación, el pedagogo se especializa
en crear situaciones educativas que insten al educando a iniciar y desarrollar
su procesos educativos. A esta capacidad
de crear ámbitos educativos le llamamos “enseñar” o “educatividad”.
Cuando explicamos el saber hacer algo,
distinguimos el saber hacer algo útil, y le llamamos saber técnico, y el saber
hacer obras bellas, a lo que llamamos saber de las artes; antes, hablamos del
saber actuar bien o saber moral y, por último, del saber descubrir o saber de
la filosofía, las ciencias. Ahora bien,
el saber pedagógico se sustenta en el saber descubrir que, en este caso, es el
saber sobre la educación. En cuanto
saber pedagógico es un saber crear situaciones educativas pero –no para hacer
directamente una obra útil o bella como lo hace el constructor de puentes o el
músico, que actúan directamente sobre la materia a transformar de acuerdo con
su plan, material y competencias profesionales.
Así, si el constructor es competente, los planos, suelo y el material
son de buena calidad, podemos asegurar
la calidad de la obra. En el caso del
saber pedagógico, dado que la educación es algo que ocurre voluntariamente y en
lo más íntimo de nuestro ser, la causa o determinante de nuestra calidad
personal es cada cual. Estrictamente
hablando: cada uno es educador de sí mismo; por lo cual, el pedagogo lo que
hace es “enseñar”, esto es, llevar al aula situaciones que “señaliza” para que el alumno se detenga ante
ellas, vaya a su encuentro, las indague,
evalúe. El pedagogo, quien debe conocer
a sus educandos, su mundo, anhelos, proyectos, temores, creencias, ideas… debe
llevar ante él la realidad a indagar y enseñarle a hacerlo; entregarle un
lenguaje para que pueda pensar, comunicarse, dialogar; enseñarle métodos
(caminos) y estrategias (técnicas, instrumentos) para que pueda adentrarse en
esa realidad; darle los tiempos e instancias para la re-flexión, esto es, para
volverse sobre sí mismo y evaluar el sentido que tiene el descubrimiento que
está haciendo, tanto para su propia existencia como para la de los demás… El pedagogo requiere una gran reciedumbre
moral, una sólida formación ética, pues está ante educandos que confían en que
él realmente les enseñará y no manipulará… Un pedagogo inmoral puede deformar
la información, omitiendo aspectos de la misma, desvalorizando lo que a él le
interesa o conviene a través del lenguaje, actitud o mofa; desproporcionando algunos aspectos según su
conveniencia; amedrentando con el uso de reglamentos o la calificación como
poder; haciendo sentir inferior al educando con sus conocimientos; abusando, en
diversos ámbitos, de la inocencia, ignorancia (no por incapacidad sino por años
de estudio y de experiencia) y debilidad del niño o adolescente y/o de sus
apoderados… Nuestra “materia” no es
arcilla ni papel que si echamos a perder. arrojamos a la basura o se borra y
rehace… Trabajamos para guiar almas humanas que llegan a nuestras aulas, cada
vez más solitarias, confundidas, dolidas, agresivas, abandonadas…
Mientras el médico que saber hacer algo
–sanar- puede ver al enfermo ya sano, gracias a sus remedios o intervenciones y
el arquitecto observa el puente que antes fue su plano… el pedagogo y educador
no sabe lo que pasa en el alma de su alumno, pues el alumno, generalmente, se
da cuenta de la importancia del maestro cuando ya han pasado los años, o bien,
no se percata de que la obra del profesor es la humilde pero significativa
enseñanza de la que, probablemente, ni el mismo maestro se dio cuenta; pues no
sólo enseñamos lo que nos proponemos
sino que podemos enseñar con tan sólo un gesto, una palabra, una actitud de
equidad, comprensión, afecto…
"Hoy Empieza
Todo"
http://www.youtube.com/watch?v=VDetObsUksQ
La gran tarea de
educar
Principales
perspectivas del saber que fundamenta el saber pedagógico, para acceder a un
saber entender la educación: Por cuanto la filosofía es el saber de los
fundamentos del saber, en cualquiera de sus formas, el saber pedagógico se
sustenta en tres disciplinas filosóficas: Ontología, antropología y axiología
(ética) de la educación.
Perspectiva Ontológica: Desde esta
perspectiva de saber - saber de la realidad y sus atributos, saber del ser-
saber primero en cuanto es la base de todo otro saber, la educación es
estudiada como una forma voluntaria de perfeccionarse, de confirmar el ser que
somos (nuestra esencia) al ir existiendo. En este sentido, el saber de la
educación requiere tener una perspectiva sobre qué es realidad, qué niveles
ontológicos de realidad existen, cuáles son los atributos de la realidad, cuál
es la estructura de la realidad; pues de la visión ontológica que se postule,
dependerá la visión: a) de ideal de hombre que queramos educar, b) de ideal y
finalidad educativa, c) de la
naturaleza, límites, alcances y formas del saber y del quehacer pedagógicos, d)
de las obras, proyectos e idea de mundo que se postulen, e) respecto la forma,
deberes y derechos que otorguemos a los agentes educativos, f) el alcance y
formas que se otorgue a la educación formal y no formal y g) y directriz
política y económica del sistema educativo y h) moral profesional y ciudadana.
Perspectiva Antropológica: Mirada desde
esta perspectiva, la educación es un atributo del ser humano, que lo
caracteriza como persona más o menos educada. En este sentido, la educación
alude a la actualización de nuestra existencia, de acuerdo con nuestra real
perfección de ser, esto es, con lo que auténticamente (esencialmente) somos. La
educación conmueve nuestra existencia desde el auténtico ser que somos, desde y
en nuestra intimidad. En este sentido, la educación requiere cumplir con el
imperativo “Conócete a ti mismo” y es autoeducación. El profesor educador, es quien debe saber
cómo influir o crear las condiciones necesarias para que la voluntad del
educando despliegue sus potencialidades, en orden a su auténtico auto-
perfeccionamiento y al servicio de su vocación y misión de servicio. Son objeto
de estudio de esta disciplina filosófica: el ser humano en cuanto educador
(como agente educativo) y en cuando educable, esto es, educando. La complejidad de la realidad humana, debido
a su riqueza de ser y a las diversas visiones respecto de su esencia y
existencia, da lugar a diversas formas de entender las dimensiones humanas y
educativas, la finalidad de la existencia y de la educación, el deber y derecho
de los diversos agentes educativos, esto es, familia, iglesia, estado, escuela,
medios de comunicación social, la importancia de los medios educativos y las
formas y modelos educativos.
Perspectiva ética: Mirada la educación
desde una perspectiva ética, es una forma de realización de nuestra existencia,
acorde la asunción de los auténticos valores que, en cuanto realizados por la
persona, pasan a formar parte de su ser, siendo entonces llamados “virtudes”.
Las virtudes morales son actitudes o disposiciones a actuar conforme el bien,
distinguiéndolo del mal y del aparente bien o distinguiendo entre bienes
particulares, bien común, bien final, bienes menores o bienes mayores. Las virtudes morales caracterizarán nuestro
ser como más o menos honesto, bondadoso. La ética es la disciplina filosófica
que estudia y norma la moral. Más amplia
es la llamada axiología (axios= valor) que estudia la relación entre el hombre
y los valores morales, estéticos (referidos a la belleza) e intelectuales
(referidos a la verdad). Dependiendo de
la visión ontológica y antropológica, la visión ética será distinta, lo que
incidirá en lo que se llama la causa ejemplar educativa, esto es, el modelo o
ideal de hombre a formar. Una visión
hedonista de ética, buscará el placer y bienestar por sobre todo otro bien; una
ética del deber pondrá como máximo bien cumplir con el deber, una ética del
consenso buscará acuerdos sociales por mayoría, una ética teológica tendrá como
criterio de actuar correcto su visión de Dios….
En fin, la ética implica un interesante y eterno tema de debate que es
irreconciliable si se da desde una postura ideológica pero que si se da desde
lo que corresponde en este ámbito – desde una actitud filosófica- se pueden
establecer algunas verdades fundamentales sobre las cuales habrá acuerdo no por
consenso de mayorías sino por aceptación de la verdad real.
Estimados alumnos,
alumnas: han elegido un arduo camino pero el más importante de todos: no sólo
hay que poseer los saberes propios de la física, química, matemática,
informática, inglés, biología, artes…. Hay que saber enseñarlos, llevarlos
hasta la sala de clases, provocar el encuentro con la vida, el universo
moviéndose, la música, las fuerzas de la naturaleza, el ser humano, sus
creencias … pero hay que enseñarlos hasta que el ser humano que, aunque por
vocación luego sea un químico, por sobre todo sea una gran persona que admire y
respete al artista y, si es artista lo admire y respete a él y, ambos, admiren
y valoren al barredor de una plaza o universidad: todos somos valiosos, todos
somos seres humanos, todos debemos ser valorados pues todos los seres de buena
voluntad, somos indispensables en el juego de nuestras complejas existencias.
CONCEPTUALIZACIÓN FUNDAMENTAL
Perspectiva Epistemológica
1. Sociedad del
conocimiento y sociedad del saber
2. Misión del
profesor
3. Actitud
filosófica, ideológica y doctrinaria
4. Importancia de la
filosofía como filosofar
5. Qué es investigar
(Artículo Zubiri)
- Positivismo o materialismo
- Historicismo o Relativismo
- Pragmatismo o utilitarismo
6. Problemática del
estudiar y del estudiante (Artículo Ortega)
7. Saber discernir,
saber definir y saber entender
8. Saber actuar,
saber técnico, saber artístico, saber descubrir, saber pedagógico
9. Educación, saber
de la educación y pedagogía
10. Perspectiva
epistemológica
AUTOEVALUACIÓN
1. Sus profesores de
Enseñanza Media, enseñaban las ciencias, con la finalidad de formar ciudadanos
de una sociedad del conocimiento o del saber? Fundamente su respuesta.
2. ¿Algún recuerdo de
un profesor en especial, a quien debiera agradecer sus enseñanzas? ¿Por qué?
3. ¿Como profesor y
frente a su sala de clases, cuáles serían sus principios, respecto su propias
ideologías y creencias y las de sus alumnos?
4. ¿Puede formarse un
educador y científico o técnico, competente, sin necesidad de tener una
formación filosófica?
5. ¿Cuáles son los errores más comunes respecto
a cómo entender el quehacer investigativo?
6. ¿De qué forma hoy
prevalece un pragmatismo, historicismo y positivismo, no sólo en ámbitos
científicos o tecnológicos, sino en ámbitos sociales y educativos?
7. Podría
ejemplificar, una forma de superar el problema del sin sentido con que se
enseñan algunas materias, en el área de su interés?
8. ¿Qué crítica haría
a la forma de enseñar actualmente las ciencias, teniendo presente la diferencia
entre conocer, saber discernir, saber definir y saber entender?
9. La medicina, las
matemáticas, son un saber científico o técnico?
10. ¿Cómo describiría
el perfil de un excelente profesor de su especialidad? Fundamente.
2. PERSPECTIVA
ANTROPOLÓGICA DE LA
EDUCACIÓN
2.1 EL SER HUMANO,
UNA REALIDAD UNIPLURIDIMENSIONAL:
Cuando decimos “yo” amo, estudio,
corro…. Aludimos a un ser único, íntimo, consciente (aunque no siempre) de su
ser y actuar… un ser indivisible, en el que, si distinguimos dimensiones, es en
orden a estudiar la complejidad propia de su riqueza de ser. Así, decir “Estoy afectivamente mal”, no
significa que sólo está afectada esa dimensión, como si se tratara de la pieza
de un rompecabezas que si está defectuosa,
sólo hay que reparar o cambiar por otra, ya que no afecta a las demás,
ni al todo. No estamos compuestos de
partes yuxtapuestas (una al lado de otra) sino que somos un ser unitario que,
según la situación de vida que estamos viviendo, es el aspecto o dimensión que
influye más o menos en lo único real que es el todo. Es a esta indivisibilidad, unidad real, a la
que quiero aludir cuando digo que somos seres “unipluridimensionales”. Por ello, es importante el ambiente
educativo, desde el punto de vista de la comodidad para escuchar, ver,
sentarse, aire, luminosidad… buen trato, afectividad, respeto, lenguaje… forma
de entregar los conocimientos, trabajo colaborativo, salud de los
participantes, capacidad de expresarse y de escuchar…
La antropología de la educación o
estudio del ser humano en cuanto educador, educando y educable, es extensa…
Sólo daremos una visión muy fundamental de algunas direcciones que ustedes
podrán profundizar durante su trayectoria profesional y algunas cuestiones
fundamentales para el saber de la educación y saber pedagógico.
