miércoles, 31 de octubre de 2012

Clases lunes 3º período

Estimados alumnos.  Las clases se reanudan en el horario habitual, lunes 3º, sala 414, Facultad de Ciencias.
La profesora

viernes, 26 de octubre de 2012

CALENDARIZACIÓN TÉRMINO DE CURSO Y MATERIA PRUEBA TERCERA UNIDAD

Miércoles 7 de noviembre, a las 14.30 hrs, en el Auditorio de la Facultad de Ciencias Naturales, Taller Prevención Abuso sexual infantil: La mirada del cine.
Por error, invité al curso para este miércoles 31 de octubre.  Es el  7 de noviembre.
favor, avisar al curso que asistió a clases hoy lunes 20 de octubre.
Muchas gracias


Estimados alumnos, volvemos a nuestro horario habitual: lunes 3º, sala 414,  4º piso, Facultad de Ciencias. 
Ante recientes consultas, las "Instrucciones para el trabajo en terreno" se encuentran publicadas en este mismo blog (Entradas Antiguas), desde el 17 de agosto de 2012.  Encontrarás el formato de presentación para cada tarea que has debido hacer. 

Calendarización:
12 y 13 de Noviembre:  
-  Presentación de los proyectos en terreno, por equipos, en sala de clases.  Se confirma la Evaluación de la Unidad II del curso.. Previamente el alumno ha cumplido con las exigencias de esta actividad y ha sido evaluado por la profesora Srta.  Rosa Gómez
-  Rinden prueba los alumnos que no la hicieron (Unidad I)
- Entregan de Trabajo, alumnos en situación especial (Los que no hicieron el trabajo en terreno, autorizados por las profesoras)

26 y 27 noviembre: 
 Prueba. Evaluación Unidad III. El alumno debe presentarse en el período que le corresponde, según sección.
Lunes 3º,   sala 414, 11.10 hrs, Facultad Ciencias, Sección 02
Lunes 5º,    14.20 hrs,  Facultad Ciencias, Sección 03
Martes 2º,   09.35 hrs., Casa central, Sección 01

3 y 4 de diciembre: Resultado de evaluaciones del curso.
10 y 11 de diciembre: Prueba Especial (Alumnos con nota 3.5 a 3.9, de término de curso)

Contenidos relevantes a ser evaluados en la Prueba:

1. Perspectiva Epistemológica de la Educación.
1.1  ¿Formar para la sociedad del conocimiento o formar para la sociedad del saber?

1.2  Tres actitudes ante la realidad: Filosófica, Ideológica, Doctrinaria.
1.3  Dimensiones del Saber:  saber discernir - saber definir - saber entender
1.4  Confusiones que desorientan la vida intelectual: Positivismo, Historicismo, Pragmatismo.
1.5  Formas de Saber: saber actuar, saber hacer algo, saber descubrir
1.6  El saber pedagógico: Perspectiva Ontológica; Antropológica; Ética.

2.  Perspectiva Antropológica de la Educación.



2.1  El ser humano, una realidad unipluridimensional: Educación de la corporalidad; de la afectividad; de la moralidad;de la sociabilidad;de la intelectualidad; de la esteticidad;de la transtemporalidad; de la transespacialidad;de la religiosidad


2.2  Diversas concepciones sobre la realidad humana:El hombre, realidad trascendente;El hombre como criatura absolutamente natural;El hombre estudiado desde sí mismo;El hombre en el mundo.

2.3  Las Fases del Proceso educativo. 


3.- Perspectiva Axiológica De La Educación
3.1 Dimensión Moral



Principios de la Educación Moral

Principios de Ética General



3.2. Dimensión Estética o Pedagogía de la Admiración y Belleza
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La profesora

viernes, 19 de octubre de 2012

MATERIA PRUEBA UNIDAD III

Estimados alumnos. la materia para la Prueba Unidad III, se encuentra en este blog, ir atrás por ENTRADAS ANTIGUAS. Ttambién se encuentra un ejemplar para ser fotocopiado, en la fotocopiadora frente a la Casa Central (lado del "Roma")
Las profesoras

MATERIA PARA LA PRUEBA UNIDAD III

Contenidos relevantes a ser evaluados en la Prueba Unidad III:

1. Perspectiva Epistemológica de la Educación.
1.1  ¿Formar para la sociedad del conocimiento o formar para la sociedad del saber?
1.2  Tres actitudes ante la realidad: Filosófica, Ideológica, Doctrinaria.
1.3  Dimensiones del Saber:  saber discernir - saber definir - saber entender
1.4  Confusiones que desorientan la vida intelectual: Positivismo, Historicismo, Pragmatismo.
1.5  Formas de Saber: saber actuar, saber hacer algo, saber descubrir
1.6  El saber pedagógico: Perspectiva Ontológica; Antropológica; Ética.

2.  Perspectiva Antropológica de la Educación.
2.1  El ser humano, una realidad unipluridimensional: Educación de la corporalidad; de la afectividad; de la moralidad; de la sociabilidad; de la intelectualidad; de la esteticidad; de la transtemporalidad; de la transespacialidad; de la religiosidad
2.2  Diversas concepciones sobre la realidad humana: El hombre, realidad trascendente; El hombre como criatura absolutamente natural; El hombre estudiado desde sí mismo; El hombre en el mundo.
2.3  Las Fases del Proceso educativo.

3.- Perspectiva Axiológica De La Educación
3.1 Dimensión Moral
Principios de la Educación Moral
Principios de Ética General
3.2. Dimensión Estética o Pedagogía de la Admiración y Belleza
 
Del blog: educadesdelaciencia.blogspot.com
Profesora Lilian Arellano Rodríguez

UNIDAD II: Perspectiva epistemológica, antropológica y axiológica de la educación.
1. PERSPECTIVA EPISTEMOLÓGICA DE LA EDUCACIÓN
1.1  ¿FORMAR PARA LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO O DEL SABER?

                               A diferencia de otras realidades, aprehendemos la realidad como tal, tomamos conciencia de la realidad-Universo, de su acontecer y de nuestro acontecer en él.  El Universo, y nosotros en él, nos aparecen complejos: plenos en misterios, interrogantes y posibilidades. Nuestra existencia nos exige tomar decisiones y para ello valorar… ¿Qué puedo hacer; qué debo hacer; cómo y para qué; cuáles serán las consecuencias; qué es lo mejor o me guío por las conveniencias, mis gustos; poder y deber coinciden?  Ante todas estas interrogantes, tenemos dos alternativas: Valoro de cara a la realidad o doy la espalda a ella: esta decisión, que puede ser realizada en forma más o menos consciente, decidirá en gran parte nuestros estilos de existencia: ascenderemos o nos degradaremos. Éxtasis o vértigo, diría Alfonso López Quintás. (Ver texto en Página Principal) Aciertos, errores, apariencias, mentiras, ocultamiento, ignorancias, misterios, debilidad, dolor, placer, fortaleza, orden, caos, transparencia, corrupción, enseñanza, manipulación, fe, desesperación, esperanza, amor… nos ofrecerán sus potencialidades, sus límites y alcances, que irán esculpiendo una figura personal más o menos educada.
                Dentro de ese juego de decisiones, aparece una profesión educativa: ser profesor. Profesor, profesional, derivan del verbo profesar que significa confesar, hacer público. Profesional es la forma que elegimos, de acuerdo con nuestra vocación de servicio, de hacernos presente ante los demás.   Así,  profesor es el profesional de profesionales, quien se profesa enseñando a profesarse; para ello debe poner sus talentos (potencialidades) y saber al servicio de la educación del ser humano, esto es, debe constituirse en creador de situaciones que ayuden al autodescubrimiento y realización –recordemos que la educación es autoeducación- como personas (personeidades), personas únicas (personalidades) y profesionales.  Nuestra misión, entonces, se dirigirá a personas únicas que, a su vez, elegirán sus propias vías (saberes) para servir a los demás: artistas, artesanos, técnicos, ingenieros, científicos, religiosos, militares, empresarios, políticos, economistas, comunicadores, presentarán sus más propias y preciadas potencialidades; las que deben aprender a potenciar y realizar, en orden a los valores trascendentes bien, verdad y belleza… Ninguna vía es mala ni innecesaria; todas ellas potencializan al ser humano; pero educado es quien pone el poder al servicio del deber.  Nuestro reto educativo, por lo tanto, será descubrir la forma de co-crear situaciones que enseñen a descubrir y cultivar la creación y a sí mismo, con infinito respeto y equidad.
                En el marco de los slogan, desde hace unos cinco años, en las aulas universitarias y en algunos discursos y páginas web, resalta una frase: “Debemos formar la sociedad del conocimiento”   Mi pregunta es ¿un hombre con muchos conocimientos es un hombre educado; esto es, a más conocimientos, mejor educación?  Sólo deseo recordarles que un experto en química fue el creador de la bomba atómica, un hombre con estudios en Francia y en la entonces Unión Soviética, ordenó la matanza de Tiananmen, expertos en medicina son empresarios y directores de clínicas de abortos, expertos en teología abusan de niños y expertos en pedagogía manipulan a jóvenes…  No se trata de que el conocimiento sea malo; pero sólo son un medio y los medios son neutros; pues es quien los usa quien decide el destino que les dará.  De ahí la importancia de educar y no sólo informar o instruir.  Así, es claro que no es la sociedad del conocimiento sin más, la que conforma un ideal educativo: esa sería sólo una sociedad de la información.  La sociedad educativa es formativa; está conformada por quienes conviven en respeto, colaboración, equidad; esto es, una sociedad de personas que, por sobre toda erudición, estrategia o habilidad, poseen sabiduría.
             Sabio, entonces, no es quien todo lo conoce sino quien, tal como Sócrates decía, sabe qué no sabe.  Sabio es quien ama la verdad, el bien y la belleza aunque no los posea; pero sabe que existen y respeta y admira todo aquello que escapa al poder de su razón y capacidades pero que intuye a través del amor…  El sabio es humilde y agradecido porque vislumbra la grandeza del Universo y sus misterios y porque agradece su propia creación en ese Universo: Somos y el hecho de ser ya es un misterio y grandeza que debemos agradecer y cultivar…  Es tan poco lo que conocemos… No sé componer una melodía, no tengo una bella voz, no podré jamás ascender una montaña o salvar la vida de un enfermo; no cultivaré campos ni cuidaré bosques; tampoco descubriré un sistemas extrasolares o miraré el fondo marino; no pintaré una acuarela ni acariciaré a tantos millones de niños que necesitan consuelo pero que no están a nuestro alcance… Pero, estimados alumnos, seremos educadores y deberemos entregar nuestros mínimos talentos, conocimientos y habilidades o competencias, a quienes serán nuestros alumnos para que ellos vayan conformando un alma sabia, esto es, humilde y noble.  Nuestro ideal es la formación del ser humano y la conformación de una sociedad del saber; una sociedad donde los hombres convivan en paz, justicia, colaboración, misericordia y caridad.
En todo caso, la respuesta la  tiene cada uno de ustedes en su conciencia, como ideal:
       ¿Una sociedad del  conocimiento o una sociedad del saber?¿Vivir por un ideal o sobrevivir?
¿Mirar la pared o ir al encuentro de la realidad para descubrir su real belleza, verdad y bien?
 En el film Matrix, pueden encontrar la caverna actual...
(Ver analogía Platón y Matrix en  http://www.youtube.com/watch?v=CqY3XYaR27U)
1.2   TRES ACTITUDES DEL HOMBRE ANTE LA  REALIDAD:
         FILOSÓFICA – IDEOLÓGICA – DOCTRINARIA

La actitud filosófica
                La Filosofía no es un conocimiento hecho; sino un hacer, un constante filosofar. Enseñar filosofía es enseñar a filosofar, a reflexionar con la mirada puesta en la verdad real; sin otro compromiso que con la verdadera realidad. Descubrir la realidad de cara a ella, en el encuentro con ella… ¿Por qué es tan difícil hacer que el niño descubra la mariposa en la mariposa y luego dialogue con quienes también la han admirado; antes de hacerlo memorizar páginas de un libro que repite incansablemente las características de un insecto, más bien dicho, de un concepto que no es real sino un “ente lógico”, sin movimiento, sin colores, sin vida ni muerte? Pensar la realidad, amar la realidad, descubrir la realidad, cultivar la realidad… ¿Si descubriéramos al hombre real, ustedes creen que sería tan fácil lastimarlo, abandonarlo, humillarlo, asesinarlo?  Por ello deduzco que la violencia actual, la indiferencia de otros, la demagogia o charlatanería pura, sin verdadero compromiso,  surgen con tanta facilidad de un hombre que  nunca se ha encontrado con nada  ni con nadie, ni siquiera consigo mismo.
                Instalados en la realidad, amándola, intentemos su descubrimiento, intentemos entenderla y enseñarla que enseñar es tan sólo eso: señalizar hacia ella y enseñar a mirar y admirar.  Luego, podremos entrar en diálogo con los otros caminantes quienes, desde su perspectiva, desde su historia de vida, también buscan - con la misma honradez intelectual y moral- esa misma verdad real.   Entonces, sellado ese compromiso de búsqueda, indagación o investigación, los dialogantes podrán entramar sus ideas, discutirlas, fortalecerlas, rectificarlas y, siempre, enriquecerse en el encuentro con un tú; pues, aunque diversos, el horizonte real será el mismo.
                Por ello, en el filosofar, no hay enemigos ni cómplices; no hay intento de posesión o de poder sobre el otro; sino sólo maestros y discípulos; adversarios siempre dialogantes…ni perdedores, ni ganadores.   Sócrates, Platón, Aristóteles, Tomás de Aquino, Descartes, Heidegger, Ortega y Gasset, Zubiri y tantos más, nos presentan una diversidad de perspectivas que emergen de tiempos, historias y mundos  distintos pero todos unidos por una misma vocación, misión e ideal: la búsqueda fervorosa de la verdad y su enaltecedora enseñanza. Por ello, entre los adversarios hay respeto y gratitud: hay una mística de la enseñanza y aprendizaje que vinculan al ser humano  con los trascendentes valores de la belleza, bien y verdad reales.  Por ello, el saber develado también instaura el templo; quien así lo entienda, respetará por sobre todo su profesión de educador y hará escuela o universidad.
(Develar: quitar los velos para descubrir la verdadera realidad, oculta tras las apariencias. Saber develado es aquel que procura el hombre por sí mismo, haciendo uso de su entendimiento e instrumentos indagativos.)
La filosofía es un filosofar:  Siendo estudiante de Filosofía, tuve la oportunidad de tener que estudiar algunos textos de Xavier Zubiri…Lo interesante, es que después de reflexionar sobre la forma como Zubiri planteaba, en sus “Lecciones de Filosofía”, el pensamiento de Aristóteles, Kant, Comte, Bergson, Dilthey, Husserl y Heidegger, dejando claras las diferencias entre uno y otro con respecto a la visión que cada uno tenía de la filosofía, concluí que, por sobre toda diferencia, primaba algo mucho más primordial y común a todo auténtico filósofo: No se trataba de que estos filósofos discreparan en todo o sostuvieran planteamientos subjetivos o superficiales sobre su propio quehacer; por el contrario, lo que entonces pude entender, y hoy reafirmo, es que la filosofía más que un contenido o conocimiento estático, hecho o cerrado, el cual hubiera que entender y memorizar para luego repetir y, a lo más, preguntarse si estás o no de acuerdo con él, es, por sobre todo, un filosofar. Un filosofar, esto es, un quehacer que emana de una actitud de búsqueda, de descubrimiento; una actitud intelectual de honesta búsqueda de la verdad por amor a ella; un saber al estilo socrático: una dedicación, un compromiso, una vocación, un amor. Un saber humilde que indaga con respeto; que sólo puede asegurar qué es lo que no sabe y, simultáneamente, una actitud educativa porque insta a un constante afán de superación, de interrogantes y de diálogo. Sí, pienso que es en este sentido en el que están de acuerdo todos los filósofos y educadores; aunque luego difieran en el contenido o camino que realicen para filosofar o educar: Sea el ser, la vida, los hechos, la realidad, el contenido de la conciencia o la intuición aquello que motiva al filósofo a pensar, lo que importa, es que la filosofía es filosofar y el reto es hacerlo y hacerlo bien; saber filosofar…
Desde "El Mundo de Sofía" y "Sócrates" de Rosellini
     Saber pensar... esa el la clave de la educación; la base de las ciencias, técnicas, artes, justicia.  
   Saber amar... El verdadero amor es sabio; pues no puede ser indiferente al amado-a; por el contrario, sólo anhela su bien.  Todos los problemas ecológicos y sociales; sólo expresan la falta de amor por la vida.  Enseñar a amar y a pensar son los grandes vacíos de la educación. ¿Se puede ser universitario, sin amar el universo? ¿Se puede ser educador sin amar al ser humano? ¿Se puede ser biólogo sin amar la vida; físico sin amar el movimientos, las fuerzas y la constante búsqueda del equilibrio; químico, sin amar las formas, estructuras, cambios de la materia; matemático, sin amar la proporción, la disciplina, el orden, la música...?              
        Así, el método filosófico es el camino que realiza cada cual para encontrarse con la verdad; esto es, con la realidad que "verdadea" o verdad real. En este sentido, cada camino es único, porque cada uno debe no sólo recorrerlo sino construir, dirigiendo y haciendo uso de las herramientas y estrategias necesarias para ello; lo que no es lo mismo que decir que cada cual tiene su verdad; pues la verdad no depende del camino ni de quien la indaga; sino que pertenece a la realidad indagada o cuestionada por el investigador o filósofo. Insistamos una vez más: la verdad no depende de lo que creamos, pensemos o deseemos; por el contrario; nosotros debemos buscar la forma adecuada de acceder a la realidad verdadera, haciendo uso o forjando los caminos y herramientas, instrumentos o estrategias (técnicas) que respetan la naturaleza de ésta de tal modo descubrirla sin adulterarla.  En la actitud filosófica, el indagador encuentra su fuerza en la realidad o verdad real: en ella está su fundamento; pues verdad es lo que la realidad realmente es.
                Ahora bien, el objeto de indagación será siempre  “el Universo” sólo que, por límites humanos, mirado desde una perspectiva.  Así, el Universo en cuanto viviente, dará lugar a la biología; en cuanto compuesto material, a la química; en cuanto movimiento de la materia, a la física; en cuanto acontecimiento de lo humano, a la historia; en cuanto realidad  a la filosofía….  Estas perspectivas en la realidad conforman una unidad real. Por ejemplo, la realidad es realidad de un ser viviente que, si es de índole personal, trasciende lo material y que, a pesar de ser afectado –aquí y ahora- por la gravedad, la vida y la muerte, tiene un origen, misterio y forma de existencia que trascienden estas perspectivas.  Por lo mismo, en cuanto la filosofía trata de la realidad en cuanto tal, todo científico tiene una filosofía y, en cuanto todo filosofar implica una actitud ante la realidad, es algo que acontece en el ser humano, no en la superficie del tener (tener conocimientos) sino en lo más íntimo de su ser, dando lugar a una actitud desde la que se vive, una visión y forma de existir, de vivir. En este último sentido, toda persona tiene una filosofía de vida; sólo que algunas más o menos fundamentadas, vividas. No puedo dejar de transcribirles unas palabras de Eugenio D’ Ors:
                “La solución correcta de la tensión filosofía-vida no consiste en rebajar el filosofar al  nivel del vivir, sino en elevar la vida a la filosofía, inscribir ésta en aquella.  Si la meditación filosófica sorda al vivir debe llamarse un desvarío, la hora de vivir ciega a la filosofía, una vileza.” (Cit. Por H. Zomosa en “Realidad metaobjetiva y método configurativo de Eugenio D’Ors”, Rev Cruz del Sur, Nº 2 Ed. Univ. Católica de Valpso, 1976. Pág. 131).  También lo decía Bernardo Palissy, en palabras muy queridas y repetidas por D’Ors: “Y si la agricultura es conducida sin filosofía, ello equivale a cotidianamente violar la tierra con todas las sustancias que contiene” (Cit. D’Ors http://revistakatharsis.org/aprendizaje.pdf, pág. 18)