A diferencia de la mera instrucción,
que va dirigida a un aspecto del ser humano, por ejemplo, instrucción en
geometría, la educación es dirigida a la persona misma, por lo cual debe ser
integra. Si hablamos de educar la
corporalidad, por ejemplo, no estamos refiriéndonos al cuerpo como parte, sino
a aquella dimensión humanizada o espiritualizada (como prefieran llamarle) a
través de la cual expresamos nuestros afectos ( con el abrazo, por ejemplo),
nuestra alegría o sentido del humor, nuestros pensamientos a través del
lenguaje, simbolizamos o invocamos con una postura de manos la oración o la
señal de la cruz (acorde nuestras creencias), expresamos una vocación artística
con el canto o la danza, lo vestimos de una forma u otra según rituales, lo
cuidamos según nuestras virtudes, vicios e historia de vida y cultura…
Sólo haremos una reseña de cada
dimensión, pues cada una de ella es tema de más de un semestre.
Educación de la corporalidad:
Debemos educar nuestras sensaciones, percepciones, movimientos, de tal forma de
tal la corporalidad nos presente, represente y sea un medio de realización
personal. Aunque mi esencia no sea de
índole corporal, es la corporalidad –aquí, ahora- la que tiene la misión de
expresar nuestra presencia. Digo
expresar, pues las cosas se muestran, las personas se expresan. En la expresión, a través de un aspecto se
presenta un todo invisible. Es a lo que
se refería el Principito de Saint Exupery, cuando decía: “Lo esencial es
invisible a los ojos”. A través de la
mirada expresamos sentimientos, estados de ánimo, quien soy. Nuestra postura corporal puede expresar
rechazo, juegos de seducción, agresividad, creencias… El ser humano se degrada
cuando rebaja su corporalidad a cuerpo y sólo lo muestra; es el caso de la
pornografía, la prostitución, algunos
concursos en los cuales la persona es reducida a “exposición canina”. A través de la corporalidad la persona
expresa toda su historia biográfica… No son lo mismo las manos de un jardinero,
boxeador, músico, cirujano… las manos de una persona de 3 meses de gestado que
a los 2 meses de nacido, 15, 50, 70 o más años. Cuando amas y miras al amado, aunque sea un
oftalmólogo, esperas que él acoja esa mirada de amor y no que te diga tienes el
cristalino opaco. Por ello, los amantes
siempre se encuentran bellos y, por lo mismo, el Quijote vio en Dulcinea a la
dama que los demás no habían descubierto; ni siquiera ella misma.
http://www.youtube.com/watch?v=bPGBTfltDZU&feature=player_embedded
Dicen que vamos
construyendo nuestra vida en un juego de destino, azar y carácter... Este vídeo
muestra que el filósofo Eduardo Nicol tiene razón cuando dice que es el
carácter quien decide el curso que daremos al destino y al azar. Deben ver este ejemplo de hombría.
A través de nuestra
corporalidad danzamos, marchamos, expresamos nuestras ideas; en fin, nos
realizamos. Hay que educar el oído para
distinguir la música del ruido; educar la mirada para apreciar la belleza y
distinguirla de la fealdad… Nuestra corporalidad se viste y simboliza ideas,
ritos, situaciones: los indios pintan su rostro para representar situaciones de
paz o guerra, los soldados marchan con bototos para simbolizar fuerza; el joven
regala un anillo de compromiso; la persona se viste de distinta forma si va a
dormir, a casarse o al trabajo… Las personan rinden homenaje a su patria a
través de una bandera o besan el suelo en señal de respeto.
Por ello, el ser humano, desde
siempre tiene un ritual de la muerte y entierra los cuerpos, porque ellos
representaban la historia de una vida única…
White Nights - Sol de medianoche. La vida del
bailarín ruso Mijaíl Baryshnikov, actuada por él mismo.
Educación de la afectividad:
Debemos educar nuestros afectos, sentimientos, emociones. Todos tenemos la capacidad de amar pero
debemos aprender a amar y ser amados. Aprender a distinguir entre amar querer, amor y obsesión. El mundo de los afectos es amplio, complejo y
puede confundirnos: cariño, soledad, angustia, temor, miedo, inseguridad,
sobrestimación, amor de amistad, amor de pareja, amor a la humanidad o al
semejante, amor pedagógico…
A veces, el problema no es la
falta de amor sino el no saber expresarlo o una herida no superada. Es una prueba de que no podemos perder de
vista la unitariedad del ser humano. Es
interesante el film “La amante Camille
Claudel”, la historia real de la amante del escultor Rodán quien se destruyó a
sí misma porque no amó a Rodán sino que se transformó en una pasión u obsesión
de vida, a tal punto que terminó muy joven en el manicomio.
"Alas
rotas"
http://www.youtube.com/watch?v=LS--Pmx2Cwk&feature=related
http://mundosdialogantes.blogspot.com/
Debemos educar el
amar, para aprender a amar y a ser amados
Educación de la moralidad: Todos somos
honestos, justos… pero en potencia que hay que educar: aprender a respetar, a
ser considerado, prudente, generoso, responsable, laborioso, agradecido,
fuerte... Las virtudes son muchas y, en
la medida que no las actualizamos, se actualizan los vicios que también son
hábitos: deshonestidad, injusticia, irrespetuosidad, desconsideración,
imprudencia, irresponsabilidad, flojera, ingratitud, debilidad… Esta es una dimensión sobre la cual
volveremos, por su incidencia educativa.
Un cuento clásico
"La pequeña vendedora de cerillas" que expresa nuestra
unipluridimensionalidad
http://www.youtube.com/watch?v=upbM61cYvM0&feature=related
Educación de la sociabilidad:
Cada uno de nuestros actos afecta a los demás: Somos hijos de…, amigos o
enemigos de…, vecinos de…, profesor o alumno de..., jefe o subordinado de…,
ciudadanos de… y todo ello hay que aprender a serlo. Aprender a compatibilizar en forma justa el
bien personal con el bien común que, si es verdadero bien, perfecciona a todos y a cada uno de los integrantes de un
ámbito social. Aprender a convivir en
paz que es armonía, proporción y justicia que es equidad. Aprender a dar y recibir lo justo: no más ni
menos de lo que se debe. Aprender a
cumplir con el deber para tener derechos, pues donde todos piden derechos pero
nadie cumple con su deber no se puede vivir; como tampoco a la inversa.(Cf.
Unidad III)
"País de
locos"
http://www.youtube.com/watch?v=4cjCsztnsUE&feature=related
La sociabilidad es un tema de
gran interés educativo: educación para la convivencia familiar, educación
ciudadana, educación para la convivencia escolar, educación para la convivencia
en diversidad.
Educación de la intelectualidad:
Debemos educar nuestro entendimiento, discernimiento; nuestra capacidad de
encuentro con la verdad real y con la expresión de la misma, aprender a indagar
y a enseñar la verdad aprender a expresarla sin desvirtuarla. Tema sobre el
cual algo más vislumbramos en la perspectiva epistemológica de la educación.
Educación de la esteticidad:
Debemos aprender a descubrir, admirar y gozar de la belleza de la naturaleza y
de la obra de arte; de la belleza del ser personal… Aprender a cultivar la
belleza natural y artística… Educación estética y pedagogía de la admiración,
sobre la cual volveremos, brevemente, en la perspectiva axiológica de la
educación.
Educación de la transtemporalidad:
Nuestro tiempo no es lineal: No son lo mismo 5 minutos en la antesala del
dentista, en un examen difícil, en una celebración o junto a quienes amamos…
Nuestra existencia es biográfica: hay personas que pueden haber vivido mucho
tiempo y no haber realmente “vivenciado nada”… Nuestra existencia se va
construyendo con aprendizajes que van formando parte del tesoro acumulado a
modo de recuerdos… Pero debemos aprender a distinguir entre lo que hay que
atesorar y lo que hay que poner en la bolsa de la basura y desechar: no
anclarse en el pasado que pasó, sino mirar el futuro para en el presente hacer
proyectos: quién quieres ser, cómo lo serás, qué deberás entonces hacer, No vaya a suceder que llegados al final de
nuestra vidas actuales… nos demos cuenta que, realmente, no hemos vivido por
olvido de nosotros mismos y no descubrimiento de quienes debíamos amar. (Algo más trataremos en la perspectiva moral,
cuando hablemos de una Pedagogía Experiencial)
Educación de la transespacialidad:
Aprender a habitar el espacio, a transformarlo en ciudad, en hogar, escuela,
universidad… Tema importantísimo y tan
dejado de lado por los profesores. No
sólo necesitamos un espacio donde estar sino que necesitamos un lugar para
realizarnos, hacerlo nuestro, que nos exprese.
Cuando digo “hacerlo nuestro”, no me refiero a un nuestro de propiedad
sino de vínculo, de compromiso, de amor.
Ese nuestro –y vuelvo al Principito- de la rosa que es única porque tú
la cultivaste, a ella dedicaste momentos de tu vida; el mismo nuestro cuando
con nostalgia echamos de menos “mi casa”, “mi barrio”, mi ciudad”, “mi país”,
“mis amigos...” No se trata de “tener”
una casa sino de educarse para ser capaz de formar un hogar; construir un
pueblo, una ciudad, un país, una escuela, una plaza… (Sobre este tema
volveremos en la UNIDAD III)
Educación de la religiosidad:
Debemos educarnos para distinguir ignorancia de misterio. De las ignorancias, el hombre puede salir por
sí mismo; de los misterios no; pues nos referimos a preguntas por el antes y
después de esta vida. ¿Por qué y para
qué fuimos creados? ¿Existe el Bardo? ¿Por qué nacimos precisamente aquí, en esta
familia y tiempo? Cada religión tiene
sus creencias; cada persona las tiene… Lo importante es estar consciente de
ello e insisto: respetarnos. Todo credo
que saca a luz lo mejor de ti, es muy respetable. Por supuesto, el estudio de esta dimensión
es extenso complejo; su educación lo es más.
2.2 DIVERSAS
CONCEPCIONES SOBRE LA
REALIDAD HUMANA
¿Qué sentido tiene la educación
en la existencia del hombre? La respuesta es clara: su perfeccionamiento. Pero
¿a qué llamamos perfeccionamiento humano? Para contestar a ello, deberemos
antes aclarar cuál es nuestro concepto de realidad humana; pues lo que
entendamos por perfeccionamiento será diverso, según tengamos la idea de un ser
inmanente o un de un ser trascendente.
La pluralidad de interpretaciones sobre lo que
es la realidad humana, generalmente causa confusión y pesimismo a quienes se
inician en su estudio, cayendo en un escepticismo – que afirma que la verdad es
inaccesible- o relativismo – que afirma que la verdad la decide cada cual.
Conocida es la refutación de lo primero: si la verdad es imposible que sea
aprehendida por el hombre, ¿no es un sinsentido pedir que se acepte como verdad
absoluta que la verdad es inaprensible? Con respecto a lo segundo, es clara también
la confusión entre la verdad que es real, por lo tanto independiente de nuestro
pensar y el error o ignorancia que dependen de la situación en que se encuentra
el investigador. Ahora bien, respecto lo que el hombre es, nos encontramos con
una diversidad de ideas que van desde afirmar que es la noventa y nueve especie
de mono hasta quienes aseguran que es un ángel. Algunas consideraciones son
absolutamente erróneas pues su error está en la definición de su misma esencia;
otras, en cambio, divergen en cuestiones dimensionales que, en una mirada
jerárquica o en profundidad, muy bien pueden complementarse.