La actitud doctrinaria
Ver Pintura "La Crucifixión" de Dalí"
         Más allá, en el origen y destino de nuestras existencias y mundos, encontramos, ya no la ignorancia de los límites del conocimiento develado, investigado, demostrado; sino el misterio que sobrepasa la razón y  busca una respuesta en la verdad revelada.  La verdad revelada es aquella que se ofrece a quien tiene fe, escucha y asume como verdad lo que le dice aquella Realidad de Realidades, Creador no creado, sabio y amante perfecto, creador del universo.   La fe tiene que ver con los misterios, con aquella dimensión del Universo que nos sobrepasa: ¿Por qué vinimos a la existencia; por qué de esta forma, en un aquí y ahora precisos? ¿Antes de la vida y después de la muerte, qué y para qué?  La verdad revelada no es una verdad a la que se tenga acceso desde la razón y desde el laboratorio, pues las realidades a las que alude son superiores a las que se pueden apreciar en un tubo de ensayo, captar un microscopio o un telescopio.  
                Todo ser humano es creyente; pues creen tanto los que aceptan como los que rechazan la existencia de un Ser Superior; ya que estos últimos tampoco pueden demostrar su no existencia.  El camino de la fe no es un camino contrario al de la razón, sino distinto; pues ambos –si son honestos- buscan la verdad real.  Así,  son muchas las ideas (producto del razonar y la investigación) y las creencias (producto de la fe) que coinciden… Es más, el hombre de ciencia, si es honesto, sabe que su filosofía o ciencia tiene límites y que la realidad es más compleja de lo que puede hoy captar su razón.  Tanto quien se inicia en la existencia y el saber, como quien ya ha recorrido gran parte del camino, se da cuenta que las preguntas que nos hacemos sobre nuestra esencia, origen y destino o sobre el sentido último del Universo y de la educación, nos llevan más allá de los límites de la filosofía y de la ciencia; pues no todo puede ser observado ni razonado…
                 Para muchos, la respuesta está en un Ser Creador, Omnipotente, Amor Supremo, Padre, Salvador… Tal vez le llame Alá,  Buda o, simplemente,  “algo superior” o energía espiritual….  ¿Qué importa más: el nombre o la realidad?  En ese Ser, más allá de cómo lo ideemos,  enfrentemos o expresemos, aparece la Verdad Simple y Absoluta para quien, desde el misterio de la fe, cree en esa verdad revelada.  Otros, creerán que el Ser Superior es el azar y la energía.  Por supuesto, estas creencias marcarán nuestra vida; pues somos realidades re-ligadas (de ahí la palabra re-ligión), es decir, doblemente ligadas a algo que trasciende la vida, por cuanto el origen de ésta no está en nosotros mismos, como tampoco nuestra vida termina en ella… La fe, entonces, tiene que ver con las interrogantes del antes y después de la vida; sus respuestas serán las que den lugar a los diversos credos o religiones y al sentido mismo de esta vida que variará según la pensemos como una línea que va del útero al sepulcro o desde y hacia lo sobrenatural. 
                Nadie escapa de la fe… ¿Cuál es nuestro origen? ¿Cuál es nuestro destino? ¿Por qué me fue dado el don de ser creado? ¿Azar o sentido? ¿Del sepulcro a la tumba o desde Dios a Dios? ¿Determinados por la naturaleza, somos parte de una cadena evolutiva que en algún momento nos superará o somos un ser que trasciende la naturaleza, habiendo sido creados a imagen y semejanza del Creador de existencias; tanto en acto como en potencia?
                Fe y razón. Verdad revelada; verdad develada: Dos caminos para acceder a la verdad real. Creencias e ideas; confesión y demostración.  La fuerza de la fe está en el acto de creer, lo contrario a ella será la duda que emana de la razón o de los sentidos, debilitando la creencia.  Esto no implica que no se pueda pensar lo creído; pues esa es precisamente la misión de disciplinas filosóficas como la teología o estudio sobre Dios; pero en este caso, no se trata de credos ni de fe, sino de ideas y razones.  
        Ciencia, arte y fe se cruzan en los caminos de búsqueda.
              "Contacto", una muy excelente película de ciencia ficción (no de fantasía) que expresa las ideas que el licenciado en arte, astrónomo y doctor en astrofísica Carl Sagan se hiciera del universo y expusiera en forma novelada.  Junto al director cinematográfico Robert Zemeckis, Carl Sagan supervisó la correcta exposición de su pensamiento.
                Ante la diversidad de credos, el respeto es la actitud propia del educador. Respeto y tolerancia se ponen a prueba ante quienes tienen un credo distinto, con un solo límite: Es respetable toda idea y credo que no atenta contra la dignidad de ser. Por mi parte, tengo un pensamiento que siempre lo transmito: Toda fe que saca a luz lo mejor de ti, es válida.
                  Credo, ideario e ideología se presentarán como alternativas, en un juego que variará según el sentido que demos a nuestra existencia y, en ella, a nuestra profesión. ¿Cuál es la actitud correcta que debe conservar quien se dice educador de niños, adolescentes, jóvenes o adultos; teniendo presente que el profesor, como todo ser humano, tendrá sus propias creencias, tal vez simpatías o militancias ideológicas e idearios?  Lo importante es tener clara la diferencia entre una y otra actitud, sus alcances y límites y nuestro deber educativo ante ellas.
               
La actitud ideológica
               Mientras la doctrina es una cuestión de fe que, por lo mismo, trata de los misterios de la vida que por su sobrenaturaleza escapan a la aprehensión científica; la ideología trata de ignorancias superables, con el avance de la ciencia y de la tecnología o con la indagación propia y adecuada. Sin embargo, atendiendo a nuestros límites, no podemos tener una actitud científico-filosófica ante todo; de ahí que nos hacemos cargo y encargamos profesionalmente de una dimensión de la realidad, dejando el resto a cargo de otros profesionales o expertos. Así, vamos al médico para que nos diga qué nos pasa y luego, confiando en él, aceptar sus recomendaciones como verdaderas y/o convenientes.  Lo mismo, cuando recurrimos al electricista para que nos diga cómo hacer o arreglar aquel artefacto, al constructor civil para que nos informe sobre la calidad de tal suelo, al economista para que nos diga cómo se superará la pobreza, al juez para que nos diga cuál es el justo veredicto respecto tal o cual caso  o al político para que nos anuncie cuál será la mejor forma de gobernar un país,... etc. En todos estos casos, no estamos indagando la verdad a partir de un estudio directo de ella, ni tampoco pronunciándonos sobre misterios sobrenaturales; sino que interrogamos a otros sobre cuáles son sus formas de interpretar o entender la realidad.  Estamos moviéndonos en un ámbito ideológico, dependiendo de la honestidad del ideólogo, donde el riesgo del engaño es claro: dependemos de la moral, conocimientos y actitudes de otros... que podrían sólo intentar convencernos y hacer aparecer como verosímil algo que no es verdad pero que al ideólogo le conviene que “creamos”: El médico podría operarnos sin ser necesario, el electricista podría decirnos que el computador tiene la tarjeta madre dañada, el político ser sólo un simpático demagogo…            
"Gracias por fumar": El ideólogo en acción
La fuerza de una ideología está no en la verdad real sino en la idea propagada, en la fuerza de la mayoría que la milite: Que hoy alguien proponga que la tierra es el centro del sistema solar, no tendría ninguna fuerza…   Por lo mismo, en el ámbito ideológico, hay seguidores y opositores, conveniencias e inconveniencias, propaganda y anti propaganda, estrategias de manipulación para lograr adherentes y derrotar al “enemigo” que es visto como obstáculo opositor: están los “nosotros” y “los otros”.  No es suficiente la exposición de la verdad, sino el ser convincente, creíble.  Al ideólogo le interesa la popularidad, pues sin ella no tiene el apoyo de la masa para obtener poder; por lo cual la idea es simplificada y entregada de forma intencionada al propósito ideológico. 
Mientras en la actitud científico-filosófica vamos directamente a la realidad para desde ella hacernos una idea sobre la misma, en la actitud ideológica no indagamos sobre la realidad sino que preguntamos a otro qué piensa sobre ella: hay un desarraigo de la realidad.  Insisto en que no podemos ser indagadores de todo; pero es importante saber cuándo estamos moviéndonos de una u otra forma, para prevenir el error, el engaño.  Educativamente, es importante tener presente:
1º La ideología puede ser objeto de estudio o puede ser objeto de militancia: Ahora bien, las ideologías respecto ciertas área de la existencia pueden ser filosófica, histórica o científicamente estudiadas y enseñadas; algo muy distinto es que la forma de estudiarlas y enseñarlas sea ideológica. En este último caso, nos encontraríamos en una actitud militante que, como tal, pretendería hacer del educando un adherente ideológico; lo que es contrario a la educación cuyo carácter formativo requiere de un educando interrogante, crítico, cuestionador e indagador  y de un educador que crea las condiciones propicias para ello.  Situación contraria al ideólogo que parte con ideas preconcebidas, con la finalidad de propagarlas y no ser cuestionado.   Demás está decir que para que se dé un debate de ideologías, que también puede ser interesante educativamente, éste se debe dar ante un público idóneo que posea autonomía cognoscitiva y moral sobre el tema a discutir, de tal modo pueda superar las propias simpatías o conveniencias personales. 

2º La manipulación del hombre a través de medios psicológicos y del lenguaje es el instrumento del manipulador quien  conoce las técnicas y estrategias de la oratoria y convencimiento.  Lo propio de tales técnicas es su carácter subrepticio (sub-reptar), esto es, oculto, “bajo cuerda”, de tal modo el manipulado no se da cuenta de ello.  Se trata de hacer creer a la persona que piensa y toma decisiones con fundamento, cuando en verdad, ha sido objeto de las diversas estrategias manipuladoras.  Sobre este tema, véase el Aula Socrática II: EDUCACIÓN Y MANIPULACIÓN (Ver artículos en Página Principal)

   Desafortunadamente,  ámbitos que debieran ser eminentemente filosóficos, creativos, son ideologizantes en la misma medida que se desvincula al alumno de la realidad a estudiar (que debiera ser sinónimo de indagar).   A ello nos referíamos en líneas  anteriores, cuando decíamos que al alumno se le pide que memorice relieves, fórmulas, datos –esto es ideas preconcebidas- sin haber ido al encuentro de la realidad, situación o problemática real desde la cual surgieron.  Insectarios (cadáveres) son recolectados y se supone que es para estudiar formas de vida; páginas llenas de datos deben ser memorizadas sin mayor sentido que la imposición de un programa y la obtención de una nota; sin embargo, el científico que llegó al descubrimiento de esas mismas ideas dio su vida entera a ello.  Así, el alumno debe aprender a desarrollar binomios o trinomios sin saber cuál es su sentido.
 Leer y reflexionar “Sobre el estudiar y el estudiante” de José Ortega y Gasset
http://www.seminariodefilosofiadelderecho.com/Biblioteca/O/estudiar.pdf
Reflexionar sobre la trayectoria antropológica del hombre actual
http://www.youtube.com/watch?v=rmOV5yIujng

1.3  DIMENSIONES DEL SABER

                Aprehender la realidad, es propio del ser humano: Nosotros, no sólo nos hallamos entre cosas o usamos de ellas, sino que las aprehendemos como realidades a contemplar, descubrir o indagar, cultivar, transformar, imaginar, atesorar y habitar. Es más, y ya lo dijimos, también ideamos realidades que no son tales sino conceptos que nos sirven para representarlas o hablar sobre ellas e, incluso, inventamos seres fantásticos no reales.  El animal, a diferencia nuestra, se halla y vive entre cosas que usa, reconoce y siente, en la misma medida que le suscitan como meros estímulos y no como realidades que estimulan.  Por lo mismo, el animal tampoco elabora conceptos, proyectos, ni fantasías; sólo “siente” y reacciona a esa parte de su hábitat que le llega a modo de impresión-estímulo. Por ello, el conocimiento que tiene el animal de la realidad es experiencial – sensorial - estimúlico; lo que le impide el acceso a mundos sólo humanos como lo son: el mundo moral, artístico, religioso, científico, filosófico y del humor. ¿Cómo entender nuestros mundos; qué diferencia a uno del otro?  Aquí,  sólo haremos un bosquejo de ellos; pues su tratamiento da lugar a una extensa y compleja disciplina filosófica en la cual, de hecho, estamos ya instalados desde el inicio de esta UNIDAD II. A esta disciplina, algunos le llaman  filosofía de la ciencia, epistemología o filosofía del saber. 
Saber es  saber definir, saber discernir, saber entender:
La Gran Pregunta - Stephen Hawking - Parte 1 de 3
http://www.youtube.com/watch?v=XWCYxzMBiAw&feature=related
El ser humano no sólo vive sino que quiere entender la vida,
 el Universo y el origen y destino de ambos

Saber discernir es saber distinguir entre lo que una realidad “verdaderamente es” y lo que “puede parecernos que es” (parecernos oro) o  “puede aparentar ser” (el ser humano puede aparentar sentimientos, actitudes, esto es, intencionalmente engañarnos y aparentar, por ejemplo, ser nuestro amigo).  Discernir, sin otro calificativo, es distinguir entre lo que algo es y lo que parece ser: Así, el amigo dice al otro “Te engañaron; tu anillo no es de oro porque se puso negro y el oro no se pone negro; lo sé porque le pasó lo mismo a tal o cual”.  Pues bien, aunque su afirmación esta vez sea cierta, no es un saber discernir; por lo mismo, es muy incierta; sólo alude a un conocimiento experiencial sin mayor fundamentación científica; del cual tampoco podrá dar mayor explicación. Saber discernir, en cambio, exige saber fundamentar la distinción que hemos realizado entre lo que puede parecernos oro pero realmente no  lo es, entre la persona que aparenta amistad y el verdadero amigo.  Así, saber  discernir, en el caso de nuestros ejemplos, requerirá que definamos  qué es oro y qué es amistad, de tal modo dar razones del por qué no debemos confundir apariencia de oro con presencia de oro; apariencia de amistad con amigo presente. En otras palabras, el saber discernir nos exigirá saber definir; pues sólo así, podremos demostrar y explicar la  diferencia entre la realidad verdadera y la aparente verdad, esto es, la falsedad.
 "Primavera, verano, otoño, invierno...y otra vez primavera"
http://www.youtube.com/watch?v=VF0gvkogaR8

Saber definir: Cuando somos capaces de definir no sólo discernimos una cosa de su apariencia, lo que es de lo que no es, sino que, además, circunscribimos con precisión el perfil de esa realidad, su esencia o los atributos que la identifican como tal; pues definir implica explicitar o explicar los atributos propios de una realidad; su contenido y estructura fundamental.  Entonces, si tenemos la definición de oro y de amistad, podremos afirmar que la realidad que nos parecía oro, no lo es porque no posee los atributos del oro y la que aparentaba amistad tampoco posee los atributos de la amistad. Peo el saber discernir nos exige aún más; pues hasta aquí sólo estaríamos en condiciones de afirmar qué es lo que esas realidades que aparentan ser oro o amistad no son: Podemos afirmar no es oro, no es amistad ¿pero, entonces, qué son?.  Tomemos el caso del oro: si esa realidad,  que nos parecía oro por su aspecto, no lo es ¿cuáles son, entonces, sus verdaderos atributos; qué realmente es? Análogamente, en el caso del falso y aparente amigo, ¿qué atributos existen en él que no son los propios de un amigo y, por lo mismo, qué es? En el caso del oro, podríamos decir que lo que esa realidad sí posee y la define son los atributos del aluminio puro el cual hoy se trabaja con rayo laser, otorgándole una apariencia de oro.  Sin embargo, quien sabe discernir y sabe definir no los confundirá y sabrá discernir entre oro y aluminio puro trabajado con laser.  Análogamente, en el caso de quien aparenta amistad y ya sabemos que no es tal, pues no posee los atributos de la amistad (el amor generoso y desinteresado), indagaremos qué es y descubriremos que se trata no de un amigo sino de un adulador que se define por su egoísmo y uso de la persona que adula; pues sólo la alaba para obtener su confianza y, consecuentemente, los beneficios que sí le interesan: ascenso social, económico, placer sexual, fama, etc. 
Podemos entonces concluir que saber discernir implica saber definir.

Saber entender: Pero saber implica más que discernir y definir. Saber es poder razón del “por qué” y del “para qué” de tal o cual realidad y su situación real. El saber entender es el saber de las causas y principios del ser de una realidad; en respecto consigo, con su origen y con las otras realidades. En este nivel de saber, nuestro entendimiento inquiere por las raíces y sentido de la realidad y de su actuar.  Estamos en un nivel de profundidad que nos lleva a indagar los fundamentos del ser real: su esencia y existencia.  Quien se mueve en este nivel de saber, puede explicitar la necesidad (causas determinantes) y condicionantes (influencias) que explican por qué las realidades son o actúan como son y, por tanto, del por qué no son de otro modo.  Entender, por ejemplo, por qué existe la amistad, cuál es el sentido de ella en la vida del hombre, por qué tal persona es un gran amigo o sólo simula serlo; cuál es la actitud, actos y obras que ejerce y cómo incide en sí mismo y en otras realidades con las cuales crea ámbitos.  En fin,  en este nivel de saber como entendimiento, el ser humano busca las razones primeras y últimas de todo, del Universo y de su propia existencia en él. No olvidemos que el Universo es el constructo de realidades; por lo cual, no es posible entender una realidad aislándola del todo: El saber es sistemático. Saber algo es saberlo sistemáticamente, en su comunidad con todo y con el todo.
       Ahora bien, si el saber, a nivel de entendimiento es sistemático, el pensamiento debe ir más allá de silogismos o pensamientos deductivos que se caracterizan por ser lineales, es decir, estudian las partes o la realidad como si existieran separadas del todo y yuxtapuestas (una al lado de la otra): El aparato locomotor, el aparato circulatorio, el aparato digestivo, la afectividad… etc., olvidándose que ellos no son entes aislados ni abstractos, sino que conforman un todo que es lo único real. Es lo que tratan de expresar los médicos cuando dicen: “No existe la enfermedad sino el enfermo” y explican que un enfermo puede tener mayor daño orgánico que otro pero, dependiendo del sentido que tenga en su vida esa enfermedad, puede sentirse más o menos enfermo, superar o no la enfermedad. Así, mientras el conocimiento o instrucción es lineal y deductiva, el saber es analéctico (no lineal, es decir, no parcelado) sino integral y transobjetivo (Ver Aula Socrática: “Hacia un estilo integral de pensar”).
                Saber entender nos lleva al reto educativo de enseñar a educir o discernir comprensivamente, jerárquicamente; pues que la realidad sea íntegra no significa que la vista, por ejemplo, tenga la misma importancia que las manos o el oído; es más, la importancia de cada uno de estos dependerá de si hablamos de un pianista, de un pintor, una modista o de un asesino. Saber entender, es saber explicitar el sentido de cada realidad situada y esencialmente, en su mundo y en el Universo, su por qué, cómo y para qué, su ser integral y su valor en el todo.  Saber entender implica saber definir, discernir, valorar, comprender.
Primavera, verano, otoño... (Otra lección de vida)
http://www.youtube.com/watch?v=VELLO6PeSE0&feature=related
Observación:    Ahora bien, no toda realidad es accesible del mismo modo. Para entender el ser y comportamiento del hidrógeno requiero acceder a él de distinta forma que para entender el ser y comportamiento de aquel niño. A la forma de acceso a las realidades hasta llegar a su entendimiento, llamamos método. En este sentido, debemos tener presente que saber es atenerse modestamente a la realidad y que el método es riguroso sólo si es el adecuado para llevarnos al encuentro y descubrimiento de la realidad. Las realidades personales, requieren de un distinto método que las realidades materiales, si queremos entenderlas como tales. Por ello, considerando la complejidad de la realidad, al menos para nuestro entendimiento, la sabiduría no es simplemente un modo lógico de conocimiento, sino una "disposición", “vocación”, “actitud” y “dedicación” de respetuoso encuentro con la infinita realidad.

1.4 CONFUSIONES QUE DESORIENTAN LA VIDA INTELECTUAL         
      El hombre actual corre entre las cosas; sin tener tiempo para detenerse ante ellas ni ante nadie; tampoco ante sí mismo. Ad-mirar la perfección de un ser, requiere de un espíritu en paz, capaz de amar, esto es, capaz de ir al encuentro de una realidad y acogerla sin otro propósito que gozar de su presencia, del despliegue de su ser.  Amar, entender, requieren de un ser capaz de dar de sí mismo, dedicarse a… y no ser un mero y compulsivo usuario de realidades que, sólo desea dominarlas, para sacar provecho, poder.  Se supone que quienes se al saber, en cualquiera de sus formas, son personas amantes del universo que, por ese mismo amor, desean descubrirlo para cooperar con su cultivo.  Pero, desgraciadamente, no es así.   El hombre hace proyectos y ellos son reducidos a intereses utilitarios: dinero, poder social, político, económico, sexual...; en fin, poder.  El afán de poder es simbolizado con el signo dinero: Se apoyan sólo las investigaciones por las que entran divisas; se valoran las profesionales por el estatus económico social al que dan acceso; los artistas popularizan el arte para hacerlo vendible, los medios de comunicación vulgarizan el lenguaje, los programas académicos exigen bibliografía sólo de los últimos años y no para estar actualizados respecto de los avances sino porque se rebajan sus contenidos a generalidades o datos del momento; por lo tanto, rápidamente cambiables; lo esencial y fundamental es dejado de lado, por lo cual ya no interesa el saber de los principios; las relaciones afectivas se saben superficiales e inseguras, por lo que se evitan los compromisos y los “para siempre”, se cambian por los “hasta que dure”…  Toda esta situación, surge de tres desviaciones que corroen la vida del intelectual: positivismo, historicismo y pragmatismo.

Positivismo o materialismo metodológico: La búsqueda de la verdad exige saber acercarse a la realidad interrogada.  Si el método o técnicas elegidos para este acercamiento, no son adecuados a la naturaleza de esa realidad, la verdad real quedará oculta al entendimiento.  A veces, obsesionado el científico por la perfección del método en sí mismo, hará uso de él, aunque ello signifique que desfigurará la realidad... No es la realidad la que debe adaptarse al método de indagación sobre ella, sino el método debe ser el adecuado a ella.  El mejor de los microscopios no te sirve para descubrir el temor de alguien, como tampoco te sirve medir la magnitud del llanto para saber de su pena.
      Precisamente, una de las confusiones más comunes es creer el saber científico se define por el método que utiliza y no por la perspectiva desde a cual investiga el universo y por la profundidad de su conocimiento.   El positivismo o materialismo metodológico es ejemplo de esta confusión: Reduce la realidad y la ciencia sólo al estudio de lo “observable, cuantificable, experimentable”, porque es lo único que con ese método puede “capturar” o “dominar”  y ello es lo material. (También es llamado positivismo, pues “possitum”, en latín, significa: hecho o dato observable).

Historicismo o relativismo: El científico confunde la realidad –por lo tanto, la verdad real- con el conocimiento que él tiene de ella o con la perspectiva desde la cual la mira. Cuando el paciente va al oftalmólogo y el médico examina sus ojos, si se trata de un buen profesional, estará consciente de que su mirada estará captando tan sólo un aspecto orgánico y que su indicación “Usted quedará ciego”, tendrá distinto alcance para esa persona; dependiendo de su historia personal y familiar, profesional y laboral, edad y estado integral de salud, situación económica, reciedumbre moral y religiosa…  Saber que estamos observando un aspecto de la realidad; ya que cada realidad es un todo; evitará que caigamos en la confusión propia del relativismo que afirma “la verdad depende de cada cual” o “todo depende del cristal con que se mire”.  La verdad real no depende de cada cual, pertenece a la realidad; distinto es decir que sólo conocemos un aspecto de ella o que “creíamos” que algo era verdad pero, precisamente la realidad, se encargó de demostrarnos la “falsedad de nuestro pensamiento”.   A esta confusión se le llama historicismo porque el científico confunde la realidad verdadera con la historia de sus aciertos y errores que son “relativos” a sus propios límites.

Pragmatismo o utilitarismo: Prágmata significa “cosa, útil”; el pragmatista confunde valor con utilidad; pues para él sólo es valioso lo que le sirve para algo.  Tengamos presente que valor es la real perfección de ser de algo y que nosotros podemos, además, elevar al rango de valioso ciertas realidades que personalizamos.  Así, por ejemplo, el escritorio en que escribía sus poemas Gabriela Mistral o una blusa que fuera de ella, hoy son “piezas de un museo nacional.  Como tales, no pueden ser usadas sino sólo contempladas.  En cuanto las personas son tales, no pueden ser consideradas cosas, esto es, medios que son para obtener algo que es superior al medio.  Un lapicero es un medio que sirve para escribir; lo importante es  la finalidad del medio: escribir.  Si el lápiz no escribe, lo desechamos o vemos que otra utilidad podemos darle pues, por sí mismo, no lo consideramos.  Una persona puede prestar muchos servicios a una comunidad; sufre una enfermedad que le impide seguir colaborando; por el contrario, debe ser ella ahora atendida.  Con la persona, no podemos tener la misma mirada que con el lápiz: si no es útil, se la bota.  El utilitarista, sin embargo,  sólo da valor a lo útil; por ello, no considera la búsqueda del saber por sí mismo, sino sólo en cuanto reporta beneficios también útiles.

1.5  FORMAS DE SABER
               De acuerdo con el descubrimiento y/o realización de los valores -bien moral, belleza, verdad - y la búsqueda o cultivo, en orden a una mayor utilidad o provecho de la naturaleza, el saber puede ser:  saber actuar, saber obrar o hacer algo y saber descubrir.

Saber actuar dice relación directa con nuestro ser en cuanto orienta nuestras decisiones de vida. A diferencia de nuestra esencia, nuestra existencia no está hecha; debemos decidir en cada segundo el cómo existirla, realizarla.  Tomar una decisión correcta no es fácil; pues podría ser una elección conveniente pero injusta, correcta pero no prudente, correcta pero que atenta contra un bien mayor, un bien común o un Bien Final…  El saber actuar dice relación directa con el saber moral, dando lugar a una disciplina filosófica que llamamos ética.  Sólo el ser humano es un ser moral que, por lo mismo, puede actuar contrariamente a la moral, esto es, inmoralmente. El animal no es moral ni inmoral sino amoral; el hecho de no ser consciente de sus actos, de no tener otras opciones que las que determina su naturaleza y hábitat, le exime de hacerse responsable de sus actos.
         El saber ético o saber de la moral, tiene que ver con el saber discernir entre el verdadero bien y el aparente bien o mal, el saber de las virtudes, principios generales que rigen los actos, calificándolos de buenos, menos malo, más malo o perversos, la casuística que estudia los atenuantes y agravantes, el mérito o inocencia, la deontología o ética profesional que estudia los deberes propios de cada profesional. 

Saber hacer algo es el saber del tecnólogo que nos dice cuáles son los principios que explican el cómo funcionan las realidades, de tal modo poder perfeccionarlas, transformarlas, inventar instrumentales u otras realidades que, en forma natural, no se habrían dado de la misma forma.
          No es lo mismo saber hacer algo que “hacer algo”. El obrero u operario “hace algo”, por ejemplo, arma un auto, de acuerdo con las indicaciones que se le entrega, pero  no sabe los principios de su quehacer: el qué, para qué, cómo y por qué de cada pieza y sus funciones.  Quien sabe hacer algo es el técnico.  Ahora bien, en este saber interesa no sólo el saber hacer sino la obra producida o creada: la perfección del saber y la perfección de la obra. Si la finalidad de la obra es ser útil, hablamos de saber técnico y a la obra damos el nombre de producto, medio, instrumento. Si el ingenio de quien tiene el saber hacer técnico es tal, que no sólo entiende los principios de su quehacer sino que es capaz de inventar o crear un producto o mejorar otro, hablamos de ingeniero. Si la obra es fabricada en serie, hablamos de producción industrial y, si se elabora un objeto que sea útil y, al mismo tiempo, guste, se emplea el término “bonito-a”: un vestido bonito, un vaso bonito, un ornamental bonito, una artesanía.  Si el saber hacer tiene como finalidad la creación de una obra única, que exprese belleza y no utilidad y que, además, exprese el estilo, ideas, sentimientos de un momento también único en la biografía del artista, estamos ante la llamada obra de arte y a ese saber le llamamos “saber artístico.

Saber descubrir es el saber del filósofo - científico; implica un saber indagar, esto es un saber descubrir que permita discernir, definir y entender la verdad real o situación real que se indaga.  Dado que la verdad es real, pertenece a la realidad, la verdad no se inventa: se descubre y luego, demuestra.  Demostrar la verdad es dar razones, fundamentos, del por qué necesariamente algo es tal como es.

Complementar con el artículo “¿Qué es investigar?” de Xavier Zubiri
(Cf. http://www.zubiri.org/general/xzreview/2005/pdf/zubiri_2005.pdf )

1.6 EL SABER PEDAGÓGICO
Perspectiva pedagógica: En cuanto la educación implica la realización de procesos, acciones, organización, formalización y legalización de los mismos a niveles no sólo personales o interpersonales, sino de grandes comunidades (país, ciudad, relaciones internacionales, etc.) surge el profesional de la educación que acredita un saber educativo y pedagógico, esto es, un saber investigar, crear, organizar, enseñar y evaluar situaciones, acciones, procesos, recursos, obras y políticas educativas de diverso alcance o impacto y de diversa índole o especialización (Pedagogía en Educación Parvularia o Pedagogía en diversas artes, ciencias o tecnología, Educación diferencial, Educación Básica, Educación Adultos, etc.)
El saber pedagógico se sustenta en el saber de la educación: La educación es una dimensión real (perfeccionamiento voluntario) que caracteriza la existencia humana; el saber de la educación es el saber descubrir la educación, con el propósito de entenderla como acción, proceso, cualidad. La relación, por lo tanto, que existe entre saber de la educación y educación, es análoga a la que hay entre biología y vida, historia y acontecimiento, física y movimiento, química y materia.  Por lo tanto, la educación es un momento real que caracteriza realmente a una persona X  y el saber de la educación es entendimiento que tenemos de ella.  El saber pedagógico, en cambio, pertenece al saber hacer algo; en este caso: educar. Ahora bien, dado que la educación es autoeducación, el pedagogo se especializa en crear situaciones educativas que insten al educando a iniciar y desarrollar su procesos educativos.  A esta capacidad de crear ámbitos educativos le llamamos “enseñar” o “educatividad”. 

       Cuando explicamos el saber hacer algo, distinguimos el saber hacer algo útil, y le llamamos saber técnico, y el saber hacer obras bellas, a lo que llamamos saber de las artes; antes, hablamos del saber actuar bien o saber moral y, por último, del saber descubrir o saber de la filosofía, las ciencias.  Ahora bien, el saber pedagógico se sustenta en el saber descubrir que, en este caso, es el saber sobre la educación.  En cuanto saber pedagógico es un saber crear situaciones educativas pero –no para hacer directamente una obra útil o bella como lo hace el constructor de puentes o el músico, que actúan directamente sobre la materia a transformar de acuerdo con su plan, material y competencias profesionales.  Así, si el constructor es competente, los planos, suelo y el material son de  buena calidad, podemos asegurar la calidad de la obra.  En el caso del saber pedagógico, dado que la educación es algo que ocurre voluntariamente y en lo más íntimo de nuestro ser, la causa o determinante de nuestra calidad personal es cada cual.  Estrictamente hablando: cada uno es educador de sí mismo; por lo cual, el pedagogo lo que hace es “enseñar”, esto es, llevar al aula situaciones que “señaliza”  para que el alumno se detenga ante ellas,  vaya a su encuentro, las indague, evalúe.  El pedagogo, quien debe conocer a sus educandos, su mundo, anhelos, proyectos, temores, creencias, ideas… debe llevar ante él la realidad a indagar y enseñarle a hacerlo; entregarle un lenguaje para que pueda pensar, comunicarse, dialogar; enseñarle métodos (caminos) y estrategias (técnicas, instrumentos) para que pueda adentrarse en esa realidad; darle los tiempos e instancias para la re-flexión, esto es, para volverse sobre sí mismo y evaluar el sentido que tiene el descubrimiento que está haciendo, tanto para su propia existencia como para la de los demás…  El pedagogo requiere una gran reciedumbre moral, una sólida formación ética, pues está ante educandos que confían en que él realmente les enseñará y no manipulará… Un pedagogo inmoral puede deformar la información, omitiendo aspectos de la misma, desvalorizando lo que a él le interesa o conviene a través del lenguaje, actitud o mofa;  desproporcionando algunos aspectos según su conveniencia; amedrentando con el uso de reglamentos o la calificación como poder; haciendo sentir inferior al educando con sus conocimientos; abusando, en diversos ámbitos, de la inocencia, ignorancia (no por incapacidad sino por años de estudio y de experiencia) y debilidad del niño o adolescente y/o de sus apoderados…  Nuestra “materia” no es arcilla ni papel que si echamos a perder. arrojamos a la basura o se borra y rehace… Trabajamos para guiar almas humanas que llegan a nuestras aulas, cada vez más solitarias, confundidas, dolidas, agresivas, abandonadas…
     Mientras el médico que saber hacer algo –sanar- puede ver al enfermo ya sano, gracias a sus remedios o intervenciones y el arquitecto observa el puente que antes fue su plano… el pedagogo y educador no sabe lo que pasa en el alma de su alumno, pues el alumno, generalmente, se da cuenta de la importancia del maestro cuando ya han pasado los años, o bien, no se percata de que la obra del profesor es la humilde pero significativa enseñanza de la que, probablemente, ni el mismo maestro se dio cuenta; pues no sólo enseñamos lo que nos  proponemos sino que podemos enseñar con tan sólo un gesto, una palabra, una actitud de equidad, comprensión, afecto…
"Hoy Empieza Todo"
http://www.youtube.com/watch?v=VDetObsUksQ
La gran tarea de educar
Principales perspectivas del saber que fundamenta el saber pedagógico, para acceder a un saber entender la educación: Por cuanto la filosofía es el saber de los fundamentos del saber, en cualquiera de sus formas, el saber pedagógico se sustenta en tres disciplinas filosóficas: Ontología, antropología y axiología (ética) de la educación.