Insisto, durante este curso no
podremos profundizar sobre ninguna de estas visiones, como tampoco podremos
tratar todas las visiones o corrientes antropológicas existentes a lo largo de
la historia; un curso de antropología filosófica requeriría mínimo de un
estudio anual. Lo importante es que cada uno desde sí y en sí estudie lo que es
ser y existir como persona humana; pues no hacemos sino descubrir la verdad
sobre la realidad más cercana a nosotros: nosotros mismos. Lo que sí podremos
hacer y entregar como guía para un diálogo con otros pensadores, es lo que
llamaremos:
El hombre, realidad trascendente:
Gran parte del pensamiento filosófico ha explicado la realidad humana
refiriéndolo a una realidad que lo trasciende y en la cual encuentra su origen
y destino: un ser Creador Omnipotente, Principio de toda realidad. Lo común a
estas concepciones es definir lo humano por su espiritualidad; dar a la vida un
sentido que la trasciende más allá del nacimiento y de la muerte, un sentido
que trasciende lo mundanal; el aquí y el ahora. La educación para estas
concepciones se vincula a esa trascendencia, por cuanto se evalúa lo inmanente
por su sentido en lo trascendente. Sin embargo, existen dos visiones
filosóficas distintas sobre cómo acceder a la comprensión de nuestro ser.
a) La realidad personal entendida “desde” lo trascendente:
Según esta interpretación, el hombre sólo puede ser comprendido desde lo
superior, esto es, desde Dios. Sin la revelación de su origen divino, de su
caída y redención, de la gracia y destino ultra terrenal, no sería posible la
explicación de su ser, ni su sentido ni el de la educación. No sería, por lo
mismo, la razón el punto de partida del saber sobre lo humano, sino la fe que
da acceso a la verdad revelada. Ya instalados en lo divino, en lo sobrenatural,
en el Supremo Ser, podríamos ir hacia el ser humano, creado a imagen y
semejanza de su Creador.
Representantes de esta visión son
los filósofos protestantes Brunner, Barth; el ortodoxo Berdaeff, los católicos
Haecker, Guardini, Pfeil, el católico, budista, zen Karlfried Graf Dürckheim;
otros. La antropología filosófica, por lo tanto, se sustenta en su punto de
partida necesario: la antropología teológica...
b) La realidad personal entendida “hacia” lo trascendente:
Esta concepción del ser humano, se diferencia de la anterior, no tanto por su
contenido sino por el método o camino recorrido para llegar a la comprensión de
lo humano. Instalados en la realidad misma del ser humano, nos encontramos con
la religación como constitutiva a su ser: el hombre existe pero no tiene en sí
el poder para crearse; ninguna criatura lo tiene. El hombre, eso sí, a
diferencia de las otras realidades vivientes es consciente de su realidad y la
cuestiona. Viviendo, no vivimos por vivir sino para algo; siempre espera algo
más y realiza actuaciones y obras que expresan su trascendencia. En búsqueda
constante de los misterios de la creación del universo y de sí mismo, se
pregunta por Dios, lo cuestiona, lo ama, lo rechaza… pero sabe que la ciencia y
la filosofía tiene límites que sólo la fe y la sobre- consciencia pueden
traspasar. En esta visión podemos nombrar a Pascal, Marcel, Zubiri.
El hombre como criatura absolutamente natural:
Esta visión niega abierta o subrepticiamente la trascendencia y la
espiritualidad, lo divino, la fe, la teología, la metafísica. Se trata de una
visión materialista, naturalista, inmanentista en la cual el conocimiento y la
educación se ponen al servicio de un ser que busca bienestar y/o poder.
Representante es Haeckel,
profesor de zoología quien entrega su visión sobre el hombre en su libro “Los
enigmas del universo”, escrito en 1899. Con ocasión de las geniales
investigaciones de Lamarck y Darwin, teoriza, rechazando toda idea religiosa;
sin embargo acepta como verdaderas toda fe en la no existencia de lo
espiritual. Para Haeckel, el hombre es el último producto de la evolución de la
materia que es extensión y movimiento. La diferencia entre la vida y no vida,
la planta y el animal y el hombre, no son esenciales sino meramente graduales,
esto es, de complejidad en la organización de la materia. En esta visión se
parte y queda en la materia, en sus procesos de generación y corrupción,
evolución y desarrollo. Watson, Skinner, Thorndike son algunos representantes
que han tenido influencias en ámbitos educacionales, con sus teorías del
aprendizaje humano, basado en la similitud del aprendizaje de las ratas u otros
animales. La inteligencia se comprueba por el rendimiento, la productividad. El
hombre es y tiene cuerpo. Otros materialistas son: Buchner, Vogt, Molschott,
Spengler, Lenin, Marx, Oparin, etc.
El hombre estudiado
desde si mismo: Lo propio de las visiones anteriores era estudiar al ser
humano, en referencia con otra realidad: Desde Dios, hacia Dios, desde el
animal. Lo que intentarán las visiones
siguientes, es estudiarlo desde y en sí mismo, en cuanto ser humano.
a) Concepción biologicista:
Representada por Arnold Gehlen y su obra "El hombre, su naturaleza y su
puesto en el mundo" (1.950). El estudio de este autor estriba en la
comparación del hombre con el animal: pero no para identificarlo con él; como
un animal más sino, por el contrario, para diferenciarlo e indagar por su
peculiaridad específica. De esta forma, Gehlen a diferencia de Haeckel,
estudiando la conducta animal y la humana, concluye que hacer un paralelo
analítico entre partes de una y otra realidad, pierde de vista la totalidad
estructural. Si se desmenuza el todo, nos dirá, se volatizará la unidad vital,
quedando elementos inertes sin significado final. Así, Gehlen rechaza la
explicación del hombre desde el animal, concluyendo que el animal tiene un medio
reducido a su naturaleza orgánico sensorial y que el hombre, debido a una
indeterminación o inespecialización, tiene una ilimitada capacidad de
aprehensión que le amplía el ambiente, dando lugar a un mundo en el cual se
mueve por aprendizaje, entendido como "tanteo".
El animal posee un organismo
altamente especializado, por lo tanto, hace lo que por naturaleza está ordenado
a hacer. El hombre, en ese mismo sentido, es deficiente; sus respuestas son de
alcance limitado y al no estar predeterminadas por su naturaleza, tiene una
amplia gama de elección, con lo cual puede errar con facilidad. Por ello,
continúa Gehlen, el hombre es la creatura que permanece más tiempo dependiendo
de sus progenitores. Entonces, explica, para subsistir a pesar del riesgo de
errar, surgen "por naturaleza" medios como el lenguaje que le permite
ordenar, retener, traspasar las impresiones que, de otra forma, serían
caóticas. Así, crea instrumentos que le permiten aprender y enseñar, resolver
situaciones repetitivas y superar sus deficiencias. Es la idea del homo faber,
del homo técnico o instrumental.
b) Concepción racionalista:
Es la idea de hombre que se identifica con la capacidad de razonar: "caña
pensante", "animal racional"... En esta concepción, el cuerpo es
una especie de apéndice molesto, bestial; del cual se ocupan profesionales
inferiores: así, el médico.
Representante es René Descartes
quien equipara lo psíquico con el pensamiento y éste con lo esencialmente
humano. Así, provoca una escisión entre cuerpo y razón, considerándolos mundos
irreconciliables. Famosa es su frase "Pienso, luego existo".
c) Concepción vitalista: Surge por
oposición al racionalismo. Shopenhauer afirmará e predominio de la voluntad
metafísica; Nietzsche, el de la voluntad vital. Klages, en su obra "El
espíritu como adversario del alma" de 1937, revela su pensamiento: la
realidad originaria es suceso, movimiento, fantasía. El espíritu racional, en
cambio, diseca la realidad a través del pensamiento conceptual que quita lo
único, lo singular, la movilidad, lo poético, dejando de esta forma lo
esquelético de la realidad, lo genérico y abstracto... El ideal de hombre es
una comunión vital con el mundo; indivisible de él, fusionado: el hombre no
piensa el mundo sino lo vivencia.
Podríamos decir que la crítica
de Klages es válida en la medida que nos alerta sobre los límites de la razón
conceptualizadora sin más y que, obviamente, el espíritu no es sinónimo de
razón ni ésta es la que define al hombre. Lo negativo de su visión, es su
tendencia a reducir la libertad auténtica a mera espontaneidad y la
sensibilidad a sensiblería o emocionalismo.
El hombre en el mundo: Estas
visiones se centran en la importancia de la relación persona- mundo. De acuerdo con la forma de entender esta
relación, surge el individualismo, el socialismo, y la visión trascendente o
dialógica del ser humano y de la pedagogía.
a) Individualismo. Representante entre
otros es S. Kierkegaard para quien el hombre es ante todo un individuo que
existe, es decir, que va haciéndose a sí mismo en el seno de la libre decisión;
por supuesto que para él -creyente en Dios- esta decisión es realizada en
vistas de la trascendencia hacia ese ser superior. El problema es que quienes
plantean este individualismo no otorgan la importancia que tiene el mundo, el
"otro", la "sociedad". Por lo demás, para quien no es
creyente en Dios como ser bondadoso, justo, el dio puede ser el poder
inescrupuloso. De esta forma, el individualismo de Kierkegaard deja al ser
individual sumido en una angustiosa soledad de la que no puede salir a menos
que trascienda hacia Dios.
b) Socialismo. Por oposición,
surgen los que niegan la persona como ser único, considerándolo como una pieza
de una máquina o sistema que es lo único importante. Así, surge la frase:
"el hombre es para la sociedad". En esta visión, la persona como
individuo desaparece al igual que su libertad y responsabilidad; siendo lo
determinante el ambiente. El hombre es producto de la sociedad a la cual debe
someter sus intereses. Representantes son Sain Simon, Fourier, Owen, Marx,
Habermas, entre otros. Esta visión surge por oposición al individualismo y a la
visión trascendente, por lo cual se establece que el hombre es una animal
social. La escuela tiene como misión fundamental la socialización del hombre y
la promoción de los intereses sociales; pues con respecto a la sociedad, todo
otro grupo debe ser considerado un subsistema que sirve al gran sistema.
c) El hombre como ser trascendente o de diálogo. Distintas a ambas formas de entender la
relación hombre-mundo, es la idea de Heidegger, Buber o Zubiri, entre muchos
otros, para quienes el ser personal desde sí es abierto al mundo con el cual
forma ámbitos de encuentro, comunicación y co-creación. El ser humano es un ser único, íntimo pero
desde sí abierto a los demás. Es un ser
con capacidad de acogida y encuentro, un ser que se realiza amando, co-creando.
¿Qué es el hombre y cuál es el sentido
de la educación y nuestro sentido como profesionales vinculados a ella? La
respuesta debe tenerla cada cual pues no hablamos de realidades ajenas o
distantes; por lo mismo, cada cual es responsable de su pensar, decidir y
actuar frente así, al Universo y los mundos que hemos creado en él y, por sobre
todo, frente al educando que estamos formando.
2.3 LAS FASES DEL
PROCESO EDUCATIVO
Desde la perspectiva de una
pedagogía educativa que tiene presente a la persona humana como un todo
indivisible, podemos distinguir fases que siempre involucran ese todo y trabaja
colaborativamente con los demás, en una convivencia en paz. Así, el pedagogo
debe saber crear situaciones educativas, que impulsen integralmente el proceso
educativo, en sus distintos aspectos:
Primera fase: Preparación para vivir el encuentro
Causa de muchos desvíos de la
existencia y despersonalización de la misma, es la carencia de un sentido por
el cual vivir. Deambulando por la vida,
sin una dirección, sin un proyecto de ser, actuamos reactivamente. El
desinterés, desgano, acidia, aburrimiento van disminuyendo cada vez más las
energías que necesita toda persona para configurar un modo de ser que enfrente
los retos u obstáculos que le presentará la vida y los propios errores que
debemos salvar para realizarnos. Sin energías,
sin creatividad, sin un para qué vivir, no estaremos en condiciones de fundar
ámbitos de fecundidad necesarios para crear el ambiente educativo y el
encuentro pedagógico.
Mis decisiones trascienden mi
ser; mis errores o aciertos no sólo me afectan a mí sino a otros; no soy un ser
aislado, cerrado, sino abierto y actuando sobre otros seres. Es más, dada la
naturaleza de nuestra realidad, descubriremos más tarde o más temprano, que
sólo nos realizamos en el encuentro. Sin desarrollar la capacidad de encuentro,
no seremos capaces de atender a la verdad de la realidad, ni descubrir la
belleza natural como tampoco recrear la belleza de la obra de arte y valorar al
artista, tampoco tendremos la fuerza de se para actuar correctamente, a pesar
de los obstáculos, ni la sensibilidad para amar al semejante… Si queremos
enseñar las ciencias, las artes, las tecnologías, la naturaleza y el ser
humano, lo trascendente, debemos aprender a crear ámbitos de convivencia
fecundos; por ello, educar para el encuentro debe ser uno de los propósitos
centrales de todo quehacer formativo.
Educar la capacidad
de encontrarse, requiere enseñar, es decir, ocasionar situaciones que permitan:
a) Distinguir entre objetos y ámbitos:
Si trato las realidades ambitales y las cosas u objetos del mismo modo,
confundido, valoraré lo que es útil y despreciaré o rebajaré la dignidad de lo
valioso. Las cosas son asibles, utilizables, canjeables, a-personales, tienen
precio; las realidades ambitales, en cuanto personales, deben requieren ser
acogidas, valoradas como tales. Un objeto –un piano- puede ser elevado a
realidad ambital, en la medida que la persona lo “habita”: esa interpretación
musical que extraigo de “mi piano”, ese regalo que representa un momento único
de mi vida, nuestro hogar…, nuestra Universidad…
b) Distinguir hecho de acontecimiento:
Un hecho es un dato observable, medible, encasillable en un espacio y tiempo.
Un acontecimiento es un algo que nos acontece, que nos impacta, que conmueve
nuestro ser, que no nos deja indiferentes, sino conforma la historia de nuestra
existencia. Para captar la diferencia entre hecho y acontecimiento, debo captar
su sentido. Para algunos, entrar a la Universidad puede ser
un hecho; para otros, un acontecimiento…
c) Distinguir significado de sentido:
El significado lo da la comprensión abstracta de los conceptos. El significado
lo encuentro en un diccionario. Así, si sé lo que significan los conceptos
“mi”, “padre”, “muerte”; es claro que tendré claro el significado de la frase
“murió mi padre”; pero no el sentido tan distinto que tiene esa misma frase
dicha en dos personas cuyas vidas han sido entretejidas de muy diversa forma
según él sentido que ha alcanzado en ellas la presencia de su padre...
d) Distinguir entre producto y obra:
Un poeta no produce o hace poemas; los crea. Los productos pueden reproducirse
en forma automática. Un producto requiere sólo de la técnica que requiere su
producción. Cada creación, en cambio, es
única; expresa un momento único de un ser también único; lo expresa; lo
extiende en el tiempo… El poema “Éramos
los elegidos del sol” de Huidobro, surgió en un momento irrepetible y es, por
lo mismo, irrepetible”
La creación
transfigura la realidad en un sentido de belleza, intimidad o religiosidad: el
palo de escoba para el niño se transforma en su caballo; la casa humilde en una
morada –hogar; el pañuelo en un símbolo de amor…
Segunda fase: Recreación y encuentro
Es posible crear
formas de unidad profundas y fecundas que no implican un apoderamiento o uso de
la realidad o de las creaciones realizadas por otros; sino por el contrario,
requieren de nuestra actitud de respeto, entendimiento creativo y no por ello
manipulación o lejanía. Refiriéndose a esto, Alfonso López Quintás dice: “Una vez vivida esta experiencia,
verás con toda nitidez que la libertad y los cauces normativos se complementan
cuando se vive de forma creativa; no se oponen”. (“Cómo lograr una formación
integral”. Ed. San Pablo. Madrid 1996; Pág. 46).
Respeto e inspiración se unen cuando vivimos
desde y hacia lo profundo, lo valioso, lo fecundo...cuando somos capaces de
abrir nuestro entendimiento, nuestro “corazón” para otra realidad que me
solicita o inspira… Para acoger una obra o una realidad ambital, debo
re-crearla, vivenciarla, interpretarla, hacerla íntima hasta que reviva en mí.
La obra renace gracias a mí y a su vez me potencia, inspira, realiza. Es una
experiencia reversible: “voy en busca de una obra y la configuro en virtud del
impulso que ella misma me otorga” (Ibíd. Pág. 46). Esta experiencia es
requisito para existir en plenitud los ámbitos personales: amorosos,
artísticos, científicos, éticos, religiosos, etc. Se trata de ser capaz de
llevar a cabo la experiencia de encuentro: experiencia reversible que se das
entre seres personales; entreveración de almas; diálogo. El encuentro me apela,
me suscita, me inspira…voy al encuentro no bajo el esquema dices-efectúo o
actúas-padezco sino co-participamos, co-creamos, nos invitamos, hacemos
nuestro, colaboramos. Por ello el encuentro requiere de amabilidad versus
violencia, confianza versus temor; valoración versus abuso.
La finalidad educativa, o en lenguaje de
moda “competencia” de todo educador, debe ser “enseñar a fundar ámbitos
fecundos de recreación y encuentro. A lo largo de la vida descubriremos que
cada realidad (nosotros mismos) no somos cosas sino ámbitos, posibilidades que
se abren y ofrecen una riqueza insondable de posibilidades a la mirada
inspirada.
Tercera fase: Aprender a usar el lenguaje en toda su
fecundidad
El
lenguaje no es sólo un medio para comunicar algo; tampoco encontramos en esta
función su mayor energía ni su fuerza formativa.
El lenguaje crea ámbitos: Ámbitos de
belleza, de acogida, de bondad, de religiosidad. Por lo mismo, un lenguaje
impulsado por el odio o por el afán manipulador se autodestruye porque anula
toda posibilidad de encuentro. De ahí el cuidado con el uso de los llamados
“términos talismanes” o “esquemas dilemáticos” que prejuzgan en la medida que
están vacíos de significado y sentido; buscando el poder y para ello escisiones
arbitrarias, simplificaciones falsas en una mirada superficial de la realidad.
La creación de ámbitos, la elevación de objetos a ámbitos, no es posible si se
carece de la capacidad de integrar vertientes diversas de la realidad: libertad
y compromiso, sacrificio y felicidad, intimidad y expresión, dignidad y
servicio; son algunos ejemplos de la unidad de diversos en lo profundo.
La palabra, la imagen y el silencio son
vehículos expresivos del encuentro: Es cierto que cada palabra tiene un
significado que debemos conocer pero ese significado debe ser fecundado por
nuestras vivencias de encuentro, de tal modo que “den cuerpo” a las realidades
ambitales, permitiéndonos comunicarnos y comunicar un sentido único; no sólo
comunicar “algo”.
Necesitamos conocer las palabras guardadas
en diccionarios, necesitamos conocer su significado y usarlas para
correctamente comunicar algo; pero el lenguaje tiene un sentido superior: puede
alumbrar modos únicos y originarios de sentido. Mediante el lenguaje expresamos
acontecimientos, pensamientos originarios, credos, sentimientos, poemas, mundos
imaginarios y mundos descubiertos…
Mediante el lenguaje conformamos el
armario de nuestra alma, nuestras convicciones, decisiones, hacemos propuestas
y re-cordamos. Por ello, cada obra literaria es el fruto del encuentro de un
hombre con una vertiente de la realidad, en un momento único de su historia de
vida.
Cuarta fase: Cultivar el descubrimiento de los valores que
impulsan la vía de plenitud
La complejidad de nuestro ser, de nuestra
existencia, nos lleva a distinguir entre energías que nos encapsulan en un
egoísmo que va al mundo ansioso de poder y esas otras energías que me llevan a
realizarme en un servicio de amor a los demás.
Egoísta, me siento centro del universo y
toda realidad que se me presenta la considero medio de mis propósitos. Deseo
dominar, poseer y disfrutar las realidades que aparecen deseables a mis
impulsos de satisfacción. Paradójicamente, la realidad que apetezco para
satisfacción de mi ego, me seduce, me fascina. Al adueñarme de estas
realidades, al poner el sentido de mi vida en las cosas, al reducir lo ambital
a lo cósico, siento euforia, exaltación; pero al mismo tiempo, esta visión del
mundo y de mi propia existencia me rebaja, me anula en mi condición personal,
me insensibiliza para los valores más nobles, me deja en la soledad de quien es
incapaz de encuentro: es el proceso de vértigo.
Tanto el vértigo como el éxtasis conducen a
emociones intensas; pero el primero es la caída del hombre que lo lleva a la
pérdida, destrucción de sí. La pasión, las drogas, la velocidad, las
sensaciones, son estimuladas al máximo, sin importar cómo ni a riesgo de
qué. Se confunde, entonces, la
exaltación con la exultación que es, por oposición, el goce de la auténtica
realización personal.
Requiem por un sueño,
Cisne Negro; son filmes que exponen, magistralmente, la caída del ser humano.
El éxtasis emerge desde la vocación de
ser, de ser personas que van al encuentro de otras personas y dispuestas a la
generosidad, al respeto, agradecimiento, responsabilidad, compromiso,
sacrificio de amor. En esta vía de éxtasis, se despliega la sensibilidad para
la grandeza de los valores, de los ideales, de la nobleza, lo sagrado, el
respeto, la piedad. Es el ámbito de la felicidad, del encuentro; de la apertura
a los valores aunque estos nos exijan esfuerzo y no nos ofrezcan placer,
posesión, poder. Los valores confieren dignidad a nuestras acciones porque
expresan la dignidad de nuestra esencia de ser. Los valores se revelan a quien
participa de ellos: quien quiera descubrir el valor de la justicia no debe
limitarse a informarse sobre ella, pues sólo sabrá de ella quien la vivencia a
través de una vida justa, de actos de generosidad, de fundar vínculos de
armonía, equilibrio, colaboración. (Alfonso López Quintás, contempla cinco
fases; pues separa la distinción de las experiencias de vértigo y éxtasis del
descubrimiento de valores. Nosotros pensamos que es mejor presentarlas
integradas, para facilitar su comprensión.)
En la UNIDAD III, volveremos
sobre la antropología de la educación, pero integrándola con el saber
axiológico.
CONCEPTUALIZACIÓN FUNDAMENTAL
1. Unipluridimensionalidad del ser humano,
educación e instrucción
2. Cuerpo y corporalidad
3. Visiones o concepciones de hombre
(distinción fundamental)
4. Fases del proceso educativo
Importancia del encuentro (objeto y ámbito; hecho y acontecimiento;
significado y sentido; producto y obra.
La recreación como
encuentro y la experiencia reversible.
El lenguaje como
creador de ámbitos
El descubrimiento de valores: Vértigo y éxtasis
AUTOEVALUACIÓN
1. Desde una
perspectiva pedagógica, analice una situación real (puede ser extraída de la
prensa), unipluridimensionalmente.
2. ¿De que forma la
ciencia elegida por usted para educar, se relaciona con la
unipluridimensionalidad humana? Explique, ejemplifique.
3. ¿Cómo enfrentarían
una situación problemática, por ejemplo, drogadicción de un alumno, profesores
que poseen una diversa concepción de hombre?
4. ¿Una mirada
integral del ser humano y de la educación, supera las contradicciones en que
caen las concepciones vistas?
Fundamente, explique y ejemplifique.