Perspectiva Ontológica: Desde esta perspectiva de saber - saber de la realidad y sus atributos, saber del ser- saber primero en cuanto es la base de todo otro saber, la educación es estudiada como una forma voluntaria de perfeccionarse, de confirmar el ser que somos (nuestra esencia) al ir existiendo. En este sentido, el saber de la educación requiere tener una perspectiva sobre qué es realidad, qué niveles ontológicos de realidad existen, cuáles son los atributos de la realidad, cuál es la estructura de la realidad; pues de la visión ontológica que se postule, dependerá la visión: a) de ideal de hombre que queramos educar, b) de ideal y finalidad educativa,  c) de la naturaleza, límites, alcances y formas del saber y del quehacer pedagógicos, d) de las obras, proyectos e idea de mundo que se postulen, e) respecto la forma, deberes y derechos que otorguemos a los agentes educativos, f) el alcance y formas que se otorgue a la educación formal y no formal y g) y directriz política y económica del sistema educativo y h) moral profesional y ciudadana.

Perspectiva Antropológica: Mirada desde esta perspectiva, la educación es un atributo del ser humano, que lo caracteriza como persona más o menos educada. En este sentido, la educación alude a la actualización de nuestra existencia, de acuerdo con nuestra real perfección de ser, esto es, con lo que auténticamente (esencialmente) somos. La educación conmueve nuestra existencia desde el auténtico ser que somos, desde y en nuestra intimidad. En este sentido, la educación requiere cumplir con el imperativo “Conócete a ti mismo” y es autoeducación.  El profesor educador, es quien debe saber cómo influir o crear las condiciones necesarias para que la voluntad del educando despliegue sus potencialidades, en orden a su auténtico auto- perfeccionamiento y al servicio de su vocación y misión de servicio. Son objeto de estudio de esta disciplina filosófica: el ser humano en cuanto educador (como agente educativo) y en cuando educable, esto es, educando.  La complejidad de la realidad humana, debido a su riqueza de ser y a las diversas visiones respecto de su esencia y existencia, da lugar a diversas formas de entender las dimensiones humanas y educativas, la finalidad de la existencia y de la educación, el deber y derecho de los diversos agentes educativos, esto es, familia, iglesia, estado, escuela, medios de comunicación social, la importancia de los medios educativos y las formas y modelos educativos.

Perspectiva ética: Mirada la educación desde una perspectiva ética, es una forma de realización de nuestra existencia, acorde la asunción de los auténticos valores que, en cuanto realizados por la persona, pasan a formar parte de su ser, siendo entonces llamados “virtudes”. Las virtudes morales son actitudes o disposiciones a actuar conforme el bien, distinguiéndolo del mal y del aparente bien o distinguiendo entre bienes particulares, bien común, bien final, bienes menores o bienes mayores.  Las virtudes morales caracterizarán nuestro ser como más o menos honesto, bondadoso. La ética es la disciplina filosófica que estudia y norma la moral.  Más amplia es la llamada axiología (axios= valor) que estudia la relación entre el hombre y los valores morales, estéticos (referidos a la belleza) e intelectuales (referidos a la verdad).  Dependiendo de la visión ontológica y antropológica, la visión ética será distinta, lo que incidirá en lo que se llama la causa ejemplar educativa, esto es, el modelo o ideal de hombre a formar.  Una visión hedonista de ética, buscará el placer y bienestar por sobre todo otro bien; una ética del deber pondrá como máximo bien cumplir con el deber, una ética del consenso buscará acuerdos sociales por mayoría, una ética teológica tendrá como criterio de actuar correcto su visión de Dios….  En fin, la ética implica un interesante y eterno tema de debate que es irreconciliable si se da desde una postura ideológica pero que si se da desde lo que corresponde en este ámbito – desde una actitud filosófica- se pueden establecer algunas verdades fundamentales sobre las cuales habrá acuerdo no por consenso de mayorías sino por aceptación de la verdad real.
Estimados alumnos, alumnas: han elegido un arduo camino pero el más importante de todos: no sólo hay que poseer los saberes propios de la física, química, matemática, informática, inglés, biología, artes…. Hay que saber enseñarlos, llevarlos hasta la sala de clases, provocar el encuentro con la vida, el universo moviéndose, la música, las fuerzas de la naturaleza, el ser humano, sus creencias … pero hay que enseñarlos hasta que el ser humano que, aunque por vocación luego sea un químico, por sobre todo sea una gran persona que admire y respete al artista y, si es artista lo admire y respete a él y, ambos, admiren y valoren al barredor de una plaza o universidad: todos somos valiosos, todos somos seres humanos, todos debemos ser valorados pues todos los seres de buena voluntad, somos indispensables en el juego de nuestras complejas existencias.

CONCEPTUALIZACIÓN FUNDAMENTAL
Perspectiva Epistemológica

1. Sociedad del conocimiento y sociedad del saber
2. Misión del profesor
3. Actitud filosófica, ideológica y doctrinaria
4. Importancia de la filosofía como filosofar
5. Qué es investigar (Artículo Zubiri)

    - Positivismo o materialismo
    - Historicismo o Relativismo
    - Pragmatismo o utilitarismo
6. Problemática del estudiar y del estudiante (Artículo Ortega)
7. Saber discernir, saber  definir y saber entender
8. Saber actuar, saber técnico, saber artístico, saber descubrir, saber pedagógico
9. Educación, saber de la educación  y pedagogía
10. Perspectiva epistemológica

AUTOEVALUACIÓN
1. Sus profesores de Enseñanza Media, enseñaban las ciencias, con la finalidad de formar ciudadanos de una sociedad del conocimiento o del saber? Fundamente su respuesta.
2. ¿Algún recuerdo de un profesor en especial, a quien debiera agradecer sus enseñanzas? ¿Por qué?
3. ¿Como profesor y frente a su sala de clases, cuáles serían sus principios, respecto su propias ideologías y creencias y las de sus alumnos?
4. ¿Puede formarse un educador y científico o técnico, competente, sin necesidad de tener una formación filosófica?
5.  ¿Cuáles son los errores más comunes respecto a cómo entender el quehacer investigativo?
6. ¿De qué forma hoy prevalece un pragmatismo, historicismo y positivismo, no sólo en ámbitos científicos o tecnológicos, sino en ámbitos sociales y educativos?
7. Podría ejemplificar, una forma de superar el problema del sin sentido con que se enseñan algunas materias, en el área de su interés?
8. ¿Qué crítica haría a la forma de enseñar actualmente las ciencias, teniendo presente la diferencia entre conocer, saber discernir, saber definir y saber entender?
9. La medicina, las matemáticas, son un saber científico o técnico?
10. ¿Cómo describiría el perfil de un excelente profesor de su especialidad?  Fundamente.







2.  PERSPECTIVA ANTROPOLÓGICA DE LA EDUCACIÓN
2.1  EL SER HUMANO, UNA REALIDAD UNIPLURIDIMENSIONAL:
         Cuando decimos “yo” amo, estudio, corro…. Aludimos a un ser único, íntimo, consciente (aunque no siempre) de su ser y actuar… un ser indivisible, en el que, si distinguimos dimensiones, es en orden a estudiar la complejidad propia de su riqueza de ser.  Así, decir “Estoy afectivamente mal”, no significa que sólo está afectada esa dimensión, como si se tratara de la pieza de un rompecabezas que si está defectuosa,  sólo hay que reparar o cambiar por otra, ya que no afecta a las demás, ni al todo.  No estamos compuestos de partes yuxtapuestas (una al lado de otra) sino que somos un ser unitario que, según la situación de vida que estamos viviendo, es el aspecto o dimensión que influye más o menos en lo único real que es el todo.  Es a esta indivisibilidad, unidad real, a la que quiero aludir cuando digo que somos seres “unipluridimensionales”.  Por ello, es importante el ambiente educativo, desde el punto de vista de la comodidad para escuchar, ver, sentarse, aire, luminosidad… buen trato, afectividad, respeto, lenguaje… forma de entregar los conocimientos, trabajo colaborativo, salud de los participantes, capacidad de expresarse y de escuchar…
        La antropología de la educación o estudio del ser humano en cuanto educador, educando y educable, es extensa… Sólo daremos una visión muy fundamental de algunas direcciones que ustedes podrán profundizar durante su trayectoria profesional y algunas cuestiones fundamentales para el saber de la educación y saber pedagógico.
          A diferencia de la mera instrucción, que va dirigida a un aspecto del ser humano, por ejemplo, instrucción en geometría, la educación es dirigida a la persona misma, por lo cual debe ser integra.  Si hablamos de educar la corporalidad, por ejemplo, no estamos refiriéndonos al cuerpo como parte, sino a aquella dimensión humanizada o espiritualizada (como prefieran llamarle) a través de la cual expresamos nuestros afectos ( con el abrazo, por ejemplo), nuestra alegría o sentido del humor, nuestros pensamientos a través del lenguaje, simbolizamos o invocamos con una postura de manos la oración o la señal de la cruz (acorde nuestras creencias), expresamos una vocación artística con el canto o la danza, lo vestimos de una forma u otra según rituales, lo cuidamos según nuestras virtudes, vicios e historia de vida y cultura…
       Sólo haremos una reseña de cada dimensión, pues cada una de ella es tema de más de un semestre.

Educación de la corporalidad: Debemos educar nuestras sensaciones, percepciones, movimientos, de tal forma de tal la corporalidad nos presente, represente y sea un medio de realización personal.  Aunque mi esencia no sea de índole corporal, es la corporalidad –aquí, ahora- la que tiene la misión de expresar nuestra presencia.  Digo expresar, pues las cosas se muestran, las personas se expresan.  En la expresión, a través de un aspecto se presenta un todo invisible.  Es a lo que se refería el Principito de Saint Exupery, cuando decía: “Lo esencial es invisible a los ojos”.  A través de la mirada expresamos sentimientos, estados de ánimo, quien soy.  Nuestra postura corporal puede expresar rechazo, juegos de seducción, agresividad, creencias… El ser humano se degrada cuando rebaja su corporalidad a cuerpo y sólo lo muestra; es el caso de la pornografía,  la prostitución, algunos concursos en los cuales la persona es reducida a “exposición canina”.  A través de la corporalidad la persona expresa toda su historia biográfica… No son lo mismo las manos de un jardinero, boxeador, músico, cirujano… las manos de una persona de 3 meses de gestado que a los 2 meses de nacido, 15, 50, 70 o más años.   Cuando amas y miras al amado, aunque sea un oftalmólogo, esperas que él acoja esa mirada de amor y no que te diga tienes el cristalino opaco.  Por ello, los amantes siempre se encuentran bellos y, por lo mismo, el Quijote vio en Dulcinea a la dama que los demás no habían descubierto; ni siquiera ella misma.
http://www.youtube.com/watch?v=bPGBTfltDZU&feature=player_embedded
Dicen que vamos construyendo nuestra vida en un juego de destino, azar y carácter... Este vídeo muestra que el filósofo Eduardo Nicol tiene razón cuando dice que es el carácter quien decide el curso que daremos al destino y al azar.  Deben ver este ejemplo de hombría.
                A través de nuestra corporalidad danzamos, marchamos, expresamos nuestras ideas; en fin, nos realizamos.  Hay que educar el oído para distinguir la música del ruido; educar la mirada para apreciar la belleza y distinguirla de la fealdad… Nuestra corporalidad se viste y simboliza ideas, ritos, situaciones: los indios pintan su rostro para representar situaciones de paz o guerra, los soldados marchan con bototos para simbolizar fuerza; el joven regala un anillo de compromiso; la persona se viste de distinta forma si va a dormir, a casarse o al trabajo… Las personan rinden homenaje a su patria a través de una bandera o besan el suelo en señal de respeto. 
                Por ello, el ser humano, desde siempre tiene un ritual de la muerte y entierra los cuerpos, porque ellos representaban la historia de una vida única…
 White Nights - Sol de medianoche. La vida del bailarín ruso Mijaíl Baryshnikov, actuada por él mismo.

Educación de la afectividad: Debemos educar nuestros afectos, sentimientos, emociones.  Todos tenemos la capacidad de amar pero debemos aprender a amar y ser amados. Aprender a distinguir entre amar  querer, amor y obsesión.  El mundo de los afectos es amplio, complejo y puede confundirnos: cariño, soledad, angustia, temor, miedo, inseguridad, sobrestimación, amor de amistad, amor de pareja, amor a la humanidad o al semejante, amor pedagógico…
                A veces, el problema no es la falta de amor sino el no saber expresarlo o una herida no superada.  Es una prueba de que no podemos perder de vista la unitariedad del ser humano.  Es interesante el film  “La amante Camille Claudel”, la historia real de la amante del escultor Rodán quien se destruyó a sí misma porque no amó a Rodán sino que se transformó en una pasión u obsesión de vida, a tal punto que terminó muy joven en el manicomio.
"Alas rotas"
http://www.youtube.com/watch?v=LS--Pmx2Cwk&feature=related
http://mundosdialogantes.blogspot.com/
Debemos educar el amar, para aprender a amar y a ser amados

Educación de la moralidad: Todos somos honestos, justos… pero en potencia que hay que educar: aprender a respetar, a ser considerado, prudente, generoso, responsable, laborioso, agradecido, fuerte...  Las virtudes son muchas y, en la medida que no las actualizamos, se actualizan los vicios que también son hábitos: deshonestidad, injusticia, irrespetuosidad, desconsideración, imprudencia, irresponsabilidad, flojera, ingratitud, debilidad…  Esta es una dimensión sobre la cual volveremos, por su incidencia educativa.
Un cuento clásico "La pequeña vendedora de cerillas" que expresa nuestra unipluridimensionalidad
             http://www.youtube.com/watch?v=upbM61cYvM0&feature=related

Educación de la sociabilidad: Cada uno de nuestros actos afecta a los demás: Somos hijos de…, amigos o enemigos de…, vecinos de…, profesor o alumno de..., jefe o subordinado de…, ciudadanos de… y todo ello hay que aprender a serlo.  Aprender a compatibilizar en forma justa el bien personal con el bien común que, si es verdadero bien, perfecciona a  todos y a cada uno de los integrantes de un ámbito social.  Aprender a convivir en paz que es armonía, proporción y justicia que es equidad.  Aprender a dar y recibir lo justo: no más ni menos de lo que se debe.  Aprender a cumplir con el deber para tener derechos, pues donde todos piden derechos pero nadie cumple con su deber no se puede vivir; como tampoco a la inversa.(Cf. Unidad III)
"País de locos"
http://www.youtube.com/watch?v=4cjCsztnsUE&feature=related
                La sociabilidad es un tema de gran interés educativo: educación para la convivencia familiar, educación ciudadana, educación para la convivencia escolar, educación para la convivencia en diversidad.

Educación de la intelectualidad: Debemos educar nuestro entendimiento, discernimiento; nuestra capacidad de encuentro con la verdad real y con la expresión de la misma, aprender a indagar y a enseñar la verdad aprender a expresarla sin desvirtuarla. Tema sobre el cual algo más vislumbramos en la perspectiva epistemológica de la educación.

Educación de la esteticidad: Debemos aprender a descubrir, admirar y gozar de la belleza de la naturaleza y de la obra de arte; de la belleza del ser personal… Aprender a cultivar la belleza natural y artística… Educación estética y pedagogía de la admiración, sobre la cual volveremos, brevemente, en la perspectiva axiológica de la educación.

Educación de la transtemporalidad: Nuestro tiempo no es lineal: No son lo mismo 5 minutos en la antesala del dentista, en un examen difícil, en una celebración o junto a quienes amamos… Nuestra existencia es biográfica: hay personas que pueden haber vivido mucho tiempo y no haber realmente “vivenciado nada”… Nuestra existencia se va construyendo con aprendizajes que van formando parte del tesoro acumulado a modo de recuerdos… Pero debemos aprender a distinguir entre lo que hay que atesorar y lo que hay que poner en la bolsa de la basura y desechar: no anclarse en el pasado que pasó, sino mirar el futuro para en el presente hacer proyectos: quién quieres ser, cómo lo serás, qué deberás entonces hacer,  No vaya a suceder que llegados al final de nuestra vidas actuales… nos demos cuenta que, realmente, no hemos vivido por olvido de nosotros mismos y no descubrimiento de quienes debíamos amar.  (Algo más trataremos en la perspectiva moral, cuando hablemos de una Pedagogía Experiencial)

Educación de la transespacialidad: Aprender a habitar el espacio, a transformarlo en ciudad, en hogar, escuela, universidad…  Tema importantísimo y tan dejado de lado por los profesores.  No sólo necesitamos un espacio donde estar sino que necesitamos un lugar para realizarnos, hacerlo nuestro, que nos exprese.  Cuando digo “hacerlo nuestro”, no me refiero a un nuestro de propiedad sino de vínculo, de compromiso, de amor.  Ese nuestro –y vuelvo al Principito- de la rosa que es única porque tú la cultivaste, a ella dedicaste momentos de tu vida; el mismo nuestro cuando con nostalgia echamos de menos “mi casa”, “mi barrio”, mi ciudad”, “mi país”, “mis amigos...”  No se trata de “tener” una casa sino de educarse para ser capaz de formar un hogar; construir un pueblo, una ciudad, un país, una escuela, una plaza… (Sobre este tema volveremos en la UNIDAD III)

Educación de la religiosidad: Debemos educarnos para distinguir ignorancia de misterio.  De las ignorancias, el hombre puede salir por sí mismo; de los misterios no; pues nos referimos a preguntas por el antes y después de esta vida.  ¿Por qué y para qué fuimos creados? ¿Existe el Bardo? ¿Por qué nacimos precisamente aquí, en esta familia y tiempo?   Cada religión tiene sus creencias; cada persona las tiene… Lo importante es estar consciente de ello e insisto: respetarnos.   Todo credo que saca a luz lo mejor de ti, es muy respetable.  Por supuesto, el estudio de esta dimensión es  extenso  complejo; su educación lo es más. 