5. ¿De acuerdo con as
fases del proceso educativo, podría perfeccionar el perfil del profesional que
usted deberá ser?
PERSPECTIVA AXIOLÓGICA DE LA EDUCACIÓN
3.1 DIMENSIÓN MORAL
Somos seres morales;
consustancialmente, morales.
La relación organismo –medio se
sustenta en una estructura natural que, de modo predeterminado, le permite
responder las suscitaciones que afectan su viabilidad. El animal es un ser
reactivo; su vida está limitada por la capacidad de reacción a los estímulos
del medio; no tiene más opción que la permitida por su dotación biológica: es
un ser “ajustado”. Por lo mismo, podemos afirmar que en el animal no hay error
de respuesta, no hay responsabilidad; no tiene que justificar su respuesta
porque en él no existe la posibilidad de optar. Al gato no le queda más que
hacer uso de sus garras para apresar la comida, defenderse o atacar ¿El ser
humano? Su gama de posibilidades es inacabable; sólo depende de sus
conocimientos, imaginación, voluntad, moral.... Puedo hacer uso de mis manos para sembrar mi
alimento, hacer uso de tecnologías para conservarlo por años, crear industrias
para luego comercializarlo; puedo usar cañas de pescar o barcos faeneros,
rifles, trampas; puedo importar y exportar alimentos y adelantar
artificialmente el desarrollo de las aves para obtener mayores beneficios
económicos; también podemos mejorar la calidad del alimento y crear puestos de
trabajo que beneficien a todos, a la par que hacer donaciones, en orden a
colaborar con la salud y disminuir la desnutrición…
¿Qué acontece en
nosotros?
De algún modo ya lo
explicamos al aludir a una de las perspectivas fundamentales en que se debe
sustentar la pedagogía, esto es, la perspectiva ética: Nosotros no respondemos
a una mera afección de estímulos suscitadores del organismo; pues nuestra capacidad
de inteligir nos coloca ante estímulos que sabemos, más allá de estimular, son
reales independientemente de que nos estimulen o no. Precisando aún más, nos
enfrentamos a realidades estimulantes y desde una realidad, la propia, que
también la sabemos tal. Por ello,
ideamos proyectos, que cuentan con realidades que sólo existen en nuestro mundo
interior... Ideamos inventar una vacuna para prevenir el cáncer, componer una
canción o ahorrar para diseñar la “casa soñada.
Esta situación nos pone en un nivel de existencia que trasciende lo
orgánico y lo inmediato, tanto espacial como temporalmente: una existencia que
debe justificar sus respuestas ante sí y ante los demás, pues cada decisión
nuestra afecta a muchos; tanto lo que decidimos hacer como lo que decidimos no
hacer. Además, dado que somos
conscientes de que la realidad no se agota en la estimulación; podemos
pre-ocuparnos de ella y no sólo ocuparnos; podemos enfrentarnos a ella, esto
es, ponerla frente a nosotros, de forma conceptual y/o imaginaria, de tal forma
decidir qué hacer ante su próxima o muy futura estimulación. Así, se crean las
AFP, en las cuales personas muy jóvenes, entregan parte de su remuneración,
para cuando llegue la vejez.
Libres del medio, en cuanto ante él nos
preguntamos qué hacer, somos responsables de nuestra respuesta. Por ello, ante una misma situación, se dan
las más diversas actuaciones y consecuencias.
La opción es consustancial a nuestra existencia; también entonces su
justificación. Debemos dar razón por la acción elegida y por el rechazo de las
demás. Es esta nuestra condición moral ineludible. Tienes hambre... allí está
la comida; pero no.... debes distribuirla para que todos puedan sobrevivir:
Pre-ocupación, proyecto o planes, responsabilidad, consideración, fortaleza,
prudencia, equidad... Todo eso y más, formaron parte de las decisiones tomadas
por nuestros 33 mineros...
PRINCIPIOS DE LA EDUCACIÓN MORAL
Entrevista a Zigmunt
Bauman (La liquidez en que vivimos)
a) Debemos conocer la
realidad, para direccionar nuestra creatividad y optar por aquellas respuestas
que impliquen “cultivo de” y no “destrucción de”:
Dar la espalda a la realidad es una actitud suicida y homicida de la cual somos
inevitablemente responsables. Así, es suicida quien construye castillos en el
aire, desconociendo el terreno; pues proyecta un futuro sin considerar la
verdadera realidad. La imaginación pueril como es sabido es la que se pierde en
ensoñaciones sin punto de apoyo en la realidad.
En el film “La Carnada”
de Bertrand Tavernier, los jóvenes proyectan, sin más, en menos de un año
montar un negocio y hacerse millonarios… Son tres jóvenes; sólo uno de ellos
–ella- trabaja atendiendo una boutique; se dan cuenta que así no juntarán el
dinero necesario y han proyectado todo para “ahora, pronto”… Idean que ella
atrape hombres millonarios; cuando la lleven al departamento, será cuestión de
dejar la puerta abierta… ellos entrarán y sacarán el dinero… Resultado: un
cruel asesinato pues no se convencen que la víctima no tenga dinero donde vive:
emplean la fuerza para intentar hacerle hablar... Son tomados presos, navidad será la próxima
semana… Ella, al ingresar a la comisaría y ver que el jefe de policía usa una
costosa lapicera… saca un papel para
averiguar su teléfono…; aún piensa que el plan puede resultar y ser ricos antes de navidad. Por lo mismo,
el niño, en su inocencia, a fuerza de imaginar sin fundamento real que
es Superman, se lanza por la ventana de un alto piso… Es un niño (un crío)… es
nuestra responsabilidad. No es lo mismo
crianza que educación. La educación
requiere de la capacidad de discernir entre lo aparente y lo real, deducir las
consecuencias y, luego, elegir… En la
crianza, el adulto (padres, profesores, médicos) deben elegir lo mejor, lo que
es bueno para el crío y evitar lo que realmente es nocivo para él.
La imaginación
creadora, madura, en cambio, se nutre de la realidad y trata de mejorarla o
transformarla, pero considerando la naturaleza de ésta, su propia realidad, los
condicionantes y las consecuencias de su acción. Tal es tu real capacidad –sus debilidades y
fortalezas- tales son las oportunidades
y amenazas a que se deberá enfrentar,, tales son las condiciones del momento y
tales las consecuencias… Podrías tener
capacidad para pescar, bote, pero a lo mejor se anuncia un temporal o sería una
desconsideración hacerlo cuando están en peligro de extinción o temporada de
crías. Desconocer la realidad y
construir la existencia a espaldas de ella es suicida y «homicida»: un peligro
privado y público; bien porque, inmaduramente, proponen proyectos ilusorios,
que acaban en la frustración de todos los que ilusamente se alistan confiados
tras ellos; bien, porque inmoralmente se mueven en el engaño para propio
beneficio. Así, por ejemplo, es fácil
que los traficantes de droga, en un principio las regalen para crear la
adicción, pero ellos, en cambio, no las consumen; pues saben muy bien sus
consecuencias. En cualquier caso, por
ignorancia, inmadurez o engaño, se trata de un peligro privado y público. De ahí la importancia de, antes de tomar
decisiones, conocer la verdadera realidad, proyectarla…
Por eso conviene
experimentar la realidad cotidiana, informarse, recurrir a los aportes que
hacen los distintos saberes y echar mano de la experiencia ajena, a través de
la literatura, el cine, las artes plásticas, los medios de comunicación, la
familia, los educadores.
b) Debemos ser idealistas pero no utópicos o ilusorios:
Un ideal es una idea de perfección sobre nuestro ser, nuestra existencia y el
mundo… Su origen es la misma realidad, en cuanto desentrañada por una
inteligencia que ha respetado su ser
esencial y, por lo mismo, vislumbra caminos para su cultivo, esto es,
distingue entre nutrientes y nocivos.
Ninguna mente sana puede poner como ideal la violencia, la inequidad, la
desconsideración, la drogadicción, el abandono; pues evidentemente son
nocivos.
“Sería idealismo
positivo considerar que la historia humana se construye también con ideas e
ideales, y que es puro conformismo, dejación de humanidad, resignarse a pensar
que no hay más cera que la que arde, aferrarse con uñas y dientes a la
vulgaridad y la ramplonería, tachando de ilusos a cuantos intentan abrir nuevos
horizontes. (…). Una cosa es soñar utopías cuyo fracaso conduce a la
frustración de los ideales por los que nacieron, otra bien distinta ampliar el
ámbito de la realidad posible, para encontrar siempre ante cualquier problema
una salida. Los enigmas excitan la imaginación y la razón creadoras; las
aporías, los callejones sin salida bloquean las capacidades humanas y acaban
matando el impulso vital.”, dice Adela Cortina, catedrática de Ética y
Filosofía Política, en la
Universidad de Valencia.
(Cf. http://www.zubiri.info/cortina.htm )
Quienes de espalda a
la realidad elevan una idea preconcebida como ideal, caen en un utopismo
relativista, direccionado por intereses particulares, por ansias de poder o
dominio sobre la realidad para su consumo o apropiación. Quienes dan la espalda
a la realidad intentarán por todos los medios promover una masa de hombres no
pensantes, no críticos, no creativos, sin ideales, sin convicciones morales:
seres manipulados pero no educados.
c) Para educar en responsabilidad, debemos educar desde la
realidad de un ser humano “situado”, que nos permita
cumplir con aquellos tres momentos éticos de que habla Ignacio Ellacuría:
hacerse cargo de la realidad, cargar con ella y encargarse de ella para que sea
como debe ser.
Si queremos educar,
debemos conocer la realidad que viven nuestros educandos; cómo la experimentan,
qué sentido y valor le dan en el marco y horizonte históricos de sus vidas. Ser
científicos es ser investigadores, indagadores de la realidad misma: es en la
realidad donde encontraremos la explicación de lo que le acontece. Esto, que
pareciera obvio, a veces parece olvidarse; pues son muchos los que hacen
discursos sobre cómo educar sin mirar al educando real; sin interesarse por sus
anhelos y temores, sus penas, alegrías y esperanzas o desesperanzas. La
hipótesis, la variable determinada, la muestra, la fórmula estadística…;
eficaces en el ámbito del mundo predeterminado y lógico - matemático; dejan de
lado, desde el punto de partida, lo más esencial del ser humano: su toma de
conciencia, su libertad, su vocación de dignidad, su alma, su mismidad… Por
ello, se acumulan estadísticas y cientos o miles de investigaciones
sociológicas sobre la pobreza y el hombre sigue indigente; lo mismo acontece
con la educación…y con otras áreas humanas. Tratemos, entonces, de entender la
realidad del educando, la nuestra y el mundo real en que nos encontramos
situados. No se trata de conceptos
abstractos, ni de fórmulas preconcebidas; sino de experiencias únicas que
ocurren en la historia de vida de personas también unas e íntimas.
c.1) «Hacerse cargo de la realidad»
implica entender la situación real que tenemos ante nuestra mirada. Por
ejemplo, entender la situación de agresión y falta de respeto ante la cual
podríamos encontrarnos en una sala de clases: Entender sus causas, motivos que
la impulsan, formas de expresión, situación familiar de los educandos… Estudiar
la realidad de cara a ella, no es lo mismo que estudiarla en la abstracción de
un discurso lineal sobre la violencia que puede aparecer en un libro. No digo que el libro no sirva sino que es
complemento… pero no sustituto de la realidad.
El libro puede aclararnos algunos conceptos, entregarnos algún lenguaje
apropiado, algunas estrategias, precisamente, de acercamiento a la realidad que
nos preocupa y la cual debemos indagar.