2.2  DIVERSAS CONCEPCIONES SOBRE LA REALIDAD HUMANA

                ¿Qué sentido tiene la educación en la existencia del hombre? La respuesta es clara: su perfeccionamiento. Pero ¿a qué llamamos perfeccionamiento humano? Para contestar a ello, deberemos antes aclarar cuál es nuestro concepto de realidad humana; pues lo que entendamos por perfeccionamiento será diverso, según tengamos la idea de un ser inmanente o un de un ser trascendente.
                La pluralidad de interpretaciones sobre lo que es la realidad humana, generalmente causa confusión y pesimismo a quienes se inician en su estudio, cayendo en un escepticismo – que afirma que la verdad es inaccesible- o relativismo – que afirma que la verdad la decide cada cual. Conocida es la refutación de lo primero: si la verdad es imposible que sea aprehendida por el hombre, ¿no es un sinsentido pedir que se acepte como verdad absoluta que la verdad es inaprensible? Con respecto a lo segundo, es clara también la confusión entre la verdad que es real, por lo tanto independiente de nuestro pensar y el error o ignorancia que dependen de la situación en que se encuentra el investigador. Ahora bien, respecto lo que el hombre es, nos encontramos con una diversidad de ideas que van desde afirmar que es la noventa y nueve especie de mono hasta quienes aseguran que es un ángel. Algunas consideraciones son absolutamente erróneas pues su error está en la definición de su misma esencia; otras, en cambio, divergen en cuestiones dimensionales que, en una mirada jerárquica o en profundidad, muy bien pueden complementarse.
                Insisto, durante este curso no podremos profundizar sobre ninguna de estas visiones, como tampoco podremos tratar todas las visiones o corrientes antropológicas existentes a lo largo de la historia; un curso de antropología filosófica requeriría mínimo de un estudio anual. Lo importante es que cada uno desde sí y en sí estudie lo que es ser y existir como persona humana; pues no hacemos sino descubrir la verdad sobre la realidad más cercana a nosotros: nosotros mismos. Lo que sí podremos hacer y entregar como guía para un diálogo con otros pensadores, es lo que llamaremos:

El hombre, realidad trascendente: Gran parte del pensamiento filosófico ha explicado la realidad humana refiriéndolo a una realidad que lo trasciende y en la cual encuentra su origen y destino: un ser Creador Omnipotente, Principio de toda realidad. Lo común a estas concepciones es definir lo humano por su espiritualidad; dar a la vida un sentido que la trasciende más allá del nacimiento y de la muerte, un sentido que trasciende lo mundanal; el aquí y el ahora. La educación para estas concepciones se vincula a esa trascendencia, por cuanto se evalúa lo inmanente por su sentido en lo trascendente. Sin embargo, existen dos visiones filosóficas distintas sobre cómo acceder a la comprensión de nuestro ser.

a) La realidad personal entendida “desde” lo trascendente: Según esta interpretación, el hombre sólo puede ser comprendido desde lo superior, esto es, desde Dios. Sin la revelación de su origen divino, de su caída y redención, de la gracia y destino ultra terrenal, no sería posible la explicación de su ser, ni su sentido ni el de la educación. No sería, por lo mismo, la razón el punto de partida del saber sobre lo humano, sino la fe que da acceso a la verdad revelada. Ya instalados en lo divino, en lo sobrenatural, en el Supremo Ser, podríamos ir hacia el ser humano, creado a imagen y semejanza de su Creador.             
                Representantes de esta visión son los filósofos protestantes Brunner, Barth; el ortodoxo Berdaeff, los católicos Haecker, Guardini, Pfeil, el católico, budista, zen Karlfried Graf Dürckheim; otros. La antropología filosófica, por lo tanto, se sustenta en su punto de partida necesario: la antropología teológica...

b) La realidad personal entendida “hacia” lo trascendente: Esta concepción del ser humano, se diferencia de la anterior, no tanto por su contenido sino por el método o camino recorrido para llegar a la comprensión de lo humano. Instalados en la realidad misma del ser humano, nos encontramos con la religación como constitutiva a su ser: el hombre existe pero no tiene en sí el poder para crearse; ninguna criatura lo tiene. El hombre, eso sí, a diferencia de las otras realidades vivientes es consciente de su realidad y la cuestiona. Viviendo, no vivimos por vivir sino para algo; siempre espera algo más y realiza actuaciones y obras que expresan su trascendencia. En búsqueda constante de los misterios de la creación del universo y de sí mismo, se pregunta por Dios, lo cuestiona, lo ama, lo rechaza… pero sabe que la ciencia y la filosofía tiene límites que sólo la fe y la sobre- consciencia pueden traspasar. En esta visión podemos nombrar a Pascal, Marcel, Zubiri.


El hombre como criatura absolutamente natural: Esta visión niega abierta o subrepticiamente la trascendencia y la espiritualidad, lo divino, la fe, la teología, la metafísica. Se trata de una visión materialista, naturalista, inmanentista en la cual el conocimiento y la educación se ponen al servicio de un ser que busca bienestar y/o poder.
                Representante es Haeckel, profesor de zoología quien entrega su visión sobre el hombre en su libro “Los enigmas del universo”, escrito en 1899. Con ocasión de las geniales investigaciones de Lamarck y Darwin, teoriza, rechazando toda idea religiosa; sin embargo acepta como verdaderas toda fe en la no existencia de lo espiritual. Para Haeckel, el hombre es el último producto de la evolución de la materia que es extensión y movimiento. La diferencia entre la vida y no vida, la planta y el animal y el hombre, no son esenciales sino meramente graduales, esto es, de complejidad en la organización de la materia. En esta visión se parte y queda en la materia, en sus procesos de generación y corrupción, evolución y desarrollo. Watson, Skinner, Thorndike son algunos representantes que han tenido influencias en ámbitos educacionales, con sus teorías del aprendizaje humano, basado en la similitud del aprendizaje de las ratas u otros animales. La inteligencia se comprueba por el rendimiento, la productividad. El hombre es y tiene cuerpo. Otros materialistas son: Buchner, Vogt, Molschott, Spengler, Lenin, Marx, Oparin, etc.
El hombre estudiado desde si mismo: Lo propio de las visiones anteriores era estudiar al ser humano, en referencia con otra realidad: Desde Dios, hacia Dios, desde el animal.  Lo que intentarán las visiones siguientes, es estudiarlo desde y en sí mismo, en cuanto ser humano.

a) Concepción biologicista: Representada por Arnold Gehlen y su obra "El hombre, su naturaleza y su puesto en el mundo" (1.950). El estudio de este autor estriba en la comparación del hombre con el animal: pero no para identificarlo con él; como un animal más sino, por el contrario, para diferenciarlo e indagar por su peculiaridad específica. De esta forma, Gehlen a diferencia de Haeckel, estudiando la conducta animal y la humana, concluye que hacer un paralelo analítico entre partes de una y otra realidad, pierde de vista la totalidad estructural. Si se desmenuza el todo, nos dirá, se volatizará la unidad vital, quedando elementos inertes sin significado final. Así, Gehlen rechaza la explicación del hombre desde el animal, concluyendo que el animal tiene un medio reducido a su naturaleza orgánico sensorial y que el hombre, debido a una indeterminación o inespecialización, tiene una ilimitada capacidad de aprehensión que le amplía el ambiente, dando lugar a un mundo en el cual se mueve por aprendizaje, entendido como "tanteo".
                El animal posee un organismo altamente especializado, por lo tanto, hace lo que por naturaleza está ordenado a hacer. El hombre, en ese mismo sentido, es deficiente; sus respuestas son de alcance limitado y al no estar predeterminadas por su naturaleza, tiene una amplia gama de elección, con lo cual puede errar con facilidad. Por ello, continúa Gehlen, el hombre es la creatura que permanece más tiempo dependiendo de sus progenitores. Entonces, explica, para subsistir a pesar del riesgo de errar, surgen "por naturaleza" medios como el lenguaje que le permite ordenar, retener, traspasar las impresiones que, de otra forma, serían caóticas. Así, crea instrumentos que le permiten aprender y enseñar, resolver situaciones repetitivas y superar sus deficiencias. Es la idea del homo faber, del homo técnico o instrumental.

b) Concepción racionalista: Es la idea de hombre que se identifica con la capacidad de razonar: "caña pensante", "animal racional"... En esta concepción, el cuerpo es una especie de apéndice molesto, bestial; del cual se ocupan profesionales inferiores: así, el médico.
                Representante es René Descartes quien equipara lo psíquico con el pensamiento y éste con lo esencialmente humano. Así, provoca una escisión entre cuerpo y razón, considerándolos mundos irreconciliables. Famosa es su frase "Pienso, luego existo".

c) Concepción vitalista: Surge por oposición al racionalismo. Shopenhauer afirmará e predominio de la voluntad metafísica; Nietzsche, el de la voluntad vital. Klages, en su obra "El espíritu como adversario del alma" de 1937, revela su pensamiento: la realidad originaria es suceso, movimiento, fantasía. El espíritu racional, en cambio, diseca la realidad a través del pensamiento conceptual que quita lo único, lo singular, la movilidad, lo poético, dejando de esta forma lo esquelético de la realidad, lo genérico y abstracto... El ideal de hombre es una comunión vital con el mundo; indivisible de él, fusionado: el hombre no piensa el mundo sino lo vivencia.
                Podríamos decir que la crítica de Klages es válida en la medida que nos alerta sobre los límites de la razón conceptualizadora sin más y que, obviamente, el espíritu no es sinónimo de razón ni ésta es la que define al hombre. Lo negativo de su visión, es su tendencia a reducir la libertad auténtica a mera espontaneidad y la sensibilidad a sensiblería o emocionalismo.

El hombre en el mundo: Estas visiones se centran en la importancia de la relación persona- mundo.  De acuerdo con la forma de entender esta relación, surge el individualismo, el socialismo, y la visión trascendente o dialógica del ser humano y de la pedagogía.

a) Individualismo. Representante entre otros es S. Kierkegaard para quien el hombre es ante todo un individuo que existe, es decir, que va haciéndose a sí mismo en el seno de la libre decisión; por supuesto que para él -creyente en Dios- esta decisión es realizada en vistas de la trascendencia hacia ese ser superior. El problema es que quienes plantean este individualismo no otorgan la importancia que tiene el mundo, el "otro", la "sociedad". Por lo demás, para quien no es creyente en Dios como ser bondadoso, justo, el dio puede ser el poder inescrupuloso. De esta forma, el individualismo de Kierkegaard deja al ser individual sumido en una angustiosa soledad de la que no puede salir a menos que trascienda hacia Dios.

b) Socialismo. Por oposición, surgen los que niegan la persona como ser único, considerándolo como una pieza de una máquina o sistema que es lo único importante. Así, surge la frase: "el hombre es para la sociedad". En esta visión, la persona como individuo desaparece al igual que su libertad y responsabilidad; siendo lo determinante el ambiente. El hombre es producto de la sociedad a la cual debe someter sus intereses. Representantes son Sain Simon, Fourier, Owen, Marx, Habermas, entre otros. Esta visión surge por oposición al individualismo y a la visión trascendente, por lo cual se establece que el hombre es una animal social. La escuela tiene como misión fundamental la socialización del hombre y la promoción de los intereses sociales; pues con respecto a la sociedad, todo otro grupo debe ser considerado un subsistema que sirve al gran sistema.

c) El hombre como ser trascendente o de diálogo.   Distintas a ambas formas de entender la relación hombre-mundo, es la idea de Heidegger, Buber o Zubiri, entre muchos otros, para quienes el ser personal desde sí es abierto al mundo con el cual forma ámbitos de encuentro, comunicación y co-creación.  El ser humano es un ser único, íntimo pero desde sí abierto a los demás.  Es un ser con capacidad de acogida y encuentro, un ser que se realiza amando, co-creando.
         ¿Qué es el hombre y cuál es el sentido de la educación y nuestro sentido como profesionales vinculados a ella? La respuesta debe tenerla cada cual pues no hablamos de realidades ajenas o distantes; por lo mismo, cada cual es responsable de su pensar, decidir y actuar frente así, al Universo y los mundos que hemos creado en él y, por sobre todo, frente al educando que estamos formando.


2.3  LAS FASES DEL PROCESO EDUCATIVO
                Desde la perspectiva de una pedagogía educativa que tiene presente a la persona humana como un todo indivisible, podemos distinguir fases que siempre involucran ese todo y trabaja colaborativamente con los demás, en una convivencia en paz. Así, el pedagogo debe saber crear situaciones educativas, que impulsen integralmente el proceso educativo, en sus distintos aspectos:

Primera fase: Preparación para vivir el encuentro
                Causa de muchos desvíos de la existencia y despersonalización de la misma, es la carencia de un sentido por el cual vivir.  Deambulando por la vida, sin una dirección, sin un proyecto de ser, actuamos reactivamente. El desinterés, desgano, acidia, aburrimiento van disminuyendo cada vez más las energías que necesita toda persona para configurar un modo de ser que enfrente los retos u obstáculos que le presentará la vida y los propios errores que debemos salvar para realizarnos.  Sin energías, sin creatividad, sin un para qué vivir, no estaremos en condiciones de fundar ámbitos de fecundidad necesarios para crear el ambiente educativo y el encuentro pedagógico.
                Mis decisiones trascienden mi ser; mis errores o aciertos no sólo me afectan a mí sino a otros; no soy un ser aislado, cerrado, sino abierto y actuando sobre otros seres. Es más, dada la naturaleza de nuestra realidad, descubriremos más tarde o más temprano, que sólo nos realizamos en el encuentro. Sin desarrollar la capacidad de encuentro, no seremos capaces de atender a la verdad de la realidad, ni descubrir la belleza natural como tampoco recrear la belleza de la obra de arte y valorar al artista, tampoco tendremos la fuerza de se para actuar correctamente, a pesar de los obstáculos, ni la sensibilidad para amar al semejante… Si queremos enseñar las ciencias, las artes, las tecnologías, la naturaleza y el ser humano, lo trascendente, debemos aprender a crear ámbitos de convivencia fecundos; por ello, educar para el encuentro debe ser uno de los propósitos centrales de todo quehacer formativo.
Educar la capacidad de encontrarse, requiere enseñar, es decir, ocasionar situaciones que permitan:

a) Distinguir entre objetos y ámbitos: Si trato las realidades ambitales y las cosas u objetos del mismo modo, confundido, valoraré lo que es útil y despreciaré o rebajaré la dignidad de lo valioso. Las cosas son asibles, utilizables, canjeables, a-personales, tienen precio; las realidades ambitales, en cuanto personales, deben requieren ser acogidas, valoradas como tales. Un objeto –un piano- puede ser elevado a realidad ambital, en la medida que la persona lo “habita”: esa interpretación musical que extraigo de “mi piano”, ese regalo que representa un momento único de mi vida, nuestro hogar…, nuestra Universidad…

b) Distinguir hecho de acontecimiento: Un hecho es un dato observable, medible, encasillable en un espacio y tiempo. Un acontecimiento es un algo que nos acontece, que nos impacta, que conmueve nuestro ser, que no nos deja indiferentes, sino conforma la historia de nuestra existencia. Para captar la diferencia entre hecho y acontecimiento, debo captar su sentido.  Para algunos, entrar a la Universidad puede ser un hecho; para otros, un acontecimiento…

c) Distinguir significado de sentido: El significado lo da la comprensión abstracta de los conceptos. El significado lo encuentro en un diccionario. Así, si sé lo que significan los conceptos “mi”, “padre”, “muerte”; es claro que tendré claro el significado de la frase “murió mi padre”; pero no el sentido tan distinto que tiene esa misma frase dicha en dos personas cuyas vidas han sido entretejidas de muy diversa forma según él sentido que ha alcanzado en ellas la presencia de su padre...

d) Distinguir entre producto y obra: Un poeta no produce o hace poemas; los crea. Los productos pueden reproducirse en forma automática. Un producto requiere sólo de la técnica que requiere su producción. Cada creación, en cambio,  es única; expresa un momento único de un ser también único; lo expresa; lo extiende en el tiempo…  El poema “Éramos los elegidos del sol” de Huidobro, surgió en un momento irrepetible y es, por lo mismo, irrepetible”
La creación transfigura la realidad en un sentido de belleza, intimidad o religiosidad: el palo de escoba para el niño se transforma en su caballo; la casa humilde en una morada –hogar; el pañuelo en un símbolo de amor…

Segunda fase: Recreación y encuentro

Es posible crear formas de unidad profundas y fecundas que no implican un apoderamiento o uso de la realidad o de las creaciones realizadas por otros; sino por el contrario, requieren de nuestra actitud de respeto, entendimiento creativo y no por ello manipulación o lejanía. Refiriéndose a esto, Alfonso López  Quintás dice: “Una vez vivida esta experiencia, verás con toda nitidez que la libertad y los cauces normativos se complementan cuando se vive de forma creativa; no se oponen”. (“Cómo lograr una formación integral”. Ed. San Pablo. Madrid 1996; Pág. 46).
     Respeto e inspiración se unen cuando vivimos desde y hacia lo profundo, lo valioso, lo fecundo...cuando somos capaces de abrir nuestro entendimiento, nuestro “corazón” para otra realidad que me solicita o inspira… Para acoger una obra o una realidad ambital, debo re-crearla, vivenciarla, interpretarla, hacerla íntima hasta que reviva en mí. La obra renace gracias a mí y a su vez me potencia, inspira, realiza. Es una experiencia reversible: “voy en busca de una obra y la configuro en virtud del impulso que ella misma me otorga” (Ibíd. Pág. 46). Esta experiencia es requisito para existir en plenitud los ámbitos personales: amorosos, artísticos, científicos, éticos, religiosos, etc. Se trata de ser capaz de llevar a cabo la experiencia de encuentro: experiencia reversible que se das entre seres personales; entreveración de almas; diálogo. El encuentro me apela, me suscita, me inspira…voy al encuentro no bajo el esquema dices-efectúo o actúas-padezco sino co-participamos, co-creamos, nos invitamos, hacemos nuestro, colaboramos. Por ello el encuentro requiere de amabilidad versus violencia, confianza versus temor; valoración versus abuso.
     La finalidad educativa, o en lenguaje de moda “competencia” de todo educador, debe ser “enseñar a fundar ámbitos fecundos de recreación y encuentro. A lo largo de la vida descubriremos que cada realidad (nosotros mismos) no somos cosas sino ámbitos, posibilidades que se abren y ofrecen una riqueza insondable de posibilidades a la mirada inspirada.