Recuerdo un profesor de cuarto básico que acudió a la Universidad para pedir
una intervención en el curso del cual era profesor jefe… Se trataba de niños
entre 9 y 11 años a quienes catalogó de tal indisciplina, que le eran
“Incontrolables”. Recuerdo haber partido
con una dinámica que dio por resultado que ante un incendio, varios de ellos
preferían esconderse en un armario o taparse con sábanas y dejarse morir… No
había caso, no querían vivir ¿La razón? Producto de otra dinámica: la carta a
un amigo desconocido y leal que guardaría el secreto: varios contaban que sólo
molestaban en su hogar, que tenían miedo a la violencia del padre alcoholizado,
la madre ya sin paciencia… Otros… acusaban ser abusados sexualmente y no ser
creídos o encontrados culpables y no contar con el apoyo de la madre. Uno de ellos, prometía salir de su flojera y
tener la casa limpia, los platos lavados y ninguno roto, para cuando llegara su
madre del trabajo, quien lo amenazaba con abandonarlo si no hacía bien las
cosas… Y el profesor, que los veía a diario y ya por cuatro años, no tenía
idea…
Para hacernos cargo
de la realidad de cualquier realidad y llevarla hasta un salón de clases para
tratarla con los alumnos y/o apoderados, sin herirlos, sin exponer sus vidas
privadas, el cine nos entrega un aporte pedagógico incalculable; pues a través
de su ficción podemos llevar, en un lapso de dos horas, la violencia tal cual
se da en situaciones reales de vida: así, podemos presenciar la historia de una
agresión física y psicológica desde sus inicios y hasta su culminación; aprehendiendo
a través de ella lo que ocasiona el grito, la humillación, la tolerancia de lo
intolerable y, al final, la liberación y la búsqueda de la identidad perdida.
El cine, nos recrea una realidad sin desintegrarla; pues al igual que la vida
real, hace uso de un lenguaje no lineal. Nos permite conocer todos los factores
que inciden; la historia misma de cómo se fueron dando; los personajes
involucrados y sus formas de actuar e influir en ella.
Una pedagogía
experiencial necesita instalarnos en la realidad misma para que, por empatía,
accedamos a ella experiencialmente; a través no sólo de una observación
directa, sino íntimamente, esto es, haciéndola formar parte de nuestras propias
experiencias de vida –acogiéndola- para luego entenderla comprensivamente. A ello aludimos cuando decimos “me pongo en
el lugar de”, “siento en carne propia lo que te ha pasado”. Se trata, entonces, de imaginarse
intelectiva, moral y afectivamente lo que otros han vivido; es lo que también se
logra con las historias fílmicas que mágicamente, con el uso de los recursos
del lenguaje cinematográfico, nos introducen en un mundo que, aunque sabemos
ficticio, nos hace sentir lo que viven los personajes: nos enojamos con ellos,
reímos, lloramos, criticamos, damos consejos… El espectador de cine, en la
medida que conoce todos los elementos que conforman una situación: quienes son
los buenos, los que mienten, los engañados, las intenciones de los personajes,
sus fortalezas y debilidades, etc., entiende la realidad, por ello, puede
“hacerse cargo” de ella y, seguidamente, “hacer los cargos que corresponda”,
esto es, “cargar con la realidad”.
c.2) “Cargar con la realidad”
implica determinar y analizar los distintos grados de responsabilidades que se
articulan en una situación; distinguiendo entre causas, influencias y
condiciones. La causa es la determinante. Si no tienes el don o virtud del
canto, por ejemplo, jamás podrás cantar bien, aunque tengas la oportunidad de
acceder a los mejores maestros de canto. Pero si cantas bien, la causa es tu
don y tu esfuerzo por realizarlo; el maestro ha sido una buena y a lo mejor
gran influencia o apoyo positivo, que ha facilitado la acción de la causa que
es siempre íntima, pero no es determinante de tu realización; pues somos
libres. Ahora bien, podrás saber cantar; pero si estás afónico o estás en un
recinto donde se debe guardar silencio; hay que esperar o hacer algo para que
cambien las condiciones. En otras
palabras, la causa es determinante; las influencias y condiciones, no. Existiendo la causa –el talento- el ser
humano puede superar toda influencia y condicionamientos, como también puede no aprovechar las influencias y
condicionamientos positivos: Tiene talento, lo medios óptimos para aprender, el
tiempo y lugar apropiado, pero la falta de voluntad o inseguridad, inhibe la
actuación de la causa, esto es, la actualización de su talento. Superados los vicios o debilidades, podrá
realizarse si lo hace “a tiempo”; pues algunos talentos son condicionados por
el paso del tiempo, a tal punto, que se vuelven un “imposible de realizar”;
ejemplo, el tenis a gran nivel, la danza.
Las causas son siempre íntimas o internas (La causa de que el vidrio se
quiebre con una piedra es su fragilidad; si no fuera frágil, no se rompería ni
con un balazo. Influencias para que la
fragilidad actúe son muchas: agua hirviendo, un terremoto, un alunizaje… Cargar la realidad, entonces, implica tener
claridad sobre cuáles son las causas de un actuar y qué lo motiva o influye,
condiciona.
c.3) “Encargarnos de la realidad”
implica estar en condiciones de poder asumir la propia responsabilidad frente a
quienes nos hemos comprometido. Somos educadores; algo debemos hacer frente al
dolor, abandono, violencia que sufren
nuestros educandos; no podemos asumir una actitud de irresponsabilidad o de
inoperancia. Ser responsables implica responder de las consecuencias de lo que
hacemos y de lo que no hacemos. Por supuesto que para ello, tal como hemos
visto, es necesario hacerse cargo de la realidad, luego cargar con ella y,
ahora, encargarnos (responsabilizarnos) de ella; preguntarnos, entonces, qué
debemos hacer ante tal situación.
Cuando damos espacio
y derecho a cualquier acción injusta, sin hacer nada, no sólo aumentamos el
daño a quien ha sido injustamente agredido, sino que dificultamos la
convivencia en paz de un curso y damos lugar al mal ejemplo. Recuerdo una noticia: Se informaba que tres
estudiantes de enseñanza media habían abusado de una compañera delante de otros
estudiantes que hicieron caso omiso de los gritos de auxilio e intentos de
huida de la estudiante. Arrastrada por el suelo; fue reiteradamente abusada
sobre un escritorio; en la misma sala de clases. ¿Los profesores? Pareciera que
no existían. Resultado de esto y de la denuncia efectuada por la alumna y su
madre, la víctima debió ser retirada del Liceo pues por razones obvias, no
podía ni psicológica, ni moral o socialmente, seguir compartiendo con quienes
la habían abusado y con quienes lo habían permitido. Sus victimarios, en
cambio, siguieron en “su Liceo”, como si nada hubiese ocurrido… En ética, a este actuar se llama “actuar mal
con agravante de escándalo”, pues con el ejemplo se avala el mal actuar y no se
corrige, con lo cual los observadores también son moralmente dañados.
Debemos asumir
nuestra responsabilidad; atrevernos a mirar, ver y tomar las riendas para guiar
a quienes nos corresponda por buenos caminos y, si no existen, construirlos…
Buscar o crear un buen material en el cual los educandos descubran y logren
discernir y entender el buen y mal actuar, la diferencia entre virtudes y
vicios, se planteen dilemas éticos… Liderar para instar a otros a colaborar en
la misma ruta, elaborar planes de acción o programas educativos y, así, formar
en valores para erradicar la maleza y sanar las heridas de muchas almas.
Alfonso López
Quintás, afirmaba en el libro que escribiera junto a Gustavo Villapalos: “La
responsabilidad es siempre proporcional a la dignidad. La dignidad de quien
consagra su vida a orientar a niños y jóvenes es muy alta. Se hace responsable del
futuro de estas personas y, consiguientemente, de la sociedad”
d) Antes de hacernos cargo de la realidad, debemos hacernos
cargo de nosotros.
Entender o
entendernos no es fácil. Por ahora, digámoslo en forma simple: Somos lo que
hemos ido haciendo de nosotros a lo largo de nuestra trayectoria de vida; en
ello debemos incluir lo que podíamos o debíamos haber sido y no fuimos y lo que
podríamos o deberíamos ser y aún no realizamos. Generalmente, entender nuestro
propio actuar personal, es mucho más complejo que entender el de otros… A
veces, la explicación o comprensión de una actitud, decisión o comportamiento
está en la interpretación o sentido que hemos dado en el pasado a una
experiencia que, para otros, podría no tener mayor incidencia. Analizarnos moralmente es difícil, influyen
sentimientos y un pasado que no es recordado tal cual ocurrió. Además, el pasado ya fue, no es modificable;
la esperanza está en proyectar un futuro que aún no es. Es algo que todo educador debe tener
presente, para alentar al alumno a superarse y no aplastarlo, haciendo hincapié
en el error ya pasado. Veamos algo más
sobre esta temática, donde es imposible separar la ética de la antropología:
La necesidad de reflexionar sobre la experiencia.
Nuestra vida es un
continuo de experiencias o vivencias que van configurando lo que llamamos
nuestra biografía o historia de vida. Se trata de experiencias de diversa
envergadura o impacto; tanto para nuestra existencia como para la de los demás;
experiencias no siempre reflexionadas que, sin embargo, pueden alcanzar el
rango de acontecimientos, esto es, marcar el rumbo de nuestras vidas, con su
carga de posibles e imposibles. Por ello, no es más sabio quien más ha vivido
sino quien constantemente va extrayendo principios de vida a partir de lo
experimentado. Podemos pasar por la vida o vivirla con mayor o menor
profundidad, dependiendo de cuánto vayamos aprendiendo de la misma. Así,
nuestra vida es la historia de nuestras experiencias y de la reflexión sobre
ellas, lo que es también una experiencia: la experiencia de reflexionar sobre
la experiencia. Así, no es lo mismo la experiencia de amar –estar amando- que
la reflexión sobre qué significa amar o que amemos a tal o cual persona.
Tengamos presente, entonces, que la reflexión sobre una experiencia será
siempre sobre una experiencia pasada y que ese pasado podrá ser próximo o
remoto.
Aclaremos que no
reflexionar sobre nuestras experiencias de vida no significa que éstas sean
algo oscuro o inconsciente. Quien en estos momentos está leyendo estas líneas
no está reflexionando sobre su experiencia de leer, pues ello le impediría
leer; pero ello no implica que su leer sea inconsciente. De hecho, si le
preguntamos qué está haciendo, dirá: ”leyendo”. Lo habitual es, entonces, ser
“conscientes no –reflexivos” respecto nuestras experiencias o acciones. La
reflexión sobre nuestras experiencias nos lleva más allá que la toma de
conciencia; implica el acto de volver la mirada hacia nuestro interior, hacia
lo que nos está aconteciendo para analizarlo. La reflexión es una
introspección, un volverse sobre sí mismo que puede revelarnos las causas,
condicionamientos y elementos que están conformando nuestra forma de existir,
en un momento de la historia de nuestras vidas, en una situación determinada. Esta
reflexión podrá permitirnos descubrir, entender e incluso replantear el curso
mismo de nuestras existencias; evaluar nuestros proyectos personales y la forma
de llevarlos a cabo y, por último, extraer aquellos principios que nos
orientarán en futuras decisiones y se constituirán como criterio de
crecimiento, estancamiento o destrucción personal. Nos permite, en otras
palabras, hacernos cargo de nuestra realidad.
¿Qué nos sucede, qué sentido tiene tal o cual
decisión, qué significa tal acontecimiento o persona en nuestras vidas, qué
experiencias nos hacen crecer y cuáles nos consumen, qué es lo más importante,
qué debemos asumir y qué superar, cuáles han sido nuestros errores y aciertos y
cuáles sus consecuencias? En fin, son muchas las reflexiones que necesitamos
hacernos constantemente para no perdernos en un mundo cada vez más apremiante y
conflictivo que, así como nos ofrece múltiples posibilidades, también nos pone
cada vez mayores dificultades para alcanzarlas en forma honesta.