Tercera fase: Aprender a usar el lenguaje en toda su fecundidad
     El lenguaje no es sólo un medio para comunicar algo; tampoco encontramos en esta función su mayor energía ni su fuerza formativa.
     El lenguaje crea ámbitos: Ámbitos de belleza, de acogida, de bondad, de religiosidad. Por lo mismo, un lenguaje impulsado por el odio o por el afán manipulador se autodestruye porque anula toda posibilidad de encuentro. De ahí el cuidado con el uso de los llamados “términos talismanes” o “esquemas dilemáticos” que prejuzgan en la medida que están vacíos de significado y sentido; buscando el poder y para ello escisiones arbitrarias, simplificaciones falsas en una mirada superficial de la realidad. La creación de ámbitos, la elevación de objetos a ámbitos, no es posible si se carece de la capacidad de integrar vertientes diversas de la realidad: libertad y compromiso, sacrificio y felicidad, intimidad y expresión, dignidad y servicio; son algunos ejemplos de la unidad de diversos en lo profundo.
     La palabra, la imagen y el silencio son vehículos expresivos del encuentro: Es cierto que cada palabra tiene un significado que debemos conocer pero ese significado debe ser fecundado por nuestras vivencias de encuentro, de tal modo que “den cuerpo” a las realidades ambitales, permitiéndonos comunicarnos y comunicar un sentido único; no sólo comunicar “algo”.
     Necesitamos conocer las palabras guardadas en diccionarios, necesitamos conocer su significado y usarlas para correctamente comunicar algo; pero el lenguaje tiene un sentido superior: puede alumbrar modos únicos y originarios de sentido. Mediante el lenguaje expresamos acontecimientos, pensamientos originarios, credos, sentimientos, poemas, mundos imaginarios y mundos descubiertos…
     Mediante el lenguaje conformamos el armario de nuestra alma, nuestras convicciones, decisiones, hacemos propuestas y re-cordamos. Por ello, cada obra literaria es el fruto del encuentro de un hombre con una vertiente de la realidad, en un momento único de su historia de vida.

Cuarta fase: Cultivar el descubrimiento de los valores que impulsan la vía de plenitud
    La complejidad de nuestro ser, de nuestra existencia, nos lleva a distinguir entre energías que nos encapsulan en un egoísmo que va al mundo ansioso de poder y esas otras energías que me llevan a realizarme en un servicio de amor a los demás.
     Egoísta, me siento centro del universo y toda realidad que se me presenta la considero medio de mis propósitos. Deseo dominar, poseer y disfrutar las realidades que aparecen deseables a mis impulsos de satisfacción. Paradójicamente, la realidad que apetezco para satisfacción de mi ego, me seduce, me fascina. Al adueñarme de estas realidades, al poner el sentido de mi vida en las cosas, al reducir lo ambital a lo cósico, siento euforia, exaltación; pero al mismo tiempo, esta visión del mundo y de mi propia existencia me rebaja, me anula en mi condición personal, me insensibiliza para los valores más nobles, me deja en la soledad de quien es incapaz de encuentro: es el proceso de vértigo.
    Tanto el vértigo como el éxtasis conducen a emociones intensas; pero el primero es la caída del hombre que lo lleva a la pérdida, destrucción de sí. La pasión, las drogas, la velocidad, las sensaciones, son estimuladas al máximo, sin importar cómo ni a riesgo de qué.  Se confunde, entonces, la exaltación con la exultación que es, por oposición, el goce de la auténtica realización personal.
Requiem por un sueño, Cisne Negro; son filmes que exponen, magistralmente, la caída del ser humano.
     El éxtasis emerge desde la vocación de ser, de ser personas que van al encuentro de otras personas y dispuestas a la generosidad, al respeto, agradecimiento, responsabilidad, compromiso, sacrificio de amor. En esta vía de éxtasis, se despliega la sensibilidad para la grandeza de los valores, de los ideales, de la nobleza, lo sagrado, el respeto, la piedad. Es el ámbito de la felicidad, del encuentro; de la apertura a los valores aunque estos nos exijan esfuerzo y no nos ofrezcan placer, posesión, poder. Los valores confieren dignidad a nuestras acciones porque expresan la dignidad de nuestra esencia de ser. Los valores se revelan a quien participa de ellos: quien quiera descubrir el valor de la justicia no debe limitarse a informarse sobre ella, pues sólo sabrá de ella quien la vivencia a través de una vida justa, de actos de generosidad, de fundar vínculos de armonía, equilibrio, colaboración. (Alfonso López Quintás, contempla cinco fases; pues separa la distinción de las experiencias de vértigo y éxtasis del descubrimiento de valores. Nosotros pensamos que es mejor presentarlas integradas, para facilitar su comprensión.)
En la UNIDAD III, volveremos sobre la antropología de la educación, pero integrándola con el saber axiológico.

CONCEPTUALIZACIÓN FUNDAMENTAL

1.         Unipluridimensionalidad del ser humano, educación e instrucción
2.         Cuerpo y corporalidad
3.         Visiones o concepciones de hombre (distinción fundamental)
4.         Fases del proceso educativo
  Importancia del encuentro (objeto y ámbito; hecho y acontecimiento; significado y sentido; producto y obra.
  La recreación como encuentro y la experiencia reversible.
  El lenguaje como creador de ámbitos
  El descubrimiento de valores: Vértigo y éxtasis

AUTOEVALUACIÓN
1. Desde una perspectiva pedagógica, analice una situación real (puede ser extraída de la prensa), unipluridimensionalmente.
2. ¿De que forma la ciencia elegida por usted para educar, se relaciona con la unipluridimensionalidad humana? Explique, ejemplifique.
3. ¿Cómo enfrentarían una situación problemática, por ejemplo, drogadicción de un alumno, profesores que poseen una diversa concepción de hombre?
4. ¿Una mirada integral del ser humano y de la educación, supera las contradicciones en que caen las concepciones vistas?  Fundamente, explique y ejemplifique.
5. ¿De acuerdo con as fases del proceso educativo, podría perfeccionar el perfil del profesional que usted deberá ser?
















PERSPECTIVA AXIOLÓGICA DE LA EDUCACIÓN

3.1 DIMENSIÓN MORAL
Somos seres morales; consustancialmente,  morales.
             La relación organismo –medio se sustenta en una estructura natural que, de modo predeterminado, le permite responder las suscitaciones que afectan su viabilidad. El animal es un ser reactivo; su vida está limitada por la capacidad de reacción a los estímulos del medio; no tiene más opción que la permitida por su dotación biológica: es un ser “ajustado”. Por lo mismo, podemos afirmar que en el animal no hay error de respuesta, no hay responsabilidad; no tiene que justificar su respuesta porque en él no existe la posibilidad de optar. Al gato no le queda más que hacer uso de sus garras para apresar la comida, defenderse o atacar ¿El ser humano? Su gama de posibilidades es inacabable; sólo depende de sus conocimientos, imaginación, voluntad, moral....   Puedo hacer uso de mis manos para sembrar mi alimento, hacer uso de tecnologías para conservarlo por años, crear industrias para luego comercializarlo; puedo usar cañas de pescar o barcos faeneros, rifles, trampas; puedo importar y exportar alimentos y adelantar artificialmente el desarrollo de las aves para obtener mayores beneficios económicos; también podemos mejorar la calidad del alimento y crear puestos de trabajo que beneficien a todos, a la par que hacer donaciones, en orden a colaborar con la salud y disminuir la desnutrición…
¿Qué acontece en nosotros?
De algún modo ya lo explicamos al aludir a una de las perspectivas fundamentales en que se debe sustentar la pedagogía, esto es, la perspectiva ética: Nosotros no respondemos a una mera afección de estímulos suscitadores del organismo; pues nuestra capacidad de inteligir nos coloca ante estímulos que sabemos, más allá de estimular, son reales independientemente de que nos estimulen o no. Precisando aún más, nos enfrentamos a realidades estimulantes y desde una realidad, la propia, que también la sabemos tal.  Por ello, ideamos proyectos, que cuentan con realidades que sólo existen en nuestro mundo interior... Ideamos inventar una vacuna para prevenir el cáncer, componer una canción o ahorrar para diseñar la “casa soñada.  Esta situación nos pone en un nivel de existencia que trasciende lo orgánico y lo inmediato, tanto espacial como temporalmente: una existencia que debe justificar sus respuestas ante sí y ante los demás, pues cada decisión nuestra afecta a muchos; tanto lo que decidimos hacer como lo que decidimos no hacer.  Además, dado que somos conscientes de que la realidad no se agota en la estimulación; podemos pre-ocuparnos de ella y no sólo ocuparnos; podemos enfrentarnos a ella, esto es, ponerla frente a nosotros, de forma conceptual y/o imaginaria, de tal forma decidir qué hacer ante su próxima o muy futura estimulación. Así, se crean las AFP, en las cuales personas muy jóvenes, entregan parte de su remuneración, para cuando llegue la vejez.
 Libres del medio, en cuanto ante él nos preguntamos qué hacer, somos responsables de nuestra respuesta.  Por ello, ante una misma situación, se dan las más diversas actuaciones y consecuencias.  La opción es consustancial a nuestra existencia; también entonces su justificación. Debemos dar razón por la acción elegida y por el rechazo de las demás. Es esta nuestra condición moral ineludible. Tienes hambre... allí está la comida; pero no.... debes distribuirla para que todos puedan sobrevivir: Pre-ocupación, proyecto o planes, responsabilidad, consideración, fortaleza, prudencia, equidad... Todo eso y más, formaron parte de las decisiones tomadas por nuestros 33 mineros...

PRINCIPIOS DE LA EDUCACIÓN MORAL
Entrevista a Zigmunt Bauman (La liquidez en que vivimos)
a)  Debemos conocer la realidad, para direccionar nuestra creatividad y optar por aquellas respuestas que impliquen “cultivo de” y no “destrucción de”: Dar la espalda a la realidad es una actitud suicida y homicida de la cual somos inevitablemente responsables. Así, es suicida quien construye castillos en el aire, desconociendo el terreno; pues proyecta un futuro sin considerar la verdadera realidad. La imaginación pueril como es sabido es la que se pierde en ensoñaciones sin punto de apoyo en la realidad.  En el film “La Carnada” de Bertrand Tavernier, los jóvenes proyectan, sin más, en menos de un año montar un negocio y hacerse millonarios… Son tres jóvenes; sólo uno de ellos –ella- trabaja atendiendo una boutique; se dan cuenta que así no juntarán el dinero necesario y han proyectado todo para “ahora, pronto”… Idean que ella atrape hombres millonarios; cuando la lleven al departamento, será cuestión de dejar la puerta abierta… ellos entrarán y sacarán el dinero… Resultado: un cruel asesinato pues no se convencen que la víctima no tenga dinero donde vive: emplean la fuerza para intentar hacerle hablar...  Son tomados presos, navidad será la próxima semana… Ella, al ingresar a la comisaría y ver que el jefe de policía usa una costosa lapicera…  saca un papel para averiguar su teléfono…; aún piensa que el plan puede resultar y ser ricos  antes de navidad.  Por lo mismo,  el niño, en su inocencia, a fuerza de imaginar sin fundamento real que es Superman, se lanza por la ventana de un alto piso… Es un niño (un crío)… es nuestra responsabilidad.  No es lo mismo crianza que educación.  La educación requiere de la capacidad de discernir entre lo aparente y lo real, deducir las consecuencias y, luego, elegir…  En la crianza, el adulto (padres, profesores, médicos) deben elegir lo mejor, lo que es bueno para el crío y evitar lo que realmente es nocivo para él.
La imaginación creadora, madura, en cambio, se nutre de la realidad y trata de mejorarla o transformarla, pero considerando la naturaleza de ésta, su propia realidad, los condicionantes y las consecuencias de su acción.   Tal es tu real capacidad –sus debilidades y fortalezas-  tales son las oportunidades y amenazas a que se deberá enfrentar,, tales son las condiciones del momento y tales las consecuencias…  Podrías tener capacidad para pescar, bote, pero a lo mejor se anuncia un temporal o sería una desconsideración hacerlo cuando están en peligro de extinción o temporada de crías.  Desconocer la realidad y construir la existencia a espaldas de ella es suicida y «homicida»: un peligro privado y público; bien porque, inmaduramente, proponen proyectos ilusorios, que acaban en la frustración de todos los que ilusamente se alistan confiados tras ellos; bien, porque inmoralmente se mueven en el engaño para propio beneficio.  Así, por ejemplo, es fácil que los traficantes de droga, en un principio las regalen para crear la adicción, pero ellos, en cambio, no las consumen; pues saben muy bien sus consecuencias.  En cualquier caso, por ignorancia, inmadurez o engaño, se trata de un peligro privado y público.  De ahí la importancia de, antes de tomar decisiones, conocer la verdadera realidad, proyectarla…
Por eso conviene experimentar la realidad cotidiana, informarse, recurrir a los aportes que hacen los distintos saberes y echar mano de la experiencia ajena, a través de la literatura, el cine, las artes plásticas, los medios de comunicación, la familia, los educadores. 

b) Debemos ser idealistas pero no utópicos o ilusorios: Un ideal es una idea de perfección sobre nuestro ser, nuestra existencia y el mundo… Su origen es la misma realidad, en cuanto desentrañada por una inteligencia que ha respetado su ser  esencial y, por lo mismo, vislumbra caminos para su cultivo, esto es, distingue entre nutrientes y nocivos.  Ninguna mente sana puede poner como ideal la violencia, la inequidad, la desconsideración, la drogadicción, el abandono; pues evidentemente son nocivos. 
“Sería idealismo positivo considerar que la historia humana se construye también con ideas e ideales, y que es puro conformismo, dejación de humanidad, resignarse a pensar que no hay más cera que la que arde, aferrarse con uñas y dientes a la vulgaridad y la ramplonería, tachando de ilusos a cuantos intentan abrir nuevos horizontes. (…). Una cosa es soñar utopías cuyo fracaso conduce a la frustración de los ideales por los que nacieron, otra bien distinta ampliar el ámbito de la realidad posible, para encontrar siempre ante cualquier problema una salida. Los enigmas excitan la imaginación y la razón creadoras; las aporías, los callejones sin salida bloquean las capacidades humanas y acaban matando el impulso vital.”, dice Adela Cortina, catedrática de Ética y Filosofía Política, en la Universidad de Valencia.   (Cf. http://www.zubiri.info/cortina.htm )
Quienes de espalda a la realidad elevan una idea preconcebida como ideal, caen en un utopismo relativista, direccionado por intereses particulares, por ansias de poder o dominio sobre la realidad para su consumo o apropiación. Quienes dan la espalda a la realidad intentarán por todos los medios promover una masa de hombres no pensantes, no críticos, no creativos, sin ideales, sin convicciones morales: seres manipulados pero no educados.

c) Para educar en responsabilidad, debemos educar desde la realidad de un ser humano “situado”, que nos permita cumplir con aquellos tres momentos éticos de que habla Ignacio Ellacuría: hacerse cargo de la realidad, cargar con ella y encargarse de ella para que sea como debe ser.
Si queremos educar, debemos conocer la realidad que viven nuestros educandos; cómo la experimentan, qué sentido y valor le dan en el marco y horizonte históricos de sus vidas. Ser científicos es ser investigadores, indagadores de la realidad misma: es en la realidad donde encontraremos la explicación de lo que le acontece. Esto, que pareciera obvio, a veces parece olvidarse; pues son muchos los que hacen discursos sobre cómo educar sin mirar al educando real; sin interesarse por sus anhelos y temores, sus penas, alegrías y esperanzas o desesperanzas. La hipótesis, la variable determinada, la muestra, la fórmula estadística…; eficaces en el ámbito del mundo predeterminado y lógico - matemático; dejan de lado, desde el punto de partida, lo más esencial del ser humano: su toma de conciencia, su libertad, su vocación de dignidad, su alma, su mismidad… Por ello, se acumulan estadísticas y cientos o miles de investigaciones sociológicas sobre la pobreza y el hombre sigue indigente; lo mismo acontece con la educación…y con otras áreas humanas. Tratemos, entonces, de entender la realidad del educando, la nuestra y el mundo real en que nos encontramos situados.  No se trata de conceptos abstractos, ni de fórmulas preconcebidas; sino de experiencias únicas que ocurren en la historia de vida de personas también unas e íntimas.