The insider (El
informante).
http://www.youtube.com/watch?v=DOKSrRdfkQM&feature=related
Sobre la ética del
científico
d.2) Situacionalidad de la experiencia
En cada una de nuestras
experiencias está involucrado todo nuestro ser personal; no puede ser de otra
manera; somos indivisibles: afectivos, inventivos, morales, intelectuales,
sociales (familiares, amigos, adversarios, habitantes, ciudadanos, etc.),
creyentes, más o menos saludables o vitales y todo ello en un constante y
continuo acontecer que va conformando nuestra historia de vida. Indivisibles,
complejos por nuestra riqueza de ser, únicos e íntimos, vivimos situaciones
también únicas, que dan una tonalidad a nuestra existencia según sean
predominantemente afectivas, morales, intelectuales, religiosas, sociales,
corporales, estéticas, etc. Durante el nacimiento de un hijo, por ejemplo, para
la madre predominará la dimensión afectiva, mientras para el médico la
intelectual; pero, en ambos casos, está allí cada ser involucrado por entero en
esa experiencia: su historia de vida, sus valores, sus conocimientos, su
afectividad, sus creencias… Entender una experiencia de vida, implica tener
presente todas sus dimensiones; sin olvidar que somos únicos e indivisibles, en
situaciones de vida también únicas e irrepetibles. Una reflexión sobre nuestra
experiencia debe considerar que ésta se da no en el vacío sino en un espacio y
un tiempo determinado, que forman parte explicativa de la misma.
d.3) La reflexión sobre lo que nos acontece no es inmediata.
No cabe duda la importancia de la
reflexión sobre nuestras experiencias; sin embargo, es importante tener
presente que la reflexión sobre éstas, no es inmediata ni fácil. A veces, la
comprensión de algo experimentado cuando niños o jóvenes, lo entenderemos mucho
más tarde; después de numerosas reflexiones e iguales aciertos y errores. Es
más, recordemos que nuestra reflexión es sobre una experiencia necesariamente
pasada; por lo cual "el sentido de una experiencia no llega en realidad a
ser nunca decisivo o concluso. Y esto ocurre no sólo porque en el curso de la
existencia alteramos la valoración de nuestros propios actos pasados; es que,
de hecho, nuestras experiencias reobran sobre las anteriores, y por ello es
posible que las valoremos, con el tiempo, de modo distinto." (E. Nicol en
su "Psicología de las situaciones vitales”)
¿Cuánto tiene que
pasar para entender una actitud, una decisión, una palabra o un silencio? Por
ello debemos tener cuidado con nuestro sentido de culpabilidad, con el culpar o
culparnos. Así, cuando hoy nos demos cuenta que fue un error la decisión de
hablar o callar, hacer o no hacer esto o lo otro; también deberemos tener en
cuenta que en ese entonces, tal vez, no teníamos la edad, la sabiduría de vida
o conocimientos necesarios para percibir las cosas de otro modo; o, quizás, no
se dieron las circunstancias que nos habrían permitido resolver esas
situaciones de una manera más eficiente. Acaso hoy encontremos explicaciones o
formas de actuar que habrían sido más certeras; pero es bueno tener presente
que hoy somos otros. A modo de ejemplo, recordemos las situaciones presentadas
en el film Mysterious Skin: Brian y Neil eran niños indefensos cuando fueron
abusados por el entrenador; no podían responder de lo que por sus edades y circunstancias
afectivas y familiares era para ellos imposible de entender y asumir de otra
manera.
Adele - Don't you remember
http://www.youtube.com/watch?v=_If00nv9xFA&feature=related
¿Cómo se hace cargo
de la realidad, carga y encarga de la realidad?
e) El pasado que no pasa…
Para nuestro tema – la
pedagogía experiencial – nos interesa aclarar algo más la historicidad que nos
conforma. En primer lugar, aclaremos que el pasado no es sólo lo que fuimos o
hicimos; sino también lo que podíamos ser o hacer y no fuimos o hicimos y lo
que sabíamos que no podíamos o no debíamos ser o hacer... ¿Recuerdan alguna
experiencia al respecto y de qué forma hoy nos conforma como un posible o un
imposible? Pero no es sólo lo que nos ha pasado lo que hoy nos conforma en una
especie de estilo de ser, de existir y de habérselas con el mundo; sino nuestra
forma de proyectar ese suceso. ¿La madurez adquirida al día de hoy, acaso no
nos permitiría tener otra apreciación de los sucesos pasados y, consecuentemente,
otra forma de vivir este presente y proyectar nuestro futuro?
“De nuestras experiencias
pasadas, unas son más próximas y otras más remotas a nuestro presente actual
(…). Lo próximo a nuestro presente puede ser algo que distingamos como remoto
en una sucesión temporal homogénea. E, inversamente, lo remoto en el tiempo
puede ser, para nuestro presente actual, efectivamente más cercano. Por la
función misma del recuerdo, las experiencias pasadas se aproximan a nuestro
presente, alejando de él a otras; y el olvido las aleja a todas, unas más y
otras menos rápida y totalmente. (…) Es la relación afectiva con el presente lo
que determina casi siempre la proximidad o lejanía de una experiencia pasada
respecto ese mismo presente. (…) Una experiencia pasada puede sernos próxima lo
mismo si ella fue grata, o si su recuerdo es grato, que si fue desagradable.”
(Ibíd. Pág. 55)
Por ello, antes decía
que nuestra historia de vida no es lineal, no se lee a reglón seguido.
Recuerdos y olvidos saltan espacios, uniendo tiempos lejanos, trayéndolos al
presente y alejando otros, hasta hacerlos casi desaparecer…Por ello no hay
medidas ni instrumentos válidos para cualificar el tiempo vivido por cada cual,
cuán lejano o cuánto pasado ha vivido y cuánta experiencia ha “acumulado” . Las
causas de la violencia no cabe duda que se encuentran en experiencias próximas
que pueden encontrarse lejanas en el tiempo cronológico; en los inicios de la
vida; en el pasado que no pasa… Sin embargo, no estamos determinados por el pasado
pues somos, al mismo tiempo, lo que aún no somos.
f) La experiencia del futuro presente y como posibilidad.
Ser el mismo no es lo
mismo que ser igual o idéntico. Nuevas experiencias nos presentan nuevas
posibilidades y, por lo mismo, imposibilidades. Y si bien es cierto que hoy
somos el resultado de las elecciones y rechazos realizados en el pasado, y que
estos circunscriben nuestras posibilidades futuras; no menos cierto es que el
pasado no nos limita, no nos cierra o determina nuestra mismidad abierta a los
cambios, a lo distinto, a lo que antes no hemos sido o vivido. Podemos cambiar
el curso de la historia de nuestras vidas, proyectarla de modo que nuevas
experiencias la potencien en direcciones distintas a las hasta hoy llevadas.
Somos el mismo que se
va construyendo día a día, por lo tanto, siempre distinto; siempre novedoso. El
futuro, nos es primordial porque en él está la esperanza, el sentido y
finalidad de nuestros afanes, de la educación; del paso de la violencia a la
paz. Por ello, el hombre que siente no tener futuro posible; es un hombre
"sin vida"; "preso de la desesperación", no espera nada; se
deja estar. De ahí también la actitud heroica de quien sentenciado de muerte,
vive con fuerza cada momento de su vida; de ahí lo sobrecogedor de sus últimas
disposiciones y de ahí la diferencia entre quien ve la muerte como un tránsito
y quien la ve como el fin de la existencia.
Si el futuro es lo
que puedo llegar a ser o a hacer; si es posibilidad, es importante entonces
preguntarse ¿Qué es lo que queremos hacer; quiénes queremos llegar a ser? Nicol
dirá "Cuando la facultad de proyectar, agotada por las dificultades del
presente, o por la oscuridad del porvenir, se rinde y exclamamos veremos lo que
pasa, dejando que el futuro venga a nosotros, incluso entonces sabemos que algo
va a ocurrir, que inexorablemente se va a producir una situación en la cual nos
sentiremos inmersos, o de la cual seremos constituyentes. Pero no sabemos cuál
va a ser ella" Es la incertidumbre agobiante; nos produce desazón, desconcierto,
inseguridad. Nos gusta ser previsores incluso, manejar el factor sorpresa en lo
que no es decisivo: el regalo o la fiesta sorpresa. Necesitamos la certeza de
que lo fundamental de nuestras vidas seguirá un curso de continuidad que nos
permite saber de antemano qué hacer, a qué atenernos. Los cambios bruscos nos
provocan desconcierto; nos dejan en la crisis del cataclismo que puede ser
físico, económico, afectivo, social, moral; etc.
g) Según como habitemos el espacio será nuestra experiencia.
¿Recuerdan algún
rincón amado? ¿Recuerdan algún lugar al cual jamás quisieran volver, por muchas
comodidades o lujos que éste les ofreciera? Habitamos el espacio; esto es, lo
teñimos con nuestra historia de vida y éste, a su vez, nos hace saltar a pasados,
provocándonos emociones, recuerdos, que pueden ser gratos o no. Por otra parte,
podemos hablar de espacios acogedores o desacogedores; espacios que con su
vestimenta, promueven la paz o la violencia. Somos personas que se inspiran en
un paisaje o en habitaciones vestidas por experiencias en ellas tenidas. Por
ello, el inventario de un lugar no tiene el mismo sentido o valor para dos
personas.
Nos proyectamos no
sólo según nuestros tiempos, sino en un lugar; en una circunstancia. No da lo
mismo cualquier lugar para construir el hogar, para celebrar o para pasear por
él. En un lugar somos extranjeros; en otros, estamos en lo nuestro… No es lo
mismo invadir un lugar que cultivarlo: “Es el espíritu y no el cuerpo el que
arraiga la tierra del lugar”, dice Nicol.
De acuerdo con lo
expuesto hasta aquí, es claro que la sabiduría de vida, no dependerá de la
edad, puesto que no depende de la cantidad de experiencias, sino del cómo
integremos esa experiencia, cómo captemos su sentido de ascensión, de tal modo
influya positivamente en nuestros propósitos y fortalecimiento. Muchas veces,
no nos damos el tiempo para volvernos sobre nosotros mismos; a veces, por
comodidad o temor a no saber cómo enfrentarnos; así el ser humano se va
volviendo un inconsciente, se va bestializando. Reflexionar sobre nuestras
experiencias vividas directamente o en la experimentación fílmica es también
una experiencia; tratar de explicar esa experiencia también lo es…
h) Educar es enseñar
a descubrir y amar los valores – verdad, bien y belleza- de tal modo sean
asumidos como principios de vida. Asumidos los
valores, pasan a configuran nuestro ser conforme las virtudes. Es la educación
como actitud de vida, donde el bien es bondad, la verdad es veracidad y la
belleza es éxtasis. Llamamos axiología a
la disciplina filosófica que estudia los valores. Esta disciplina, se sustenta en la
antropología filosófica. La relación
educación con el bien moral, es estudiada por la ética y la relación con la
belleza, por la estética.
"Enséñame"
http://www.youtube.com/watch?v=x6vz7ehHQew&feature=related
Principios de Ética General
1º Haz el bien y evita el mal
2º Principio de tolerancia: Desgraciadamente,
dado que existe el mal, cuando no hay
alternativa alguna para evitar un mal mayor, se debe actuar conforme al mal
menor.
3º Se puede actuar mal por comisión u omisión,
esto es, cuando se hace lo que no se debe hacer o cuando no se hace lo que se
debe hacer.
4º Para que haya mérito o culpabilidad de los
actos, tiene que haber conocimiento o debiera haberlo y voluntad.
5º Existen agravantes y atenuantes de lo actos:
a)
Según la acción e intención:
a)
Según la acción e intención:
ACTO INTENCIÓN MORALIDAD
Bueno Buena Bueno
Malo Mala Perverso
Bueno Mala Más
malo
Malo Buena Menos
malo
Es
más malo actuar contra alguien inocente o de actuar correcto, que ante quien actúa mal.
c) Más mal actúa quien tiene mayores
conocimientos y mayores responsabilidades.
d) Mayor es el mal cuando se atenta contra un
bien mayor.
e) Mayor es el mal si se hace con escándalo,
esto es, se ufana de él y se trata de propagar.
f)
Mayor es el mal si se actúa en contra de quienes somos responsables
g) Mayor es el mal si se actúa contra un bien
público o común que contra un bien particular.
Educarse implica el reto de ascender
en honestidad, en bondad de ser, en mérito de ser; implica, por lo mismo, la
realización de virtudes. Ahora bien,
llamamos virtudes morales a las diversas formas que presenta la realización del
bien, acorde las situaciones que debemos enfrentar durante el desarrollo de
nuestra existencia. Así, hablamos de virtudes naturales cardinales o derivadas
y de virtudes teologales o sobrenaturales. La educación en este sentido implica
un reto moral, pues el bien no siempre es fácil de distinguir del mal; como
tampoco es fácil superar la comodidad, conveniencias o placeres inmediatos que
puede ofrecer el aparente bien o mal. Muchas veces el ser humano distingue
entre lo bueno y lo malo, lo correcto o incorrecto; pero por debilidad cae en
los vicios. Mientras las virtudes implican una real realización del auténtico
ser que somos; los vicios implican una falta de auténtica realización que puede
ocultarse tras la fachada de bienestar, poder, tener o placer.
Prudencia, Fortaleza, Templanza,
Justicia son las virtudes que llamamos naturales “cardinales”, por cuanto como
los puntos cardinales, indican un camino de corrección a seguir (un camino
educativo). Cada virtud cardinal se puede expresar a través de diferentes
virtudes que , entonces, son llamadas “derivadas” La adjetivación de
“naturales” es para diferenciarlas de las virtudes teologales o sobrenaturales
que dicen relación directa con Dios, pues en Él tienen su origen y destino; así
las virtudes de la fe, esperanza y caridad (camino de gracia, revelación y
santidad). Las virtudes cardinales
naturales, en cambio, centran su realización en la voluntad del ser humano y en
su relación del mismo con la naturaleza y con los demás hombres. Imprudencia, Debilidad, Intemperancia e Injusticia;
Infidelidad, desesperanza y odio, son las nominaciones que damos
respectivamente a los vicios que caracterizan una existencia por oposición o
ausencia de las respectivas virtudes. El estudio de la educación en relación
con las virtudes teológicas y con el sentido final de la existencia o llamado
Bien Final o Último, puede dar lugar a una perspectiva teológica de la
educación.
3.2. DIMENSIÓN ESTÉTICA O PEDAGOGÍA DE LA ADMIRACIÓN Y BELLEZA
Nuestro sistema nervioso y
órganos, nuestra capacidad racional y emocional, nos disponen, en la medida que
están sanos, a tener una serie de sensaciones y análisis que nos pueden
provocar experiencias de gusto, agrado, placer o sus contrarios: disgusto,
displacer o dolor, desagrado. A diferencia de ello, la sensibilidad implica una
toma de conciencia y el descubrimiento, redescubrimiento o creación del sentido
que vincula sensaciones, ideas, emociones, a valores que les trascienden. Veo
el movimiento de los astros y planetas, estudio y entiendo una serie de
relaciones y fórmulas astrofísicas explicativas de las órbitas, me alegro y
emociono ante el éxito del lanzamiento de un nuevo observatorio espacial; pero
aún no tomo conciencia de todo lo que ese conocimiento me está diciendo…
La sensibilidad como conciencia del valor de
una realidad o situación, de un ámbito, nos muestra la materia pero para
desocultar lo que está a resguardo, atesorado pero al mismo tiempo esencial y
explayándose en un sentido trascendente. Los sentidos nos ofrecen una somera
información; una especie de llamado de atención que luego debemos integrar en
un examen de conciencia…Por eso uno de los peligros es que al entregar el
conocimiento disperso, la realidad fraccionada, el educando se quede en la
parte o aspecto y no capte el sentido cuyo valor se aprehende en el todo; y no
sólo de una realidad sino de la situación real en que esa realidad actúa
respecto de otras y de un todo situacional.
Por lo mismo no capto el sentido que tiene en el otro su palabra y su
mirada; no lo escucho ni veo; menos aún percibo su intención ni su valor; lo
más increíble y trágico que tampoco los propios. ¿Qué hace la pedagogía al respecto?
Recuerdo aún esas clases de
biología, donde se supone, aprenderíamos a entender, valorar y respetar la
importancia de la vida, nuestras vidas y las de los demás. Pero… ¿podemos
llamar biología al repetir una y otra vez las funciones y partes del aparato
circulatorio, del ojo o del aparato reproductor? ¿Aprendemos a respetar la vida
de la naturaleza, analizando cadáveres de insectos o peces? ¿Facilitamos de esa
forma la captación del sentido, nobleza, belleza y valor de la vida? Tuve un profesor en mis tiempos de
estudiante, a quien aprendí a valorar no a través de sus clases sino de un
libro “Memorias de la otra existencia”. Al terminar sus estudios, recordaba con
gratitud a quien calificara de cómo “cierto exótico profesor de la escuela”, su
profesor de anatomía comparada, Hans Möllendorf “maestro eminente, único en
quien había observado a cada paso una especie de estremecimiento estético en la
manipulación de las materias de su especialidad. Entonces sucedía algo
inesperado y sublime. El profesor perdía la rígida compostura de sus gestos y
movimientos y su inexpresiva mímica de expositor objetivo. Olvidado del rigor
de su clase se transformaba en el estupefacto contemplador de algo inaudito.
Entonces absorto en el espectáculo de una probeta o de una lámina en el fondo
de un microscopio, el profesor emitía opiniones carentes de todo valor
científico y absolutamente inverificables. Decía por ejemplo “Aquí tenemos una
suspensión de diatomeas que ejecutan un maravilloso ballet acuático” (…), otras
decía, “Si vivir es crecer, entonces vivir es interpretar una partitura. Y el
alma, cada alma, es el intérprete de esa partitura”. “Ah, si tuviésemos,
agregaba, oídos más delicados oiríamos el crecimiento desde la mórula hasta el
embrión como un crescendo en que van entrando sucesivamente los vientos, las
cuerdas y los cobres, y sentiríamos a la vez que el alma goza indeciblemente al
componer su propio cuerpo”. Le daba, pues, gracias a ese hombre poco común y a
la vez me preguntaba que le sucedía al alma una vez cumplida su jubilosa tarea,
despertada ya al mundo y entregada a su propia decisión. ¿Podría ella hacer de
sus energías aún no gastadas el despliegue simple e impecable de una música
concertante” (Rafael Gandolfo B. Ed. Universitaria, 1985, p. 86-87). Amor, contemplación, sensibilidad para aprehender
lo esencial y su belleza tras lo que aparece como primera información a los
sentidos y a la razón…Entonces se toma conciencia, porque nos sobrecoge, la
armonía, el resplandor del ser, es decir, su auténtica belleza; la belleza de
ser. Ese mismo conocimiento que a veces
parece asfixiarnos por la forma como nos lo entregan, en otros hace que pase a
ser sentido de vida; por algo será…
Estamos ante lo que podríamos
llamar Pedagogía y Educación Estéticas: Pedagogía que educa a partir del
encuentro con la realidad a través de su belleza; pedagogía que nos coloca en
situaciones que nos instan a afinar el espíritu, el entendimiento, para
discernir entre lo esencial y lo efímero, lo profundo y lo superficial, la
presencia y la apariencia, la morada y el espacio, el ocio y el negocio, la
realidad ambital o transobjetiva y los objetos o cosas, el acontecimiento y el
dato, lo atesorable y lo desechable, lo superior y lo inferior, la belleza y lo
bonito, la obra de arte y lo ornamental, la magnificencia y lo sublime.
"Hay formas distintas de
belleza. Entre ellas destaca lo sublime, lo que nos asombra por su grandeza y
valor, y nos invita a elevarnos a su altura. Esta elevación sólo podemos
llevarla a cabo si somos sensibles y receptivos. (...) Cuando se piensa en lo
pobres, se lamenta automáticamente su carencia de alimento, vestido y hogar.
Pero se alude menos a la sordidez del ambiente y a la fealdad del entorno.
Parece olvidarse que la belleza va de la par con la verdad y la bondad. Son
tres lo ejes de la vida humana normal" (Alfonso López Quintás en "El
Libro de los valores" que escribiera junto a Gustavo Villapalos. Planeta
1998. España, p. 351 y 353)
¡Qué riqueza de ser la de
hombre y cuán compleja! En el mundo natural, cada realidad está predeterminada
a cumplir con su ser - el puma a ser puma, la montaña a ser montaña. En la
existencia de estas realidades no hay engaño; en sus respuestas no hay error.
Sus existencias son auténticas, simplemente son y, en ellas, el bien es natura
y la belleza también. Por lo mismo, bien, verdad, belleza, en las realidades
naturales, no implican mérito porque están inscritos en su constitución; pronto
a desarrollarse espontáneamente en consonancia con sus esencias. Pues bien,
mientras la naturaleza despliega sus fuerzas de ser sin más; el ser humano,
consciente de esas realidades, de la propia realidad y de ser, responde ante sí
y ante lo y los demás, acogiendo o rechazando, descubriendo y ocultando o
desfigurando, colaborando o abortando… Sólo la educación de la sensibilidad,
permitirá apreciar la grandeza en lo pequeño, al mismo tiempo que nos despejará
la visión cuando los ostentos del camino insistan en separarnos del ideal. Sin sensibilidad para captar los reales
valores y los valores morales, no es posible educación ni diálogo alguno.
Por último, aclaremos que
Pedagogía o Educación Estética no es lo mismo que Pedagogía en Arte o Educación
Artística. Mientras la primera forma al hombre contemplador de toda belleza
–natural, artístico y sobrenatural- la pedagogía del arte y educación artística
forma al profesional creador de obras de arte. Así, la educación estética es parte de la
formación de la persona como tal, de toda persona y todo acto personal. Es la
formación del hombre como contemplador. Enseñar a vivir la vida y cada uno de
sus actos en forma bella, para ser mejores personas, es nuestro reto. Es la
belleza del ser la que tiene manifestaciones o proyecciones sensibles para las
cuales hay que educar la sensibilidad. La educación de la sensibilidad o
estética – de la belleza- impulsa la ascensión del hombre desde lo visible a lo
invisible.
Anthony de Mello en su relato
"Un minuto para el absurdo" nos cuenta:
"El maestro le dijo a un asistente social:
- Me temo que estás haciendo más mal que bien.
- ¿Por qué?
-
Porque únicamente subrayas uno de los imperativos de la justicia.
- ¿A saber...? -
Que los pobres tienen derecho al pan.
-
¿Y cuál es el otro?
-
Que los pobres tienen derecho a la belleza.
(Sal Terrae, Santander 1993, p.134)
CONCEPTUALIZACIÓN FUNDAMENTAL
1. Moral humana y amoral del animal
2. Principios de a educación moral
•
Moral, imaginación creadora e imaginación pueril
•
Idealismo y utopía
•
La responsabilidad se educa desde un hombre “situado”:
-
“Hacerse cargo de la realidad”
- “Cargar con la realidad”
-
“Encargarnos de la realidad”
•
Debemos hacernos cargo de nosotros mismos:
-
La necesidad de reflexionar sobre la experiencia; pues somos conscientes
pero no necesariamente reflexivos
-
Importante tener presente la situacionalidad de nuestras experiencias
-
La reflexión sobre la experiencia puede ser mediata, remota (no
inmediata); lo que no significa
que sea menos importante.
-
Sentido del pasado: experiencias próximas
-
Sentido del futuro
-
Los espacios habitados
•
Educar es asumir valores
3. Principios de Ética General
4. Valores y virtudes: Virtudes cardinales naturales y virtudes teologales
5. Pedagogía estética o de la admiración. Lo sublime
AUTOEVALUACIÓN
1. Transcriba un caso real, propio de la
comunidad educativa y analícelo, aplicando los principios de una pedagogía
general y los principios de la ética general.
2. Analice, moralmente, los personajes
protagonistas de un film o cortometraje.
3. ¿Por qué
hay personas que pueden tener un gran grado de instrucción ética- por ejemplo,
ser expertos en justicia o caridad- y ser inmorales?
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