c.1) «Hacerse cargo de la realidad» implica entender la situación real que tenemos ante nuestra mirada. Por ejemplo, entender la situación de agresión y falta de respeto ante la cual podríamos encontrarnos en una sala de clases: Entender sus causas, motivos que la impulsan, formas de expresión, situación familiar de los educandos… Estudiar la realidad de cara a ella, no es lo mismo que estudiarla en la abstracción de un discurso lineal sobre la violencia que puede aparecer en un libro.  No digo que el libro no sirva sino que es complemento… pero no sustituto de la realidad.  El libro puede aclararnos algunos conceptos, entregarnos algún lenguaje apropiado, algunas estrategias, precisamente, de acercamiento a la realidad que nos preocupa y la cual debemos indagar.  Recuerdo un profesor de cuarto básico que acudió a la Universidad para pedir una intervención en el curso del cual era profesor jefe… Se trataba de niños entre 9 y 11 años a quienes catalogó de tal indisciplina, que le eran “Incontrolables”.  Recuerdo haber partido con una dinámica que dio por resultado que ante un incendio, varios de ellos preferían esconderse en un armario o taparse con sábanas y dejarse morir… No había caso, no querían vivir ¿La razón? Producto de otra dinámica: la carta a un amigo desconocido y leal que guardaría el secreto: varios contaban que sólo molestaban en su hogar, que tenían miedo a la violencia del padre alcoholizado, la madre ya sin paciencia… Otros… acusaban ser abusados sexualmente y no ser creídos o encontrados culpables y no contar con el apoyo de la madre.  Uno de ellos, prometía salir de su flojera y tener la casa limpia, los platos lavados y ninguno roto, para cuando llegara su madre del trabajo, quien lo amenazaba con abandonarlo si no hacía bien las cosas… Y el profesor, que los veía a diario y ya por cuatro años, no tenía idea…
Para hacernos cargo de la realidad de cualquier realidad y llevarla hasta un salón de clases para tratarla con los alumnos y/o apoderados, sin herirlos, sin exponer sus vidas privadas, el cine nos entrega un aporte pedagógico incalculable; pues a través de su ficción podemos llevar, en un lapso de dos horas, la violencia tal cual se da en situaciones reales de vida: así, podemos presenciar la historia de una agresión física y psicológica desde sus inicios y hasta su culminación; aprehendiendo a través de ella lo que ocasiona el grito, la humillación, la tolerancia de lo intolerable y, al final, la liberación y la búsqueda de la identidad perdida. El cine, nos recrea una realidad sin desintegrarla; pues al igual que la vida real, hace uso de un lenguaje no lineal. Nos permite conocer todos los factores que inciden; la historia misma de cómo se fueron dando; los personajes involucrados y sus formas de actuar e influir en ella.
Una pedagogía experiencial necesita instalarnos en la realidad misma para que, por empatía, accedamos a ella experiencialmente; a través no sólo de una observación directa, sino íntimamente, esto es, haciéndola formar parte de nuestras propias experiencias de vida –acogiéndola- para luego entenderla comprensivamente.  A ello aludimos cuando decimos “me pongo en el lugar de”, “siento en carne propia lo que te ha pasado”.  Se trata, entonces, de imaginarse intelectiva, moral y afectivamente lo que otros han vivido; es lo que también se logra con las historias fílmicas que mágicamente, con el uso de los recursos del lenguaje cinematográfico, nos introducen en un mundo que, aunque sabemos ficticio, nos hace sentir lo que viven los personajes: nos enojamos con ellos, reímos, lloramos, criticamos, damos consejos… El espectador de cine, en la medida que conoce todos los elementos que conforman una situación: quienes son los buenos, los que mienten, los engañados, las intenciones de los personajes, sus fortalezas y debilidades, etc., entiende la realidad, por ello, puede “hacerse cargo” de ella y, seguidamente, “hacer los cargos que corresponda”, esto es, “cargar con la realidad”.

c.2) “Cargar con la realidad” implica determinar y analizar los distintos grados de responsabilidades que se articulan en una situación; distinguiendo entre causas, influencias y condiciones. La causa es la determinante. Si no tienes el don o virtud del canto, por ejemplo, jamás podrás cantar bien, aunque tengas la oportunidad de acceder a los mejores maestros de canto. Pero si cantas bien, la causa es tu don y tu esfuerzo por realizarlo; el maestro ha sido una buena y a lo mejor gran influencia o apoyo positivo, que ha facilitado la acción de la causa que es siempre íntima, pero no es determinante de tu realización; pues somos libres. Ahora bien, podrás saber cantar; pero si estás afónico o estás en un recinto donde se debe guardar silencio; hay que esperar o hacer algo para que cambien las condiciones.  En otras palabras, la causa es determinante; las influencias y condiciones, no.  Existiendo la causa –el talento- el ser humano puede superar toda influencia y condicionamientos, como  también puede no aprovechar las influencias y condicionamientos positivos: Tiene talento, lo medios óptimos para aprender, el tiempo y lugar apropiado, pero la falta de voluntad o inseguridad, inhibe la actuación de la causa, esto es, la actualización de su talento.  Superados los vicios o debilidades, podrá realizarse si lo hace “a tiempo”; pues algunos talentos son condicionados por el paso del tiempo, a tal punto, que se vuelven un “imposible de realizar”; ejemplo, el tenis a gran nivel, la danza.  Las causas son siempre íntimas o internas (La causa de que el vidrio se quiebre con una piedra es su fragilidad; si no fuera frágil, no se rompería ni con un balazo.  Influencias para que la fragilidad actúe son muchas: agua hirviendo, un terremoto, un alunizaje…  Cargar la realidad, entonces, implica tener claridad sobre cuáles son las causas de un actuar y qué lo motiva o influye, condiciona.

c.3) “Encargarnos de la realidad” implica estar en condiciones de poder asumir la propia responsabilidad frente a quienes nos hemos comprometido. Somos educadores; algo debemos hacer frente al dolor, abandono,  violencia que sufren nuestros educandos; no podemos asumir una actitud de irresponsabilidad o de inoperancia. Ser responsables implica responder de las consecuencias de lo que hacemos y de lo que no hacemos. Por supuesto que para ello, tal como hemos visto, es necesario hacerse cargo de la realidad, luego cargar con ella y, ahora, encargarnos (responsabilizarnos) de ella; preguntarnos, entonces, qué debemos hacer ante tal situación.

Cuando damos espacio y derecho a cualquier acción injusta, sin hacer nada, no sólo aumentamos el daño a quien ha sido injustamente agredido, sino que dificultamos la convivencia en paz de un curso y damos lugar al mal ejemplo.  Recuerdo una noticia: Se informaba que tres estudiantes de enseñanza media habían abusado de una compañera delante de otros estudiantes que hicieron caso omiso de los gritos de auxilio e intentos de huida de la estudiante. Arrastrada por el suelo; fue reiteradamente abusada sobre un escritorio; en la misma sala de clases. ¿Los profesores? Pareciera que no existían. Resultado de esto y de la denuncia efectuada por la alumna y su madre, la víctima debió ser retirada del Liceo pues por razones obvias, no podía ni psicológica, ni moral o socialmente, seguir compartiendo con quienes la habían abusado y con quienes lo habían permitido. Sus victimarios, en cambio, siguieron en “su Liceo”, como si nada hubiese ocurrido…  En ética, a este actuar se llama “actuar mal con agravante de escándalo”, pues con el ejemplo se avala el mal actuar y no se corrige, con lo cual los observadores también son moralmente dañados.
Debemos asumir nuestra responsabilidad; atrevernos a mirar, ver y tomar las riendas para guiar a quienes nos corresponda por buenos caminos y, si no existen, construirlos… Buscar o crear un buen material en el cual los educandos descubran y logren discernir y entender el buen y mal actuar, la diferencia entre virtudes y vicios, se planteen dilemas éticos… Liderar para instar a otros a colaborar en la misma ruta, elaborar planes de acción o programas educativos y, así, formar en valores para erradicar la maleza y sanar las heridas de muchas almas. 
Alfonso López Quintás, afirmaba en el libro que escribiera junto a Gustavo Villapalos: “La responsabilidad es siempre proporcional a la dignidad. La dignidad de quien consagra su vida a orientar a niños y jóvenes es muy alta. Se hace responsable del futuro de estas personas y, consiguientemente, de la sociedad”

d) Antes de hacernos cargo de la realidad, debemos hacernos cargo de nosotros.
Entender o entendernos no es fácil. Por ahora, digámoslo en forma simple: Somos lo que hemos ido haciendo de nosotros a lo largo de nuestra trayectoria de vida; en ello debemos incluir lo que podíamos o debíamos haber sido y no fuimos y lo que podríamos o deberíamos ser y aún no realizamos. Generalmente, entender nuestro propio actuar personal, es mucho más complejo que entender el de otros… A veces, la explicación o comprensión de una actitud, decisión o comportamiento está en la interpretación o sentido que hemos dado en el pasado a una experiencia que, para otros, podría no tener mayor incidencia.  Analizarnos moralmente es difícil, influyen sentimientos y un pasado que no es recordado tal cual ocurrió.  Además, el pasado ya fue, no es modificable; la esperanza está en proyectar un futuro que aún no es.  Es algo que todo educador debe tener presente, para alentar al alumno a superarse y no aplastarlo, haciendo hincapié en el error ya pasado.   Veamos algo más sobre esta temática, donde es imposible separar la ética de la antropología:

La necesidad de reflexionar sobre la experiencia.
Nuestra vida es un continuo de experiencias o vivencias que van configurando lo que llamamos nuestra biografía o historia de vida. Se trata de experiencias de diversa envergadura o impacto; tanto para nuestra existencia como para la de los demás; experiencias no siempre reflexionadas que, sin embargo, pueden alcanzar el rango de acontecimientos, esto es, marcar el rumbo de nuestras vidas, con su carga de posibles e imposibles. Por ello, no es más sabio quien más ha vivido sino quien constantemente va extrayendo principios de vida a partir de lo experimentado. Podemos pasar por la vida o vivirla con mayor o menor profundidad, dependiendo de cuánto vayamos aprendiendo de la misma. Así, nuestra vida es la historia de nuestras experiencias y de la reflexión sobre ellas, lo que es también una experiencia: la experiencia de reflexionar sobre la experiencia. Así, no es lo mismo la experiencia de amar –estar amando- que la reflexión sobre qué significa amar o que amemos a tal o cual persona. Tengamos presente, entonces, que la reflexión sobre una experiencia será siempre sobre una experiencia pasada y que ese pasado podrá ser próximo o remoto.
Aclaremos que no reflexionar sobre nuestras experiencias de vida no significa que éstas sean algo oscuro o inconsciente. Quien en estos momentos está leyendo estas líneas no está reflexionando sobre su experiencia de leer, pues ello le impediría leer; pero ello no implica que su leer sea inconsciente. De hecho, si le preguntamos qué está haciendo, dirá: ”leyendo”. Lo habitual es, entonces, ser “conscientes no –reflexivos” respecto nuestras experiencias o acciones. La reflexión sobre nuestras experiencias nos lleva más allá que la toma de conciencia; implica el acto de volver la mirada hacia nuestro interior, hacia lo que nos está aconteciendo para analizarlo. La reflexión es una introspección, un volverse sobre sí mismo que puede revelarnos las causas, condicionamientos y elementos que están conformando nuestra forma de existir, en un momento de la historia de nuestras vidas, en una situación determinada. Esta reflexión podrá permitirnos descubrir, entender e incluso replantear el curso mismo de nuestras existencias; evaluar nuestros proyectos personales y la forma de llevarlos a cabo y, por último, extraer aquellos principios que nos orientarán en futuras decisiones y se constituirán como criterio de crecimiento, estancamiento o destrucción personal. Nos permite, en otras palabras, hacernos cargo de nuestra realidad.
 ¿Qué nos sucede, qué sentido tiene tal o cual decisión, qué significa tal acontecimiento o persona en nuestras vidas, qué experiencias nos hacen crecer y cuáles nos consumen, qué es lo más importante, qué debemos asumir y qué superar, cuáles han sido nuestros errores y aciertos y cuáles sus consecuencias? En fin, son muchas las reflexiones que necesitamos hacernos constantemente para no perdernos en un mundo cada vez más apremiante y conflictivo que, así como nos ofrece múltiples posibilidades, también nos pone cada vez mayores dificultades para alcanzarlas en forma honesta.
The insider (El informante).
 http://www.youtube.com/watch?v=DOKSrRdfkQM&feature=related
Sobre la ética del científico

d.2) Situacionalidad de la experiencia
                En cada una de nuestras experiencias está involucrado todo nuestro ser personal; no puede ser de otra manera; somos indivisibles: afectivos, inventivos, morales, intelectuales, sociales (familiares, amigos, adversarios, habitantes, ciudadanos, etc.), creyentes, más o menos saludables o vitales y todo ello en un constante y continuo acontecer que va conformando nuestra historia de vida. Indivisibles, complejos por nuestra riqueza de ser, únicos e íntimos, vivimos situaciones también únicas, que dan una tonalidad a nuestra existencia según sean predominantemente afectivas, morales, intelectuales, religiosas, sociales, corporales, estéticas, etc. Durante el nacimiento de un hijo, por ejemplo, para la madre predominará la dimensión afectiva, mientras para el médico la intelectual; pero, en ambos casos, está allí cada ser involucrado por entero en esa experiencia: su historia de vida, sus valores, sus conocimientos, su afectividad, sus creencias… Entender una experiencia de vida, implica tener presente todas sus dimensiones; sin olvidar que somos únicos e indivisibles, en situaciones de vida también únicas e irrepetibles. Una reflexión sobre nuestra experiencia debe considerar que ésta se da no en el vacío sino en un espacio y un tiempo determinado, que forman parte explicativa de la misma.

d.3) La reflexión sobre lo que nos acontece no es inmediata.
                No cabe duda la importancia de la reflexión sobre nuestras experiencias; sin embargo, es importante tener presente que la reflexión sobre éstas, no es inmediata ni fácil. A veces, la comprensión de algo experimentado cuando niños o jóvenes, lo entenderemos mucho más tarde; después de numerosas reflexiones e iguales aciertos y errores. Es más, recordemos que nuestra reflexión es sobre una experiencia necesariamente pasada; por lo cual "el sentido de una experiencia no llega en realidad a ser nunca decisivo o concluso. Y esto ocurre no sólo porque en el curso de la existencia alteramos la valoración de nuestros propios actos pasados; es que, de hecho, nuestras experiencias reobran sobre las anteriores, y por ello es posible que las valoremos, con el tiempo, de modo distinto." (E. Nicol en su "Psicología de las situaciones vitales”)
¿Cuánto tiene que pasar para entender una actitud, una decisión, una palabra o un silencio? Por ello debemos tener cuidado con nuestro sentido de culpabilidad, con el culpar o culparnos. Así, cuando hoy nos demos cuenta que fue un error la decisión de hablar o callar, hacer o no hacer esto o lo otro; también deberemos tener en cuenta que en ese entonces, tal vez, no teníamos la edad, la sabiduría de vida o conocimientos necesarios para percibir las cosas de otro modo; o, quizás, no se dieron las circunstancias que nos habrían permitido resolver esas situaciones de una manera más eficiente. Acaso hoy encontremos explicaciones o formas de actuar que habrían sido más certeras; pero es bueno tener presente que hoy somos otros. A modo de ejemplo, recordemos las situaciones presentadas en el film Mysterious Skin: Brian y Neil eran niños indefensos cuando fueron abusados por el entrenador; no podían responder de lo que por sus edades y circunstancias afectivas y familiares era para ellos imposible de entender y asumir de otra manera.
 Adele - Don't you remember
http://www.youtube.com/watch?v=_If00nv9xFA&feature=related
¿Cómo se hace cargo de la realidad, carga y encarga de la realidad?

e) El pasado que no pasa…
                Para nuestro tema – la pedagogía experiencial – nos interesa aclarar algo más la historicidad que nos conforma. En primer lugar, aclaremos que el pasado no es sólo lo que fuimos o hicimos; sino también lo que podíamos ser o hacer y no fuimos o hicimos y lo que sabíamos que no podíamos o no debíamos ser o hacer... ¿Recuerdan alguna experiencia al respecto y de qué forma hoy nos conforma como un posible o un imposible? Pero no es sólo lo que nos ha pasado lo que hoy nos conforma en una especie de estilo de ser, de existir y de habérselas con el mundo; sino nuestra forma de proyectar ese suceso. ¿La madurez adquirida al día de hoy, acaso no nos permitiría tener otra apreciación de los sucesos pasados y, consecuentemente, otra forma de vivir este presente y proyectar nuestro futuro?
                “De nuestras experiencias pasadas, unas son más próximas y otras más remotas a nuestro presente actual (…). Lo próximo a nuestro presente puede ser algo que distingamos como remoto en una sucesión temporal homogénea. E, inversamente, lo remoto en el tiempo puede ser, para nuestro presente actual, efectivamente más cercano. Por la función misma del recuerdo, las experiencias pasadas se aproximan a nuestro presente, alejando de él a otras; y el olvido las aleja a todas, unas más y otras menos rápida y totalmente. (…) Es la relación afectiva con el presente lo que determina casi siempre la proximidad o lejanía de una experiencia pasada respecto ese mismo presente. (…) Una experiencia pasada puede sernos próxima lo mismo si ella fue grata, o si su recuerdo es grato, que si fue desagradable.” (Ibíd. Pág. 55)

Por ello, antes decía que nuestra historia de vida no es lineal, no se lee a reglón seguido. Recuerdos y olvidos saltan espacios, uniendo tiempos lejanos, trayéndolos al presente y alejando otros, hasta hacerlos casi desaparecer…Por ello no hay medidas ni instrumentos válidos para cualificar el tiempo vivido por cada cual, cuán lejano o cuánto pasado ha vivido y cuánta experiencia ha “acumulado” . Las causas de la violencia no cabe duda que se encuentran en experiencias próximas que pueden encontrarse lejanas en el tiempo cronológico; en los inicios de la vida; en el pasado que no pasa… Sin embargo, no estamos determinados por el pasado pues somos, al mismo tiempo, lo que aún no somos.

f) La experiencia del futuro presente y como posibilidad.
Ser el mismo no es lo mismo que ser igual o idéntico. Nuevas experiencias nos presentan nuevas posibilidades y, por lo mismo, imposibilidades. Y si bien es cierto que hoy somos el resultado de las elecciones y rechazos realizados en el pasado, y que estos circunscriben nuestras posibilidades futuras; no menos cierto es que el pasado no nos limita, no nos cierra o determina nuestra mismidad abierta a los cambios, a lo distinto, a lo que antes no hemos sido o vivido. Podemos cambiar el curso de la historia de nuestras vidas, proyectarla de modo que nuevas experiencias la potencien en direcciones distintas a las hasta hoy llevadas.
Somos el mismo que se va construyendo día a día, por lo tanto, siempre distinto; siempre novedoso. El futuro, nos es primordial porque en él está la esperanza, el sentido y finalidad de nuestros afanes, de la educación; del paso de la violencia a la paz. Por ello, el hombre que siente no tener futuro posible; es un hombre "sin vida"; "preso de la desesperación", no espera nada; se deja estar. De ahí también la actitud heroica de quien sentenciado de muerte, vive con fuerza cada momento de su vida; de ahí lo sobrecogedor de sus últimas disposiciones y de ahí la diferencia entre quien ve la muerte como un tránsito y quien la ve como el fin de la existencia.
Si el futuro es lo que puedo llegar a ser o a hacer; si es posibilidad, es importante entonces preguntarse ¿Qué es lo que queremos hacer; quiénes queremos llegar a ser? Nicol dirá "Cuando la facultad de proyectar, agotada por las dificultades del presente, o por la oscuridad del porvenir, se rinde y exclamamos veremos lo que pasa, dejando que el futuro venga a nosotros, incluso entonces sabemos que algo va a ocurrir, que inexorablemente se va a producir una situación en la cual nos sentiremos inmersos, o de la cual seremos constituyentes. Pero no sabemos cuál va a ser ella" Es la incertidumbre agobiante; nos produce desazón, desconcierto, inseguridad. Nos gusta ser previsores incluso, manejar el factor sorpresa en lo que no es decisivo: el regalo o la fiesta sorpresa. Necesitamos la certeza de que lo fundamental de nuestras vidas seguirá un curso de continuidad que nos permite saber de antemano qué hacer, a qué atenernos. Los cambios bruscos nos provocan desconcierto; nos dejan en la crisis del cataclismo que puede ser físico, económico, afectivo, social, moral; etc.

g) Según como habitemos el espacio será nuestra experiencia.
¿Recuerdan algún rincón amado? ¿Recuerdan algún lugar al cual jamás quisieran volver, por muchas comodidades o lujos que éste les ofreciera? Habitamos el espacio; esto es, lo teñimos con nuestra historia de vida y éste, a su vez, nos hace saltar a pasados, provocándonos emociones, recuerdos, que pueden ser gratos o no. Por otra parte, podemos hablar de espacios acogedores o desacogedores; espacios que con su vestimenta, promueven la paz o la violencia. Somos personas que se inspiran en un paisaje o en habitaciones vestidas por experiencias en ellas tenidas. Por ello, el inventario de un lugar no tiene el mismo sentido o valor para dos personas.
Nos proyectamos no sólo según nuestros tiempos, sino en un lugar; en una circunstancia. No da lo mismo cualquier lugar para construir el hogar, para celebrar o para pasear por él. En un lugar somos extranjeros; en otros, estamos en lo nuestro… No es lo mismo invadir un lugar que cultivarlo: “Es el espíritu y no el cuerpo el que arraiga la tierra del lugar”, dice Nicol.
De acuerdo con lo expuesto hasta aquí, es claro que la sabiduría de vida, no dependerá de la edad, puesto que no depende de la cantidad de experiencias, sino del cómo integremos esa experiencia, cómo captemos su sentido de ascensión, de tal modo influya positivamente en nuestros propósitos y fortalecimiento. Muchas veces, no nos damos el tiempo para volvernos sobre nosotros mismos; a veces, por comodidad o temor a no saber cómo enfrentarnos; así el ser humano se va volviendo un inconsciente, se va bestializando. Reflexionar sobre nuestras experiencias vividas directamente o en la experimentación fílmica es también una experiencia; tratar de explicar esa experiencia también lo es…

 h) Educar es enseñar a descubrir y amar los valores – verdad, bien y belleza- de tal modo sean asumidos como principios de vida. Asumidos los valores, pasan a configuran nuestro ser conforme las virtudes. Es la educación como actitud de vida, donde el bien es bondad, la verdad es veracidad y la belleza es éxtasis.  Llamamos axiología a la disciplina filosófica que estudia los valores.  Esta disciplina, se sustenta en la antropología filosófica.  La relación educación con el bien moral, es estudiada por la ética y la relación con la belleza, por la estética.
"Enséñame"
http://www.youtube.com/watch?v=x6vz7ehHQew&feature=related

Principios de Ética General
   Haz el bien y evita el mal
  Principio de tolerancia: Desgraciadamente, dado que existe el  mal, cuando no hay alternativa alguna para evitar un mal mayor, se debe actuar conforme al mal menor.
   Se puede actuar mal por comisión u omisión, esto es, cuando se hace lo que no se debe hacer o cuando no se hace lo que se debe hacer.
   Para que haya mérito o culpabilidad de los actos, tiene que haber conocimiento o debiera haberlo y voluntad.
  Existen agravantes y atenuantes de lo actos:
      a)  Según la acción e intención:
      a)  Según la acción e intención:


ACTO   INTENCIÓN      MORALIDAD
Bueno   Buena   Bueno
Malo     Mala     Perverso
Bueno   Mala     Más malo
Malo     Buena   Menos malo

       Es más malo actuar contra alguien inocente o de actuar correcto,  que ante quien actúa mal.
 c) Más mal actúa quien tiene mayores conocimientos y mayores responsabilidades.
 d) Mayor es el mal cuando se atenta contra un bien mayor.
 e) Mayor es el mal si se hace con escándalo, esto es, se ufana de él y se trata de propagar.
 f)  Mayor es el mal si se actúa en contra de quienes somos responsables
 g) Mayor es el mal si se actúa contra un bien público o común que contra un bien particular.

          Educarse implica el reto de ascender en honestidad, en bondad de ser, en mérito de ser; implica, por lo mismo, la realización de virtudes.    Ahora bien, llamamos virtudes morales a las diversas formas que presenta la realización del bien, acorde las situaciones que debemos enfrentar durante el desarrollo de nuestra existencia. Así, hablamos de virtudes naturales cardinales o derivadas y de virtudes teologales o sobrenaturales. La educación en este sentido implica un reto moral, pues el bien no siempre es fácil de distinguir del mal; como tampoco es fácil superar la comodidad, conveniencias o placeres inmediatos que puede ofrecer el aparente bien o mal. Muchas veces el ser humano distingue entre lo bueno y lo malo, lo correcto o incorrecto; pero por debilidad cae en los vicios. Mientras las virtudes implican una real realización del auténtico ser que somos; los vicios implican una falta de auténtica realización que puede ocultarse tras la fachada de bienestar, poder, tener o placer.
            Prudencia, Fortaleza, Templanza, Justicia son las virtudes que llamamos naturales “cardinales”, por cuanto como los puntos cardinales, indican un camino de corrección a seguir (un camino educativo). Cada virtud cardinal se puede expresar a través de diferentes virtudes que , entonces, son llamadas “derivadas” La adjetivación de “naturales” es para diferenciarlas de las virtudes teologales o sobrenaturales que dicen relación directa con Dios, pues en Él tienen su origen y destino; así las virtudes de la fe, esperanza y caridad (camino de gracia, revelación y santidad).  Las virtudes cardinales naturales, en cambio, centran su realización en la voluntad del ser humano y en su relación del mismo con la naturaleza y con los demás hombres.  Imprudencia, Debilidad, Intemperancia e Injusticia; Infidelidad, desesperanza y odio, son las nominaciones que damos respectivamente a los vicios que caracterizan una existencia por oposición o ausencia de las respectivas virtudes. El estudio de la educación en relación con las virtudes teológicas y con el sentido final de la existencia o llamado Bien Final o Último, puede dar lugar a una perspectiva teológica de la educación. 


3.2. DIMENSIÓN ESTÉTICA O PEDAGOGÍA DE LA ADMIRACIÓN Y BELLEZA

                Nuestro sistema nervioso y órganos, nuestra capacidad racional y emocional, nos disponen, en la medida que están sanos, a tener una serie de sensaciones y análisis que nos pueden provocar experiencias de gusto, agrado, placer o sus contrarios: disgusto, displacer o dolor, desagrado. A diferencia de ello, la sensibilidad implica una toma de conciencia y el descubrimiento, redescubrimiento o creación del sentido que vincula sensaciones, ideas, emociones, a valores que les trascienden. Veo el movimiento de los astros y planetas, estudio y entiendo una serie de relaciones y fórmulas astrofísicas explicativas de las órbitas, me alegro y emociono ante el éxito del lanzamiento de un nuevo observatorio espacial; pero aún no tomo conciencia de todo lo que ese conocimiento me está diciendo…
                La sensibilidad como conciencia del valor de una realidad o situación, de un ámbito, nos muestra la materia pero para desocultar lo que está a resguardo, atesorado pero al mismo tiempo esencial y explayándose en un sentido trascendente. Los sentidos nos ofrecen una somera información; una especie de llamado de atención que luego debemos integrar en un examen de conciencia…Por eso uno de los peligros es que al entregar el conocimiento disperso, la realidad fraccionada, el educando se quede en la parte o aspecto y no capte el sentido cuyo valor se aprehende en el todo; y no sólo de una realidad sino de la situación real en que esa realidad actúa respecto de otras y de un todo situacional.  Por lo mismo no capto el sentido que tiene en el otro su palabra y su mirada; no lo escucho ni veo; menos aún percibo su intención ni su valor; lo más increíble y trágico que tampoco los propios.  ¿Qué hace la pedagogía al respecto?

                 Recuerdo aún esas clases de biología, donde se supone, aprenderíamos a entender, valorar y respetar la importancia de la vida, nuestras vidas y las de los demás. Pero… ¿podemos llamar biología al repetir una y otra vez las funciones y partes del aparato circulatorio, del ojo o del aparato reproductor? ¿Aprendemos a respetar la vida de la naturaleza, analizando cadáveres de insectos o peces? ¿Facilitamos de esa forma la captación del sentido, nobleza, belleza y valor de la vida?  Tuve un profesor en mis tiempos de estudiante, a quien aprendí a valorar no a través de sus clases sino de un libro “Memorias de la otra existencia”. Al terminar sus estudios, recordaba con gratitud a quien calificara de cómo “cierto exótico profesor de la escuela”, su profesor de anatomía comparada, Hans Möllendorf “maestro eminente, único en quien había observado a cada paso una especie de estremecimiento estético en la manipulación de las materias de su especialidad. Entonces sucedía algo inesperado y sublime. El profesor perdía la rígida compostura de sus gestos y movimientos y su inexpresiva mímica de expositor objetivo. Olvidado del rigor de su clase se transformaba en el estupefacto contemplador de algo inaudito. Entonces absorto en el espectáculo de una probeta o de una lámina en el fondo de un microscopio, el profesor emitía opiniones carentes de todo valor científico y absolutamente inverificables. Decía por ejemplo “Aquí tenemos una suspensión de diatomeas que ejecutan un maravilloso ballet acuático” (…), otras decía, “Si vivir es crecer, entonces vivir es interpretar una partitura. Y el alma, cada alma, es el intérprete de esa partitura”. “Ah, si tuviésemos, agregaba, oídos más delicados oiríamos el crecimiento desde la mórula hasta el embrión como un crescendo en que van entrando sucesivamente los vientos, las cuerdas y los cobres, y sentiríamos a la vez que el alma goza indeciblemente al componer su propio cuerpo”. Le daba, pues, gracias a ese hombre poco común y a la vez me preguntaba que le sucedía al alma una vez cumplida su jubilosa tarea, despertada ya al mundo y entregada a su propia decisión. ¿Podría ella hacer de sus energías aún no gastadas el despliegue simple e impecable de una música concertante” (Rafael Gandolfo B. Ed. Universitaria, 1985, p. 86-87).  Amor, contemplación, sensibilidad para aprehender lo esencial y su belleza tras lo que aparece como primera información a los sentidos y a la razón…Entonces se toma conciencia, porque nos sobrecoge, la armonía, el resplandor del ser, es decir, su auténtica belleza; la belleza de ser.  Ese mismo conocimiento que a veces parece asfixiarnos por la forma como nos lo entregan, en otros hace que pase a ser sentido de vida; por algo será…
                 Estamos ante lo que podríamos llamar Pedagogía y Educación Estéticas: Pedagogía que educa a partir del encuentro con la realidad a través de su belleza; pedagogía que nos coloca en situaciones que nos instan a afinar el espíritu, el entendimiento, para discernir entre lo esencial y lo efímero, lo profundo y lo superficial, la presencia y la apariencia, la morada y el espacio, el ocio y el negocio, la realidad ambital o transobjetiva y los objetos o cosas, el acontecimiento y el dato, lo atesorable y lo desechable, lo superior y lo inferior, la belleza y lo bonito, la obra de arte y lo ornamental, la magnificencia y lo sublime.
                 "Hay formas distintas de belleza. Entre ellas destaca lo sublime, lo que nos asombra por su grandeza y valor, y nos invita a elevarnos a su altura. Esta elevación sólo podemos llevarla a cabo si somos sensibles y receptivos. (...) Cuando se piensa en lo pobres, se lamenta automáticamente su carencia de alimento, vestido y hogar. Pero se alude menos a la sordidez del ambiente y a la fealdad del entorno. Parece olvidarse que la belleza va de la par con la verdad y la bondad. Son tres lo ejes de la vida humana normal" (Alfonso López Quintás en "El Libro de los valores" que escribiera junto a Gustavo Villapalos. Planeta 1998. España, p. 351 y 353)
                 ¡Qué riqueza de ser la de hombre y cuán compleja! En el mundo natural, cada realidad está predeterminada a cumplir con su ser - el puma a ser puma, la montaña a ser montaña. En la existencia de estas realidades no hay engaño; en sus respuestas no hay error. Sus existencias son auténticas, simplemente son y, en ellas, el bien es natura y la belleza también. Por lo mismo, bien, verdad, belleza, en las realidades naturales, no implican mérito porque están inscritos en su constitución; pronto a desarrollarse espontáneamente en consonancia con sus esencias. Pues bien, mientras la naturaleza despliega sus fuerzas de ser sin más; el ser humano, consciente de esas realidades, de la propia realidad y de ser, responde ante sí y ante lo y los demás, acogiendo o rechazando, descubriendo y ocultando o desfigurando, colaborando o abortando… Sólo la educación de la sensibilidad, permitirá apreciar la grandeza en lo pequeño, al mismo tiempo que nos despejará la visión cuando los ostentos del camino insistan en separarnos del ideal.  Sin sensibilidad para captar los reales valores y los valores morales, no es posible educación ni diálogo alguno.
                 Por último, aclaremos que Pedagogía o Educación Estética no es lo mismo que Pedagogía en Arte o Educación Artística. Mientras la primera forma al hombre contemplador de toda belleza –natural, artístico y sobrenatural- la pedagogía del arte y educación artística forma al profesional creador de obras de arte. Así,  la educación estética es parte de la formación de la persona como tal, de toda persona y todo acto personal. Es la formación del hombre como contemplador. Enseñar a vivir la vida y cada uno de sus actos en forma bella, para ser mejores personas, es nuestro reto. Es la belleza del ser la que tiene manifestaciones o proyecciones sensibles para las cuales hay que educar la sensibilidad. La educación de la sensibilidad o estética – de la belleza- impulsa la ascensión del hombre desde lo visible a lo invisible.
           Anthony de Mello en su relato "Un minuto para el absurdo" nos cuenta:
"El maestro le dijo a un asistente social:
- Me temo que estás haciendo más mal que bien.                                                                                                                       
 - ¿Por qué?                                                                                                                                                                                                 
 - Porque únicamente subrayas uno de los imperativos de la justicia.                                                                            
  - ¿A saber...?                                                                                                                                                                                                     - Que los pobres tienen derecho al pan.                                                                                                                                      
  - ¿Y cuál es el otro?                                                                                                                                                                         
 - Que los pobres tienen derecho a la belleza.        
                                                                 (Sal Terrae, Santander 1993, p.134)



CONCEPTUALIZACIÓN FUNDAMENTAL
1.  Moral humana y amoral del animal
2.  Principios de a educación moral
         Moral, imaginación creadora e imaginación pueril
         Idealismo y utopía
         La responsabilidad se educa desde un hombre “situado”:
            -  “Hacerse cargo de la realidad”
            -  “Cargar con la realidad”
            -  “Encargarnos de la realidad”
         Debemos hacernos cargo de nosotros mismos:
           -  La necesidad de reflexionar sobre la experiencia; pues somos conscientes pero no necesariamente reflexivos
           -    Importante tener presente la situacionalidad de nuestras experiencias
           -    La reflexión sobre la experiencia puede ser mediata, remota (no inmediata); lo que           no significa que sea menos importante.
           -    Sentido del pasado: experiencias próximas
           -    Sentido del futuro
           -    Los espacios habitados
          Educar es asumir valores
3.    Principios de Ética General
4.    Valores y virtudes:   Virtudes cardinales naturales y virtudes teologales
5.    Pedagogía estética o de la admiración.  Lo sublime

AUTOEVALUACIÓN
    
1.   Transcriba un caso real, propio de la comunidad educativa y analícelo, aplicando los principios de una pedagogía general y los principios de la ética general. 
2.   Analice, moralmente, los personajes protagonistas de un film o cortometraje.
3.   ¿Por qué hay personas que pueden tener un gran grado de instrucción ética- por ejemplo, ser expertos en justicia o caridad- y ser inmorales?